sábado, 20 de abril de 2013

Soledad (Raúl Lavalle)

 





 
Todo empezó el día que fui con algunos de mis alumnos al Museo Nacional de Arte Decorativo, en abril de 2012. Pasamos una tarde muy linda allí, con todas las obras de arte, pero en especial con las poquitas antigüedades griegas y romanas que tiene. Cuando terminamos, propuse ir al Automóvil Club, a tomar algo y comentar la visita.
Quedé tan sorprendido con el parecido, que pregunté al hombre que hacía la cola conmigo en la caja: “Disculpe, señor: ¿usted es el actor Harrison Ford, de incógnito aquí en Buenos Aires?” “No, ciertamente no”, dijo con cálida sonrisa. No me olvidé del asunto; al contrario, fue motivo de conversación con los chicos. Unos –tales, Florencia Ragone y Esteban Perini– lo veían muy parecido al actor de El fugitivo y de La guerra de las galaxias, película ésta bastante truchet; otros, como Marina Artese, negaban del todo tal similitud.
Pareció el fin, pero no. Pues en mis caminatas de los domingos, al pasar por el café del ACA, lo encontré varias veces, sentado en el mismo lugar de la otra vez y mirando la televisión con mirada triste.
Uno de esos felices domingos, no pude resistirme. Le pedí permiso para sentarme y, sin mediar muchas palabras, aunque con alguna diplomacia, le pregunté por qué pasaba de ese modo tan intrascendente las tardes. Para abreviar, Antonio (su nombre verdadero) me dijo que padecía del mal de la soledad y que, dentro de todo, el sentirse acompañado por perfectos extraños, aun de modo tan impersonal, lo ayudaba a que pasaran más rápido las horas en la plateada esfera del reloj.
Quizás él acusó recibo de mi intromisión, porque nunca más lo volví a ver. Pero hace tres días, en este lluvioso agosto de 2014, me acordé nuevamente de él. Fue cuando Florencia me contó que ya casi había terminado de cursar y que estaba pensando en escribir un ensayo. “¿Sobre qué tema sería?”, pregunté. Respondió: “Sobre la soledad del hombre de hoy.”


Raúl Lavalle

 



3 comentarios:

  1. JAJAJA. GENIALLLLLLLLLLL

    TAN OCURRENTE Y NATURAL.

    ESTAS PARTES ME GUSTO:

    Quedé tan sorprendido con el parecido, que pregunté al hombre que hacía la cola conmigo en la caja: “Disculpe, señor: ¿usted es el actor Harrison Ford, de incógnito aquí en Buenos Aires?” “No, ciertamente no”, dijo con cálida sonrisa. No me olvidé del asunto; al contrario, fue motivo de conversación con los chicos. Unos –tales, Florencia Ragone y Esteban Perini– lo veían muy parecido al actor de El fugitivo y de La guerra de las galaxias, película ésta bastante truchet; otros, como Marina Artese, negaban del todo tal similitud.


    Uno de esos felices domingos, no pude resistirme. Le pedí permiso para sentarme y, sin mediar muchas palabras, aunque con alguna diplomacia, le pregunté por qué pasaba de ese modo tan intrascendente las tardes. Para abreviar, Antonio (su nombre verdadero) me dijo que padecía del mal de la soledad y que, dentro de todo, el sentirse acompañado por perfectos extraños, aun de modo tan impersonal, lo ayudaba a que pasaran más rápido las horas en la plateada esfera del reloj.

    MAX HUNICKEN

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  2. ¡Qué raro tan lindo y solito! Aunque ya está medio craquelé todavía tiene su facha, Harrison Ford. Los hombres envejecen sin perder su atractivo.
    Me divierte mucho leerte Raúl, acompañarte en esa recuperación de los detallas tan cuidada que hacés. Como con esa foto de Gardel y ese tango "en Brodway" tan triste (me tomé la libertad de agragarlo).

    ¡Veremos si se cumple la profecía del 2014!
    Florencia ya tiene tema...

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  3. Muy bueno Raúl. Estaría bueno encontrárselo más seguido a este hombre para aliviarle la soledad. La gente sola es de los más entristecedor para mí.

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