viernes, 11 de enero de 2013

Pertenencia (Marisa Mosto)


http://www.alconet.com.ar/varios/mitologia/patagonia/la_leyenda_de_la_cueva_de_las_manos.html





… pues en Él vivimos, nos movemos y somos
Hech17,28



Me gusta el teatro. Estar ahí como espectadora de ser posible (o leerlo y releerlo e imaginarlo). Según pasan los años lo disfruto más. Es algo mágico.
Una  presencia novedosa original, una cierta creatio.
Un  universo reducido en acción, construido en comunidad por sus integrantes: actores, espectadores, escritores, directores, productores, escenógrafos, vestuaristas…, etc…; cada quien aporta algo propio y el resultado final les pertenece a todos y a cada uno.

Nuestras  vidas podrían pensarse como pequeñas obritas de teatro cuyos guiones escribimos jugando un poco al ping-pong con los demás, armándolos en conjunto, cada día, a cada instante. Guiones que son actos de una trama más amplia que no tenemos ni idea cuándo empezó ni cómo y cuándo terminará después, cuando ya no estemos.
Pero que sería diferente sin nosotros.
Creo que de eso se trata vivir: ser protagonistas de una Obra de la cual desconocemos su libreto completo si lo hay y nos limitamos a cubrir nuestra escena, sin  borradores ni ensayos, de manera siempre nueva, a nuestro modo.

Ser parte de una historia real,  misteriosa… importante, valiosa, como la multiplicidad de sus personajes.

Pertenecer. Ser parte. Ni centro, ni  accesorio.

No ser centro: poder por eso descansar en los demás y en la trama ignorada.
Pero tampoco estar de más: la importancia de improvisar creativamente  el propio rol en libertad.

Ni la hipertrofia, ni la disolución de la persona.
Desarrollar la propia identidad en la pertenencia.
Occidente y Oriente dándose la mano.
Coincidiendo en la afirmación de la unidad, del ser-con como bien. 
De la vida como  con-vivencia
Unidad en la diferencia.

Vos, yo, nosotros y Aquel(los) que nos sostienen. Como dice el Padre Andrés Rambeaud: “en el principio era la comunidad de los Tres” y ahora somos una multitud.


Por eso es tan aburrido jugar al solitario.


Marisa Mosto




10 comentarios:

  1. Muy buena reflexión Marisa, como es habitual en vos.

    Todos somos actores de este gran teatro en el que vivimos. Nuestra conducta siempre tiene cierta cuota de 'acting'. Nuestros roperos nos proveen de variados disfraces de acuerdo al rol que nos toque jugar en ese día y en esa escena determinada. Por algo, creo yo, se emparenta la palabra 'persona' con la 'máscara' del teatro clásico griego, no es sólamente una metáfora. Y el teatro parece ser el mundo. Y espero que el guionista sea Dios.

    Bueno, basta, necesito vacaciones, un beso!

    ResponderEliminar
  2. Y algo más importante que las pavadas que puse arriba...

    Pertenecer a una sociedad como bien decís es 'ser parte de un todo'. Como dice Heidegger en algún lugar, el genitivo es subjetivo y objetivo, 'yo' soy parte de ese todo y ese 'todo' es parte de mí. Pero para que esto acontezca en una democracia, como 'pretende' ser la nuestra, hay un requisito fundamental: confianza. Yo creo que la confianza es la base de la democracia y es justamente lo que no tenemos. La confianza supone respeto, reconocimiento del valor del otro y demás cuestiones por supuesto. Pero la confianza es lo que permite que uno se mueva con familiaridad en la calle, como si uno estuviera en su casa, creo que nada más lejos.

    Quise agregarte este comentario, porque recién volvía de canal 9 para casa, caminando tranqui y un tipo que estaba por abrir su negocio me miró con una desconfianza tremenda, como si yo fuese una amenaza para el tipo o un ladrón espectante. No le dije nada, pero me hizo sentir mal. Supongo que alguna vez les habrá pasado. Una compañera de trabajo que acaba de volver de España, me contaba que fue un bar y las mujeres se iban al baño y dejaban todo en la mesa, carteras y abrigos, no 'desconfiaban' de nadie allí.

    ¿La democracia actual no es el gobierno de pueblo a través de sus representantes? Entonces la confianza hacia los pares y hacia las autoridades está en la base de este pacto social.

    Bueno, ves que es imposible, la pasión por estos temas supera todo... Otro beso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Ey Claudio! Gracias por el entusiasmo.
      Creo que a todo eso se refería Héctor cuando hablaba de la sarna...

      Eliminar
  3. Marisa, muchas gracias por un texto tan enriquecedor! "Pertenecer. Ser parte." - Me hace pensar en los miembros de un cuerpo - todos distintos pero todo importantes en su esencia, constituyendo un todo: el cuerpo, al que todos pertenecen. Es importante destacar que los que constituyen un conjunto son sujetos, personas, que se pertenecen entre sí. Roles distintos en momentos diferentes y todos hacen a la unidad de la obra de teatro, ¿no?, como que la pertenencia a la misma alargara la vida de cada participante más allá de su propia finitud en el tiempo. Se me hace la idea de que esa obra de teatro ya ha cobrado un aspecto de atemporalidad, pues, en el momento de su representación, aquí y ahora, están presentes todos sus participantes, desde su autor, quizás ya difunto hace varios siglos, actores,...,hasta el acomodador en la sala.- Algo así como la comunión de los santos que se alarga hacia la eternidad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy interesante su aporte Estanislao acerca de que el yo vive una vida "ampliada", o fuera de sus límites en la comunidad. Y que los que nos han precedido siguen presentes en nuestra historia actual. Todo apunta a señalar una exuberancia vital.

      Eliminar
  4. Pertenencia... participación... ¡Qué misterio! Un misterio en sí, y todavía más cuando uno intenta llevarlo a la vida. Pero es que, en cierto sentido, somos "centro" ¿o no? Pero no tenemos otra manera de ser centro que pertenecer... ¿o no? Gracias Marisa, una vez más.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "Quien sube a Dios, baja a su centro de gravedad", dice Edith Stein en la Ciencia de la Cruz.
      Creo que vivimos desde un centro interior gracias al cual nos establecemos como sujetos, pero no "somos" centro. Quizás la diferencia consiste en que vos estás hablando desde un punto de vista antropológico-ético y yo metafísico.
      A menudo esa sutil diferencia nos confunde un poco. Y en gran parte esa "confusión" acerca del propio lugar ontológico es el origen de muchos desordenes.
      ¡Gracias Martín! Es cierto que es un gran misterio

      Eliminar
  5. Marisa! Que buena reflexión. Eso de ser PARTE, sin el CENTRO ni estar DE MÁS. SER PARTE. Aportar con nuestra presencia en la vida de los otros, y cada presencia modificando la vida de otros.

    ¡Qué importante es vivir DESPIERTO y CONSCIENTE, y saber QUÉ ROL cumple uno en la obra de la vida. Sólo así uno puede hacer aflorar ese poder (ek ousía como reflexionaba Komar) capaz de convertir algo malo en bueno.

    ResponderEliminar
  6. Estuve mucho tiempo pensando como hacer una historia de un protagonista, que a su vez sea secundario, que el secundario sea también protagonista. Porque en el día a día, sos protagonista de tus actos, pero no sos el centro de la vida de los demás. Aún no sé como hacer la historia, sin que sea demasiado extensa y confusa, pero me ayudo mucho leer este texto. Pertenecer y conivir. Para eso está el truco y el mate, no?

    ResponderEliminar