jueves, 20 de octubre de 2011

Chiquita (Sofi Montagnaro)


de la película El globo rojo, Albert Lamorisse 1956
 



Hoy a la tarde Marisa me manda un mail preguntando si iba a escribir algo con nuestra presente “ch”. En ese momento estaba en un café de la calle Corrientes comiendo un tostado de jamón y queso y tomando una Coca-Cola (ya dejé en claro en el primer escrito de la “C” que no me gusta tomar café). Realmente me había olvidado que ya estábamos en octubre; de hecho, la semana pasada dije en la oficina: “¡Ya es septiembre!!” como si fuera una novedad considerando que estábamos a veintipico. Esto les da un parámetro de dónde está mi cabeza y mi noción del tiempo, la realidad, los relojes y las brújulas.

Tenía pensado elegir “choquemos” y había ideado un cuento sobre un barrio de Buenos Aires en el que todo lo que habitaba allí era de polo positivo y, lógicamente, nunca había contacto entre las cosas. Idea interesante que tal vez más adelante lleve a cabo pero no para nuestro Taller Alfabeto.

El giro lo hice más tarde. Llego a casa y mamá está sentada en la mesa del comedor ordenando papeles. (Me permito hacer un paréntesis extenso; el caso lo amerita. “Ordenar papeles” en una casa en la que somos coleccionistas de papeles y en donde no se tira ni una prueba de dibujo de primer grado inferior, consiste en revisar juntas, reírnos y tirar alguna que otra prueba de matemáticas o algo que ya no nos llame la atención. A la derecha, la pila de papeles que conservamos; a la izquierda, la que tiramos. Siempre la de la derecha es desproporcionalmente más alta que la de la izquierda.) Después de leer ciertas cartas que les escribía a mis padres, a Papá Noel y a los Reyes me encontré con una oración del año 1995: “Dios, ayúdame todos los días a ser mejor de alumna y de corasón. Quiero llegar al cielo, con un globo no puedo. Esta oración la inventé yo. Espero verte pronto en tu rincón. En el cielo me esperarás. Esperá y ya lo verás. Amén”. (Tuve que dejar las faltas de gramática, ortografía y lógica por respeto hacia la autora) ¿Cómo no reírme y después pensar en aquellas épocas en las que era CHiquita?”

Tengo 26 años, lo dije en Brújulas. Podemos inducir que soy grande… Lamento decepcionarlos; sigo siendo una chiquita en muchas cosas. ¡Es tan lindo seguir teniendo la capacidad de reírse a carcajadas y que no te importe si es demasiado fuerte, o si hay alguien mirando! ¡Es tan lindo estar parada en un semáforo cantando como loca! A veces no puedo creer la facilidad que tengo para sorprenderme de ciertas cosas “obvias” como “no entiendo cómo puede volar un avión” o “¿por qué la gente se necesita?” A veces no puedo creer que un Pico Dulce me saque una sonrisa y cambie todo lo malo del día. Me encanta sentir la necesidad de darle un abrazo a mi mamá muy fuerte porque sí. ¡Me encanta acostarme en el Botánico y buscar formas en las nubes!

No lo puedo evitar: sigo siendo chiquita y quiero seguir siendo así. Prometo no crecer en las cosas innecesarias; prometo seguir dibujando garabatos al ritmo de alguna canción. Elijo seguir creyendo que la gente es buena (prefiero llevarme una desilusión a perder una oportunidad); elijo seguir pensando que si se quiere, se puede. Elijo mantener esa frescura y alegría que tanto me caracteriza (los que me conocen son mis testigos).

No puedo evitar dejar de ser chiquita. No quiero. “Quiero llegar al cielo, con un globo no puedo”. ¡Amé esa frase! (egocentrismo? Who cares?). Me encanta tener imaginación; ¡tener las asociaciones libres más extrañas que se puedan imaginar! ¡Me encanta saludar al colectivero y en el ascensor de la oficina aunque nadie me conteste! Me encanta que la gente siga diciéndome “¡estás loca!”. Clarisse le dice a Montag “Tengo diecisiete años y estoy loca”. Esa locura es la Sofi chiquita que sigue estando a flor de piel. El tiempo no la pudo tapar y creo que nunca lo va a hacer. Podemos culpar a papá y a los estímulos de creatividad que recibí siempre de chica o al ser hija única y verme en la necesidad de inventar hermanos imaginarios. Sea como sea, sigo teniendo muchas cosas de chiquita, cosas esenciales a mí, y estoy feliz de que sea así.  Soy grande para algunas cosas y chiquita para casi todo el resto. ¡Me encanta ser así! ¡Me encanta ser chiquita y estar loca!



Miércoles 6 de octubre de 2011. La niña interior de Sofi Montagnaro que, claramente, tiene serios problemas de egocentrismo.

 Sofi Montagnaro

8 comentarios:

  1. Justo ayer vi este corto en la tele que me encantó: http://www.youtube.com/watch?v=OuFfuLPU3Os

    Por lo que escribiste seguro te va a gustar.

    Este año me di cuenta de que cada vez más, como decís vos, "me encanta ser chiquito y estar loco". Cada vez más, cuando me gusta algo, en vez de decir "buenísimo", "copado", "genial", digo "¡Qué divertido!". Esa actitud del chico me parece que rescatás y en la que yo te banco. La vida simple tiene mucho de divertido. De hecho, hace poco pensaba que sea la época que sea, 500 a. C. o 5000 d. C., cualquier chico que se aburra a orillas de un lago va irremediablemente a tirar piedras al agua y jugar con lo simplísimo pero a la vez divertidísimo que significa. La actitud de un adulto varía según las formas de pensamiento y la sociedad en la que vive. La del chico chiquito que juega está mucho más cerca de los fundamentos de lo humano, creo yo.

    Me extendí mucho y no mantuve un hilo de pensamientos............¡qué divertido!

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  2. No creo que sea el hecho de ser hijo único, yo tengo tres hermanos menores y me encanta jugar o dibujar, o reirme con el más chiquito, y a veces mi mamá me dice "¿quien esta jugando, Mati o vos?". El que no se hace como un niño no puede entrar en el Reino de los Cielos. Y no me considero optimista (aunque tampoco pesimista, me considero creyente, aunque lo dejo para tratarlo para otra letra jaja) pero me encanta esa confianza "ingenua" que a pesar de los golpes y las circunstancias adversas persiste en uno. Podría escribir muchisimo de todo esto pero en fin lo que concluyo es que se debería cultivar más ese espiritu de infancia (que no es un ideal de infantilismo porque una cosa es ser infantil y otra cosa es ser infantiloide. Muy bueno lo que escribiste!

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  3. ¡Muy lindo Sofi! ¡Y qué linda relación tenés con tu mamá! ¡Eso es un verdadero tesoro!

    A mí que tengo unas cuantas décadas más que ustedes, (jiji) me gusta pensar en conservar lo bueno que trae cada etapa, la curiosidad, la alegría juguetona y despreocupada de la infancia, la rebeldía y el entusiasmo adolescente, el desafío con que el adulto toma la vida en sus manos y se hace cargo de ella, la capacidad de gozo sereno del hombre maduro que sabe que no todo depende de él... Todo eso combinado puede resultar una buena mezcla.

    ¡Gracias Sofi por el color de los globos!

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  4. Iba a comentar el texto pero antes no puedo evitar comentar el comentario de Marisa. ¡Te juro que veo eso en vos! Esa mezcla de etapas y edades y ese sacar lo mejor de cada una, se te nota y está buenísimo!!!

    Ahora sí, pasemos al texto. Gracias Sofi. Porque yo también soy así, pero a veces me olvido y me angustio por pavadas o me tapo con "obligaciones" que, por más que uno las tenga que cumplir y las cumpla, el cumplirlas no implica la cara larga. Y cuando me encuentro con alguien así de divertido, de infantil (en lo bueno de ser infantil), como que se me vuelve a despertar la nena que tengo adentro y me río más, sonrío, juego, bailo, etc. Gracias!!!

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  5. ¡Gracias por el piropo Reina!

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  6. Muy lindoo. a mi también me encanta ser así pero muchas veces te piden que madures y bue, también es difícil!!y lo de confiar en las personas aunque te lleves una desilusión lo discutimos el otro día y estoy re de acuerdoo! no está bueno desconfiar, aunque después te pasen por arriba

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  7. Grande Chiquita!! jaja... sos una de las más grandes chiquitas que conozco, Sof! O una de las chiquitas más grandes, también... en fin, "cuántas bolas de nieve hacen falta para encender una fogata": traduzco: "cuántos años hacen falta para hacernos adultos"... yo pienso ser un niño de 80 años, tb... así que jugaremos juntos, Sof!!

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  8. Seguís siendo la misma que conocí, esa persona que me enamoró, sobretodo cuando cargábamos esa escalera por la calle, pasaron muchas cosas en esa caminata que no sabés. Muy lindo esto que escribiste, me hace acordar tus comentarios, esas acotaciones que me hacías. Vole un minuto hacia el pasado.

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