lunes, 7 de noviembre de 2011

Dejar (Francisca Beccar Varela)

Vacaciones de Mafalda (Ilust. Blog)




Dejar que los niños se ensucien las manos
Dejar de buscar y leer libros sanos
Dejar que un berrinche se extinga en el llanto
Dejar que el churrinche despliegue su encanto


Dejar que el silencio no nos duela tanto
Dejar, ¡cuesta dejar y cuánto!
Dejar al alma cantar, bailando
Dejar, se empieza a dejar, dejando...


Francisca Beccar Varela

5 comentarios:

  1. ¡Siempre esa buena onda Francisca!
    Perder los miedos, compartir, soltar el control. Y lo decís de manera tan sencilla que nos "dejas" sin argumentos, "dejar se empieza a dejar dejando".

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  2. Me encantó. Simple, lleno de verdades tan profundas que resultan evidentes. Y simples, mucha simpleza.

    Contagia alegría este poema. Gracias.

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  3. Cuando era chico y acompañaba a mi madre a la casa de alguna de sus amigas, y ésta (su amiga) retaba a alguno de sus hijos por portarse mal (entiéndase ensuciarse), mi madre siempre decía una frase que es de uso común en Lima: “niño cochino, niño feliz”. Yo la escuchaba con cierta ambivalencia, pues mi madre nunca dejó que yo estuviera sucio, nunca fui un niño “cochino”, lo más probable es que mi madre como buena maestra de escuela quería un hijo ejemplar y me educó en ese sentido y no en el sentido que sus intuiciones le decían que lo haga. Y en esa fórmula lo hizo bien, puesto que hasta ahora no puedo ser un adulto “cochino”, me es muy difícil permanecer sucio sin sentirme incómodo.

    Estos enunciados construidos con subordinadas en forma de imperativos pero como afirmaciones a la vida, a vivir y con los cuales me siento totalmente de acuerdo en la teoría pero imposibles de ejecutar en la práctica ayudan a verme a mí mismo en una eterna contradicción. Quizás Hegel tenía razón y hay que agregar la contracción al ser.

    Y quizás, también, sea verdad el dicho que escuchaba a mi madre de niño, la felicidad consiste en dejarlos ser, pero al mismo tiempo, Francisca, me es tan, pero tan difícil…

    Empiezo dejando, a dejar…

    Martin

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  4. Tendría que haber una hora por día de "dejar", para ir haciendo el ejercicio. Qué bueno, qué descansado. Con tu permiso copio la poesía y se la envío algunas personas queridas, siempre tensas como todo el mundo.

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  5. Permiso concedido! gracias a todos por los comentarios. Me encantó el dibujo de Mafalda!!

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