sábado, 22 de octubre de 2011

Chocolates…perdidos (Francisca Beccar Varela)





Estábamos preparando un evento para la organización en la que trabajo, y uno de mis compañeros había conseguido una donación de varias cajas de chocolates para compartir durante los recreos del encuentro.

El espacio en donde íbamos a realizar esta actividad era parte de una comunidad religiosa.

Resulta, que por una equivocación de origen todavía desconocido, las cajas, que debían ser entregadas en nuestra oficina,  fueron directamente enviadas a la iglesia de la sede.

En la misma frecuentemente se recibían donaciones para los niños pobres, y el encargado, sin levantar mucho la ceja, cumplió con su habitual rutina llevando las cajas de chocolates a los barrios más carenciados.

La donación que mi compañero había logrado con tanto esfuerzo, en un abrir y cerrar de ojos (o más bien de bocas hambrientas) se vio perdida.

Ya no había más nada para hacer, ni menos negociar ya que el verdadero representante era un sacerdote recién instalado, al que poco y nada habían informado de esta cuestión.

Al contemplar esta equivocación, la empresa que donaba decidió hacerse cargo enviando nuevamente las cajas, pero esta vez pautando bien las coordenadas. El evento salió muy bien, y todos muy agradecidos con todo. Con todo,  menos con los chocolates. Decían: ¡ay no! me querés hacer engordar...bueno, uno me como, pero uno y basta.

Después de este episodio me quedé pensando en esos chiquitos, imaginando cómo  disfrutaban felices de sus golosinas, sin saber quién se las enviaba, pero felices igualmente.

Y solo de pensar en esas caras sonrientes con los dientes marrones, me alegré (silenciosamente) de esta falla en la comunicación y brindé para mis adentros por la humanidad, diciéndome: Chocolates... ¿perdidos?

 Francisca Beccar Varela






















3 comentarios:

  1. ¿No les sobró nada?
    ¡Qué rica anécdota Francisca!
    ¡Muy dulce!

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  2. Nunca más voy a decir "uno sólo nomás"... qué antítesis entre los chicos felices disfrutando el chocolate y esas mujeres culposas hasta de comerse un bombón!

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  3. Qué rico! Me gustó.

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