viernes, 18 de noviembre de 2011

Domingo, eterno domingo (Santiago Vorsic)




Viéndose inmerso en el estupor de un momento insoslayable, pensó cómo recomponerse. Su semblante menguaba y el disgusto le recorría la piel. Buscado salida al ahogo elevó los ojos al cielo y se permitió devorar una nutrida bocanada de aire. Finalmente algo de calma. El celeste profundo que rodeaba las blancas nubes abrazaba suavemente el momento brindando un poco de alivio. Su mirada caminó unos pasos más hacia ese abismo de cabeza midiendo cada trecho que proyectaba su huída. Pero se encontró con el frío del metal que esperaba en el arco de su mano y, regresando a sí, chupó un poco más de aire por la nariz y succionó de la bombilla del amargo mate que todavía humeaba. Mientras acomodaba la reposera para callar los reclamos de su espalda, trazaba una línea hacia su derecha el sonido curioso que produce el contacto del caucho vulcanizado en la calle de adoquín con el ronroneo de su motor. A lo lejos rugen unos rocanroles. Cantan sus metales y queman sus melodías en guitarras. Hasta donde está él, sólo llegan susurros, pero él solo piensa en cuándo se van a callar ¡Éstos desgraciados que no les interesan los demás, que nos envenenan con sus caprichos y egoísmo! A esos tiene mucho que decirles, y a Cristina y a todos esos atorrantes. Él votó a Macri, pero no sabe que los dos no se entienden y no buscan lo mismo. Pero solo quiere que le dejen de joder, que le den paz para que con flores en las manos pueda bajar tranquilo las escaleras a su tumba.
Allí en frente camina una pareja ¿A quién le importan? Un sorbo de mate corta la escena. El amargor aflora de la bombilla, pero ya está lavado. Conviene con el mate en que la apariencia engaña el nutrimento que respalda su presencia que es ausencia. Están lavados. De nuevo esa ausencia que acarrea la nausea y de nuevo se ve obligado a elevarse al cielo y recordar su búsqueda que está pendiente “¡Pucha! ¿Cuándo se va a aclarar? ¿Dónde está la puerta que al abrirse me ilumine?” La artrosis corrige y el mate reclama un recambio. Tira la verdosa insipiente en una bolsita y la recarga con seca yerba. “¿Qué voy a seguir buscando si conozco bien esta porquería? Estoy pensando demasiado y pensar demasiado sólo hace mal al estómago”. Se inclina a buscar un bizcocho y cruje ese grasoso polvoriento que seca su boca. De nuevo respira, y se ahoga a pesar de estar próximo a sobreoxigenarse. Y ahogaba ese sentimiento.
Unos pasos y un bastón golpeteaban el suelo de baldosas con proximidad creciente.
-¡Que hacé dejgraciado! ¿Cómo andá?-
Torcer la cabeza le contestó la inquietud. Era Pascual forzándose a tomar algo de aire fresco y a romper la angustia de mirar el cielorraso. -¡Que hacé Pajcual! ¡Acá andamo! ¿Y vós?-.
-Y vo sabés. Son cosas que a veces no ayuda preguntar-.
-¡Así estamos! ¿Qué más querés? Vení, servite un mate ¿Querés un biscocho?-.
-¡Gracias, che!-. Glup, Glup… Flishhh… Cruhh, hoom hoom… -¡Gracias! Pero a ver si sigo con esto de caminar que si me quedo no vuelvo y el médico y Claudia me matan ¡Que andej bien! ¡Cuidate!-.
-¡Que andej bien Pajcual!- Y se fue. “¡Seguí caminando huevón y llevate gratis lo que te doy al pedo!”
No se dijeron nada y con palabras. Así sigue el día de los viejos que todavía no se quieren dar cuenta. Hombres que no comprenden la vejez y desprecian la poca juventud que aún conservan 

 Santiago Vorsic

6 comentarios:

  1. ¡Agobiante Santiago! Me trasnmitió una sensación de hastío, disgusto, indiferencia, de un alma solitaria, envenenada que ya no quiere ni espera nada.

    ¡Qué cosa el domingo!
    Me acuerdo cuando mamá tuvo un ACV y había que acompañarla en el FLENI para que aprendiera a tragar nuevamente no había tiempo de mayor desasociego que el domingo a la tarde. ¡Hasta extrañaba esos domingos vacíos de los que habla Cioran!
    "... y los lunes ya me siento bien"

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  2. Sí muy tremendo... hay gente grande con mucho acidez adentro. Pero, en varios, no debe de ser ni más ni menos que el reflejo potenciado de lo que ya estaba presente de joven. Pero si queremos ser optimistas podemos pensar en "El gran torino" de Clint Eastwood, la misma amargura que en tu viejo pero que puede en algún momento darse vuelta. Esperanza para los pobres familiares!!!

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  3. Esta gente por lo general es aquella que ha sido olvidada por sus parientes y por el mundo, quizá el astío es una ausencia profunda de amor, pero por lo general las causas son varias...
    Un hombre mayor que vive en frente de la casa de mi padre me inspra a veces este sentimiento, a pesar de que es algo que envenena a muchos. A este señor le pregunte una vez cómo andaba y, para sorpresa mía, un extraño me había contestado a esa preguna que mal y casi con orgullo.

    Santiago V.

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  4. Santi

    Creo que Cioram es quien dice: “La vejez es el castigo por haber vivido”, ¿qué cosa debe de ser la vejez que hace que tu propio cuerpo (tú mismo para la fenomenología) se transforme en tu enemigo?

    Mi niñez la viví de la mano de mi abuela materna, quien me influyó en el camino que hoy sigo, con ella iba todos los días a misa (no te miento, todos los días), con ella escuchaba los tangos y boleros que hoy me siguen, con ella aprendí a pensar en los otros antes que en mí mismo, valores como verdad, justicia, amor, respeto también los vi primeramente con ella y el lugar en el mundo que cada uno debe de ocupar. Pero también veía como se iba haciendo vieja y más vieja hasta que un día se murió de eso, de vejez. Fue la primera muerte que sentí, la de esa mujer en torno a la cual giraba toda la vida de toda mi familia, aún débil, aún chocha, casi ciega y casi sorda. Pero veía a su lado también a sus amigos y amigas, recuerdo a una muy renegona, era muy triste porque siempre estaba molesta y maldiciendo a sus propios hijos, cuando salíamos de su casa mi abuela me decía que no aprenda eso, que el estado de ella es una consecuencia de lo que fue, recuerdo a otra amiga, buena como un ángel que siempre nos recibía con una torta de chocolate que sabía que era mi favorita. Recuerdo que llegamos un día y la vimos en silla de rueda, otro día distinto la recuerdo con una sola pierna, a los meses no tenía ninguna pierna, la diabetes le ganaba la batalla por retener su propio cuerpo, luego no tengo más recuerdos de esa vieja. Era muy triste ver como a mi abuela se le iban muriendo sus amigos y amigas. ¿Qué de malo había hecho mi querida abuela para ver como se terminaba todo, lentamente?

    Ángeles cita a El gran Torino como ejemplo positivo de esa situación, sí es cierto, el cine logra retratar aspectos positivos de la vejez. Hay también ejemplos neutros de viejos, sobretodo en el neorrealismo italiano, siempre hay viejos sentados en sillas poltronas, balanceándose de una lado hacía el otro como si no existiera, son adornos en las casas. En Boccaccio 70 hay un viejo que es increíble, está allí toda la película, pero solo lo vez viendo televisión, no hace más, es como una maceta, como un cuadro.

    Sí Santi, en la vejez toda la vida es un interminable domingo, si es el castigo por haber vivido no lo sé, pero tu relato logra transmitir esa sensación de vejez, y el diálogo al final es indispensable para entender toda la escena. Lograste en una página reflejar toda una etapa en la vida. Muy bien tu capacidad de síntesis, algo que no poseo sino no estaría escribiendo tanto para decirte que me gustó tu cuento.

    Un abrazo,

    Martín

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  5. Ya que Martín contó de su abuela les voy a contar de la mía. En realidad era tía-abuela, ya que se había hecho cargo de los 6 hijos (papá el mayor con 12 años)de su hermana muerta a los 41 años. A Ton (así le decíamos)yo la iba a visitar los domingos para tomar mate y leerle las encíclicas de Juan Pablo II que le encantaban, hacía 10 años que ya estaba ciega, sin casi poder caminar y escuchaba muy poco. Un día me dijo: "Angeles, tengo vejez prematura!" "Ton", le digo, "si tenés 94 años! ", "si la vieras a Chita" me contestó. Chita era una prima de 80 años que jugaba al tennis. Ton se murió al año siguiente y fue también un muy lindo ejemplo para mí. Por eso a veces me enojan los mayores que protestan o no aceptan los años. Ton tenía todos los síntomas de la vejez y seguía creyendo que era muy joven para envejecer!!!

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  6. La vejez me ha nutrido y su vez, me recuerda la insignificancia de nuestro ombligo, la vejez me hace tolerante, y cuando la desgracia opulenta en veleidades nos acecha, nos recuerda que tenemos que pagar todo lo que hemos vivido y como tambien, aquello que dejamos pasar. una sonrisa, un consejo, un abrazo, una mirada tierna. ME ENCANTO. SANTY. MUY BIEN ESCRITO. ME EMOCIONE. MIS PARADIGMAS SIEMPRE FUERON MIS ABUELOS MATERNO. COINCIDO CON MARTIN. YO AMABA ESTAR CON MIS ABUELOS, HASTA SIENDO UN BOLUDO GRANDE DE 25 AÑOS. LLORABA COMO UN NIÑO CUANDO OBSERVABA AL MICRO PARTIR. ME EMOCIONE. GRACIAS SANTY. AMIGO DEL CORAZON.

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