domingo, 11 de septiembre de 2011

Cenizas (Estanislao Zuzek)


Volcán Puyehue (Ilustró Ángeles Smart)





                Aquel fatídico atardecer del cuatro de junio de 2011 le cambió la vida a Bariloche. Del cielo cayó ceniza volcánica – más bien, arena – que cubrió todo: Techos de mansiones, casas, casitas humildes, ranchos -  jardines, calles, espacios públicos, costa del lago, bellezas naturales…. ¡Toodoooo…! Arena por doquier – cual ciudad balnearia a orillas del mar. Luego, durante semanas, ahora ya meses, en la atmósfera ese polvillo fíno, penetrante, de micropartículas muy filosas que tanto peligro entrañan para las vías respiratorias y que, por otra parte, ahuyenta aviones de pasajeros, con vuelos suspendidos por tiempo indefinido. Aflujo turístico interrumpido, reservas canceladas masivamente, reducción del consumo, menores ganancias…corte en la cadena de pagos,  magras perspectivas para poder honrar obligaciones contraídas previamente a cuenta de una buena temporada, preocupaciones de cómo seguir, manteniendo las fuentes de trabajo, de las cuales tanta gente humilde depende… Finalmente, incertidumbre que carcome a los previsores: ¿Esta amenaza cataclísmica, cuánto tiempo durará? o ¿empeorará aun? En fin, la crisis. ¡Se instaló! De golpe y para todos – dramas sociales y tragedias personales, con nombres y apellidos. ¡Crisis que consumen futuros! Pero que también generan actitudes desinteresadas, altruistas, nobles y encomiables – esperanzadoras…              
                Reflexiono…
                Al margen de las volcánicas, las cenizas constituyen el residuo inorgánico y volátil de una crisis que implica la cosumición de algo por el fuego, destruyéndolo. Pero las cenizas, a su vez, también generan crisis, en cuanto afectan el entorno, de maneras varias: cubriendo y ahogándolo todo –desparamando desolación y desánimo. En caso de decidirnos por la reconstrucción de lo consumido por el fuego tendremos la oportunidad de adecuarla a las necesidades y exigencias actuales, a modo de puente desde el pasado hacia el futuro, como todo crecimiento cultural duradero. En el otro extremo y tiempo mediante, esas cenizas ernriquecen el suelo - a la espera de nuevas simientes de vida que luego brotarán y crecerán. Prosperarán tanto mejor, cuánto más cuidadas y cultivadas sean.
                Análogamente, las crisis que tienen lugar en nuestro ámbito íntimo – en cuanto sujetos que debemos afrontar cambios de índole moral – también generan cenizas. Fuegos de pasiones más diversas, de adicciones, pretensiones, soberbia… que destruyen anhelos, esperanzas, promesas, proyectos, lealtades y fidelidades… También desgracias que nos acaecen, muchas veces venidas desde afuera, cataclismos, rupturas y separaciones, enfermedades, muertes. ¡Cenizas y desolación…! Pero por otra parte, el influjo de actitudes buenas y honestas, afectos y fundamentalmente del amor más puro del que podemos ser objeto nos induce a la lucha en contra de esos u otros agentes negativos, nefastos, tratando de reducirlos también a cenizas – a cenizas de poda, de desmalezamiento. Derrotas y triunfos – cenizas de lo bueno destruido y consumido y también cenizas de lo malo, torcido o innoble erradicado, las mas de las veces “a (propia) sangre y fuego”. Y ello, siempre, acompañado de sufrimientos y dolor. Es el alto precio que pagamos por la vida que, justamente por ello, valoramos y queremos tanto. Esa vida que transcurre de crisis en crisis – cenizas morales mediante – en la cual vamos creciendo, cultivándonos y madurando … ¿para ser más humanos?,  ¿más justos?  ¿No es esto, pues, justamente el objeto de la Cultura: ir elevando la condición humana con esfuerzo y dolor, haciéndola más humana? Si ha de ser así realmente, las crisis y sus cenizas ¡bienvenidas sean!

Estanislao Zuzek





3 comentarios:

  1. ¡Muy pascual su texto Estanislao!
    ¡Qué gran misterio!
    ¡Gracias!

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  2. Es curioso como el final está en sintonía con la casa de la pena...

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  3. Me gustó mucho la reflexión, querido Stane. Gracias por conducir mi mirada al costado esperanzador de mis propias cenizas y mis propias crisis. Hvala!

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