miércoles, 14 de agosto de 2013

Write & Wrong (Marisa Mosto, bis)








El camino del héroe

Cansado de golpear Ante (las puertas de) La Ley, Ivan Karamazov, peregrinó cielo y tierra esperando hallar un Guardián Misericordioso que le permitiera la esperanza de un nuevo billete de entrada al Paraíso. (Recordarán ustedes que había devuelto el original, el que venía con la garantía de fábrica). Leyó manuales de buena conducta en las bibliotecas de Babel y decidió cortar por lo sano: se dirigió a los tribunales del corazón del Imperio arrastrando (y a veces empujando) un baúl con las pruebas que a su parecer certificaban su derecho de admisión.
Al  llegar lo recibió un Johnny Anonymous Juri,  que  lo increpó apurado y sin vueltas con su vozarrón de persona importante: (traduzco)
-       ¿Qué tu traes a mí en esa enorme caja?
-       Certificados
-       ¿Certificados?
-       Diplomas de estudios de grado y posgrado, un Doctorado summa cum laude en una universidad europea de habla alemana. Un comprobante de libre deuda, el carnet de vacunación al día,  de higiene bucal, la constancia de que no fumo, no bebo, no uso drogas (alguna pastillita para dormir de tanto en tanto… pero eso no cuenta –se excusó-), de que me alimento sanamente,  hago ejercicio,  no contamino el ambiente y  usé todos los cupones de descuento.
-       Tú necesitas algo más que eso para que yo de a ti el salvoconducto.
-     Mmmm. Traigo mis publicaciones en revistas científicas, el alta de mi psicoterapeuta, dibujos de mandalas hechos por mí, horas de vuelo de meditación, una túnica de Hare Krishna, diploma de cursos de streching  colillas de   sahumerios que prendí,    semillas de  quínoa  y chía que me sobraron. ¡Ah! ¡Y   papelitos de las pastillas que nunca tiré al piso!  Latas para reciclar,  bolsas de plástico que ahorré,  agua que no derroché y  grasas que no comí para mantener equilibrado el colesterol, y la garantía de que mastico 10 veces antes de tragar y leo antes de ir a dormir.
-       Yo estaba pensando en algo  con más glamour. ¿Usted sabe?
-       ¿Becas? ¿Premios? ¿Mi carta astral? ¿Mi número en el eneagrama? ¿Mi afiliación política? ¿Mi equipo de futbol favorito?
-       Usted no entender a mí, -dijo el Johnny meneando la cabeza
-       Eh… eh…-se empezó a poner nervioso Ivan y jugando su última carta  agregó-: Este baúl así como lo ve, es un Louis Vuitton auténtico,… um… mi traje es de  Ermenegildo Zegna y… mi corbata  es de Hermes... eh... de la última temporada.
Ivan comenzó a restregar sus manos mirando alrededor en busca de ayuda al contemplar el rostro aburrido del Johnny  que iba del baúl a su reloj, del traje al reloj, de la corbata a su reloj.
-       ¿Salió ud. en alguna pantalla?
-       Mmmm
-       ¿Maneja el arte de la seducción? ¿De las máscaras?  ¿Sabe como montar el personaje que conviene a los hilos del poder?
-       Mmmm. No. ¡Pero la gente me cita! Encontrará mi nombre por todos lados.
-       ¡Usted no leyó la letra chica! Me viene con pavadas. Usted hace a mí perder mi tiempo. –gritaba el Anonymous Juri haciendo una  “L” con el pulgar y el índice de la mano derecha  plantándosela  en la cara al desconsolado Ivan- Yo  puedo no dar a usted el billete… lo mejor  yo pudo hacer es dar a usted estos troquelados cupones. A medida que usted sume puntos ira apareciendo de Mickey Mouse la imagen. Después ponga a ella en su de luz mesita. Quizás él ilumine a Ud. en el camino del éxit-o (ahora intentaba formar una “W” con el índice, el medio y el anular  y la sacudía haciendo alarde de su magnífico poder de síntesis)

Iván  con desasosiego y confusión comenzó  a empujar nuevamente su heterogéneo baúl  acrecentado por los cupones troquelados que apenas dejaban ver el guante blanco  de la mano derecha de Mickey. “Me saludará antes de ir a dormir” se consoló, mientras escuchaba al Anonimous  Juri gritar: “Next! “, a la vez que lo miraba de reojo con una sonrisa irónica. Él sabía bien que los billetes originales eran únicos, personales y sin retorno. Debía cargar celoso con ese saber para mantener aceitada la máquina y de paso sumaba puntos en su tarjeta troquelada -con colores fluor- de Inquisidor Mayor.



Marisa Mosto








4 comentarios:

  1. Excelente Marisa!!! Que genial que hayas usado el personaje de Ivan Karamasov...
    Me encanta la ironía con la que esbozas las características de la sociedad actual, aquella que Deleuze llama la "sociedad de control"... me hiciste reír mucho...aunque después de la risa queda un gustito amargo, no??

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  2. Marisa, cuánta gracia e ironía para describir la dolorosa situación de los que buscan trabajo. Te mando un beso.

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  3. Uy, Marisa, qué agotador ese entorno... y qué aguante tenemos nosotros que seguimos participando del nuestro! ¿quién tirará la toalla primero?

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  4. Oh! Esto tiene tantas reverberancias!!
    La primera de Griego II: Cuando nos hicieron traducir el Diálogo de los muertos y oh sorpresa el filósofo estaba tan pesado de títulos que Caronte no lo podía transportar en la barca a través del Tártaro!! Lo que me lleva a la advertencia del final del principio de nuestra carrera: Ojo con los espejitos de coleres y ¿No son nuestro títulos y todo el mundo académico un gran Epejito de color, un gran oropel? hace rato que me lo planteo. Un mundo de pensadores objetivos (usando el lenguaje del Danés) sentados en su Pedestal de Anonymus Juri quitando la pasión y lo personal de cada boleto de ida al paraíso que tenemos (nuestra alma). Y la última Reververancia: El final de "un mundo Feliz" donde el Jefe sabía la verdad, pero la guarda en la caja fuerte porque era demasiado peligrosa para el funcionamiento del mundo.
    Pero somos espías encubiertos en este mundo, sembradores de desiertos, que no debemos olvidar ese ticket al paraíso que en realidad es tan intransferible que no se puede perder, basta tener un interés infinito en la Misericordia Divina.

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