domingo, 11 de marzo de 2012

Historias mínimas (Héctor Makishi Matsuda)

Afiche de la película de Carlos Sorín, Historias mínimas (2002).



1.
Un hombre de edad mediana,
es amenazado con un arma de fuego
(o de juego) y es obligado a dar
hasta el último centavo.

Éste, al contrario, le pide al ladrón
que lo mate.
Nada más absurdo, pero
en el brazo llevaba tatuado
la siguiente inscripción:
“La vida es un burdel.
  (mucho toqueteo pero nada de contacto)”

2.
Un joven y una chica
corren con todas sus fuerzas
hacia el borde de una azotea
del edificio de una transnacional.
Corren y saltan, desnudos, al vacío,
desafiando, quien sabe,
la gravedad…
insostenible de los últimos sucesos en el país.

Allá abajo, un colchón de tres metros, los espera
apacible.
Caen amortiguados, y el país…
sigue igual.

3.
Un jubilado
con tres monedas en el bolsillo,
convierte su casa en un comedor
para otros jubilados.
Nadie en el barrio, comprende
por qué lo hace.
Él sólo contesta:
“Una buena charla y las caras satisfechas
de mis amigos me basta. Todavía
no me jubilo” (risas)

4.
La feminista militante
exhorta a mujeres en la plaza
que el género es una cuestión cultural
y todos tienen derecho a elegir.
Euforia y disturbios en el lugar.

La policía se va acercando y las van cercando.
De pronto, el olor de sus camisas transpiradas
y el rostro de deseo de la ley,
afectan las hormonas de las manifestantes.

Las mujeres se sienten atendidas
y ahora, la cuestión de género
se vuelve
un juego de seducción
y la plaza, el parque del amor.

 Héctor Makishi Matsuda


4 comentarios:

  1. ¡Qué linda esa película! Qué buena idea Héctor.
    Mi orden del ranking de tus histórias es 1,3,4,2.
    Tus historias mínimas son como escenas de una película también. Sinópsis de un guión en capítulos de una película que podría titularse "No todo es como parece a primera vista, ni tan simple como usted esperaba (ni siquiera el título)."

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  2. ¿Qué diría una feminista militante si lee esto? si es sincera tal vez te conceda el beneficio de la duda y logre identificar al hombre que ya no quiere porque él la abandonó primero. Así pueda dar cabida al otro, al distinto que ahora sí manifiesta estar atento y acepte su invitación al parque. Pero si lo suyo es pura ideología te dirá que ni loca, que los hombres de la ley son siempre traicioneros. ¿Un policia? no, no, jamás. Denuevo lo que estaba en tu otra poesía ¿no?: los augustos, el amor, el deseo, la ciudad. Como dice Marisa, Muy buena Idea!!!

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  3. muy bueno HECTOR. QUE TEMITA!!!!

    MAX HUNICKEN

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  4. Gracias por sus comentarios. Ey, Marisa! Qué buen título! Voy a anotarlo. Ángeles: Veo que vos también tenés esa esencia beligerante, jaa! Y con respecto a los tópicos: Sí, siempre vuelvo a ésos... (Espera el aporte I, que insisto en todo esto y subo la apuesta, ja!) "¿Qué voy a hacer...? ...yo soy un bicho de ciudad." Gracias, Maxi.

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