martes, 6 de septiembre de 2011

Caída (Ma. Mercedes Palavecino)


Yann Arthus – Bertrand,  Cenizas de un árbol cerca de Gorohoui Kongli Mountains, Bouna, Côte d’Ivoire

(Ilustró María Mercedes Palavecino)



«Who are you?»  said the Caterpillar.

This was not an encouraging opening for a conversation. Alice replied, rather shyly, «I – I hardly know, sir, just at present – at least I know who I was when I got up this morning, but I think I must have been changed several times since then.»

Lewis Carrol, Alice’s Adventures in Wonderland



Cuántas veces podemos sufrir una caída como la de Alicia. Una caída que parece no terminar, en la cual de nada valen los esfuerzos por salir.

Es una caída a otra realidad. Es choque, lo que antes creía ya no está y hay que volver a empezar. Más que otra realidad, es la realidad la que se nos presenta de un modo totalmente nuevo y es imposible volver atrás. El lugar donde estábamos al inicio se halla tan lejano, es un anillo de luz en la distancia.

En el libro Alicia se hace grande, se hace pequeña. Cambia para adaptarse al “País de las Maravillas”, cambia porque, de lo contrario, se estancaría, no podría avanzar, moriría.

Y a nosotros nos sucede lo mismo. Al encontrarnos con la Verdad, y ésta es distinta de lo que creíamos, no nos queda otra que cambiar. Buscamos comprender lo que se nos presenta como nuevo y en cierto modo violento frente a las raíces previas que teníamos.

El piso tiembla y para mantenernos de pie tenemos que buscar un equilibrio, un conocimiento que me permita actuar y seguir adelante.

Y es en este momento cuando, como Alicia, para realmente adaptarnos a la realidad nos planteamos la pregunta más radical: ¿Quién soy?

Lo que es distinto no es algo externo a mí sino que me involucra, me transforma inexorablemente y a una velocidad mucho mayor que la que mi conciencia puede correr. Es necesario parar y descubrir ese nuevo yo, o podríamos decir ese yo verdadero.

Esto me recuerda a San Agustín. Él, que al descubrir la Verdad, tuvo que cambiar a pesar de los miedos, encontró en su interior la mayor belleza presente en la propia realidad, en la realidad de su yo: encontró al mismo Cristo, Camino, Verdad y Vida.

Agustín es un ejemplo claro de este tipo de “caída”. La realidad se nos descubre con una riqueza y belleza nuevos y así, inevitablemente, los hombres comenzamos a comprenderla a partir de la realidad del yo, de la propia interioridad desde donde inicia la búsqueda de la verdad.



Ma. Mercedes Palavecino

3 comentarios:

  1. "Lo que es distinto no es algo externo a mí sino que me involucra"... me encantó esa frase mechi, da para pensar mucho!

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  2. Mechi te paso la parte final de un poema de Arseni Tarkovski, Padre de Andrei. Este poema aparece recitado en la película "Stalker" justamente por el Stalker que es quien guia una especie de itinerario al autoconocimiento.

    "Cuando el hombre nace,
    su cuerpo es débil y ligero,
    cuando muere es fornido y duro.
    Cuando un árbol crece
    es tierno y mimbreño,
    pero cuando su tronco está seco y rígido,
    se está muriendo.
    La dureza y la fuerza son satélites de la muerte.
    La flexibilidad y la debilidad
    expresan la lozanía de la existencia.
    Por eso, lo que se ha endurecido
    no vence."

    Uno puede ser flexible y dejarse caer porque la realidad por su parte es inflexible y sostiene la caida, ¿no?
    ¡Gracias por u texto!

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  3. me encantó mechi la comparación con Alicia, seremos dos veces las mismas personas? se quien era esta mañana, pero quién soy ahora?

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