jueves, 11 de agosto de 2011

Bélico (Ariel Mansilla)

Franz Marc, Calibán (para La Tempestad de Shakespeare), 1914



Desde que tengo uso de razón, él está parado ahí, manejando los hilos de la guerra interna, mi guerra interna. Se llama Bélico, un nombre bien ganado, con claras referencias a sus conductas y planteos. El no es más que un contrapunto de ideas con naturaleza conflictiva y razón propia.
Gris es el cielo cuando él está al poder, los humos de las batallas entre conceptos y sentimientos que él organiza lo tapan todo. Brotan desde lo más profundo del ser, ríos de colores como sangre saliendo del cuerpo, colores que ya no vuelven, que se pierden en el barro de la indecisión.
Aquel que me conoce sabe que Bélico tiene rostro propio, esos ojos llenos de ira, deseo, necesidad, pasión. La sonrisa demoníaca y el cuerpo erguido. Aplastante, superior, con el mundo como respaldo, él camina sin culpas, los destrozos que causa dentro de su portador no le importan en lo más mínimo. Su deseo es vivir, como sea, pero vivir. Su concepto de muerte es diferente al común, él cree solo en la muerte cuando lo que no hay es emoción, acción. Necesita adrenalina para sentirse vivo.
Lo cargo desde que nací, Bélico es mi contraparte a la hora de crear. Lloro, sufro, tiemblo, cuando él maneja las cosas. Pero hoy no veo una vida sin él, es la mitad de mi motor creativo, la mitad de mis ganas de ver más allá de los ojos. Es la mitad de todo. Sus guerras generan espacios a llenar, ideas a desarrollar, vida para disfrutar. En sueños, me mira desde lejos, consciente de que es real, que es una parte necesaria en mí, me observa con orgullo. Orgulloso de lo que soy. Sé que le debo mucho, pero no tanto como para darle control absoluto. Hay quienes dicen que “en el amor y la guerra, todo vale”, pero en mi guerra el amor es el arma fundamental, sin trincheras, con los sentimientos a flor de piel. Lastiman, pero por ahora no lograron matar.
Con el paso de los años, encontré maneras de sacarle frutos a todo lo que él genera, y llegue a ser lo que hoy soy. El fruto de una guerra interna, modificada para utilizar toda su potencia en función de crear y crecer.


Ariel Mansilla

1 comentario:

  1. Aquél "Elefante sobre el pecho" de Ausencia y ahora este Bélico que maneja los hilos de la guerra interna. Me atrae como «personificás» el tumulto del alma.
    Cada uno tiene su circo interno.
    Al menos Bélico juega para tu equipo. No es poco. Inteligente de tu parte. A imitar.

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