domingo, 14 de abril de 2013

Silencio (Federico Caivano)




 

Cosa curiosa: cuando decidí escribir acerca del silencio, se me empezaron a ocurrir muchas y muy variadas preguntas y respuestas para escribir, pero ninguna me convencía del todo y todas terminaban abruptamente. Tal vez sea una desorientación propia del objeto a tratar. En fin, transcribo, tal como quedaron, esos pensamientos fragmentados acerca del silencio:

“¿Qué decir del silencio? ¿Cómo nombrarlo?
¿Cómo explicárselo a alguien que no lo conoce? ¿Hay alguien que no conozca el silencio?
¿Lo conoce el sordo que nunca percibió el sonido?”

“¿Qué sería de la comunicación, del lenguaje, si no se ausentara constantemente de sí mismo? Porque hablar significa muchas cosas, pero no hacerlo también (el que calla otorga, por ejemplo). Además, como todos los pares de opuestos, no puede haber una cosa sin la otra: para hablar es necesario hacer pausas (sobre todo para hablar con alguien) y para que haya música se necesitan silencios que la guíen (un ruido constante, por más que sea rítmico, cansa al poco tiempo).”

“Creo que hay una relación muy estrecha entre el silencio y lo sagrado. Cualquiera que entre a una iglesia en el centro de una ciudad alborotada lo sabe. Y no es una evasión de la realidad, sino todo lo contrario. El silencio nos permite estar más atentos a lo que la realidad es, porque si bien la realidad es ruidosa, no es ruido. Lo esencial es invisible a los ojos y también inaudible a los oídos.”

“¿Cómo es que hay gente que está constantemente escuchando música? ¿No se cansan? A mí me fastidiaría tener un aparato dentro de mi oído (o cubriendo mis orejas) todo el tiempo. Además, el mundo tiene ya de por sí sus sonidos como para taparlos con más. No me imagino a alguien caminando por la calle o viajando en colectivo y usando anteojos de realidad virtual en vez de sus propios ojos. Aunque tal vez no me lo imagine porque ya de hecho pasa: las pantallas de nuestros celulares/smartphones/tablets suelen preocuparnos más que la ventanilla del bondi (y lo que hay detrás).”

“‘¡Qué tranquila que es tu casa!’ suele ser el comentario de mis amigos cuando me visitan. ‘Sí.’ les digo, sin entender cómo no es eso algo esencial a una casa. La falta de movimiento les parece algo raro y, como no suele haber nadie más que yo, todo está muy quieto y silencioso. Claro; cuando los anfitriones son ellos, me encuentro con perros grandes ladrando y rascando la puerta, gatos acomodando sus piedritas, hermanos abriendo y cerrando la heladera, canillas abriéndose, televisores prendidos con programas musicales… ‘¡Qué ruidosa que es tu casa!’ les digo incrédulo.”

Federico Caivano

13 comentarios:

  1. Fede, es exactamente como decís.
    Ernesto Sábato se quejó poco antes de morir de que no hubiera ya en Buenos Aires un lugar adonde se pudiera tomar un café en silencio. Los televisores y la música no lo permiten.
    A Yupanqui una vez le preguntaron si había estudiado música: "No, vea, yo he estudiado silencio".
    Y un querido amigo llamado Roque siempre me decía: "¿Gobbi, cómo puede ser que alguien que habla tanto sea tan breve cuando escribe? Me faltaban silencios, parece.
    Marcelo G.

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  2. Amo el silencio. Sobre todo cuando la banda de "mi nene Franco" ensaya en casa y Juan mi marido juega con la consola y les hace el sonido poniendo todos los instrumentos a la par que la batería.
    ¿No me invitás a tu casa Fede?

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  3. Federico, a mi me pasó algo parecido. Ataqué el tema con un cierto preconcepto, puesto que uno tiene que limitarse en razón del espacio asignado de una carilla y, sobre todo, para no "irse por las ramas". Sin embargo, luego, de haberlo enviado a Marisa, se me han abierto numerosas variantes todas relacionadas con el silencio y dignas de consideración. Cada cual de ellas daría para una "yapa a la S". En fin, el silencio, bajos sus infinitas formas, está en todo... y es muy precioso!

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  4. Me he sentido interpelado en algunas cosas que mencionás, como por ejm. Viajar con los auriculares puestos. Pero es el momento donde si no estoy con un libro, deleito y analizo la música que escucho.Otro momento, no encuentro para hacerlo. En casa, me ganan otras ocupaciones.

    Pero sí, también disfruto mucho el silencio y es cuando me percibo más creativo. El silencio es para la creación (incluye ahí la meditación, la reflexión, que si son profundas, son creaciones también porque algo nuevo hacen en vos). Por eso, siempre que puedo, voy unos días a algún monasterio trapense o benedictino, y me quedo ahí, sin un programa tan específico, y dejo que ese silencio me sugiera y me indique.

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  5. MUY BUENO FEDE!!!!

    me gusto esta parte: “‘¡Qué tranquila que es tu casa!’ suele ser el comentario de mis amigos cuando me visitan. ‘Sí.’ les digo, sin entender cómo no es eso algo esencial a una casa. La falta de movimiento les parece algo raro y, como no suele haber nadie más que yo, todo está muy quieto y silencioso. Claro; cuando los anfitriones son ellos, me encuentro con perros grandes ladrando y rascando la puerta, gatos acomodando sus piedritas, hermanos abriendo y cerrando la heladera, canillas abriéndose, televisores prendidos con programas musicales… ‘¡Qué ruidosa que es tu casa!’ les digo incrédulo.”

    MAX HUNICKEN

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  6. "El silencio nos permite estar más atentos a lo que la realidad es, porque si bien la realidad es ruidosa, no es ruido" Me gustó pensar en el silencio. pero también en el silencio buscado aparecen todos esos ruidos de la realidad, que rompen el silencio, pero que también son ricos para estar atentos. Yo probé una vez andar con auriculares por la calle, y no pude, porque me perdía demasiadas cosas. Y aunque me encanta la música no puedo perderme de esos sonidos del día a día (un hombre silbando, cantando, hablando, pájaros, etc) John Cage decía que el encontraba belleza en el ruido del tráfico. Y es que si prestamos atención hasta los ruidos más molestos pueden parecernos muy interesantes. Se trata de aprender a escuchar de otra manera.

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  7. ¡Muchas gracias por todos sus comentarios!
    Da mucho para pensar, seguro. El tema no se acaba nunca.
    A lo que me refiero con el tema de los auriculares es también el hecho de que ya sea como una respuesta automática a cuando "no tengo nada que hacer en el viaje", siendo que hay muchas opciones y alternativas que te hacen disfrutar un poco más todo (como, por ejemplo, lo que dice Teresita que dice John Cage).

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  8. Guadalupe Wimpfheimer16 de abril de 2013, 17:21

    Fede qué bueno todo lo que decís!!!...y se me vino a la mente esto que escribió Joaco alguna vez..


    Magia (por Joaquin Migliore)

    ¿Qué hacen las barreras de un tren? Si eres una persona común me responderás: Impiden que el tren choque a la gente, ¡No! Eso es lo que dice la gente que no sabe ver. ¡No! A veces pareciera que el mundo se volvió ciego, ciego y sordo porque ni ve ni escucha. Cada día me sorprendo más de este hecho. La gente se olvidó de ver la magia que hay detrás de las cosas, la magia que se esconde todos los días y que uno encuentra en las cosas más simples. Hay que aprender a mirar, hay que aprender a oír. Todos los días están llenos de colores, no puede ser que nos olvidemos de esto.
    Alguna vez te has detenido a escuchar entre todo el bullicio de colectivos, gritos y bocinas. Alguna vez te has detenido a escuchar lo que escuchas un día común. No, seguramente nunca lo has hecho. Pobre infeliz, tus días son grises y mudos. Cuando tus hijitos lleguen a tu casa ve corre, álzalos y pregúntales: ¿Cuántos colores has visto hoy, has descubierto algún nuevo sonido? Eso si vale la pena. ¿Sabes que entre todo el bullicio de la gran ciudad uno puede escuchar sus propios pasos? No, seguramente no lo sabes, lo más probable es que tú también seas ciego y sordo. ¿Alguna vez has consentido a tus sentidos? No solo la panza puede darse festines, y no hablo de grandes cuadros u obras de renombre. Hablo de simples caprichitos que agradan a los sentidos. Agarra por ejemplo una caja de fósforos, agítala y escucha. Vas a ver cómo eso cautiva a tu oído. O corre hasta algún charquito de agua, no hace falta que tengas un lago o un río, un simple charco alcanza y sobra. Agarra una rama, revuelve el agua y escucha… es maravilloso no hay nada más lindo que el sonido del agua. O proponte un pequeño experimento, antes de tocar algo imagina cómo se sentirá su textura… es muy interesante, puedes pasarte largo rato sorprendiéndote por cómo se sienten las cosas. Apuesto a que ni tenías idea de que tu buzo era áspero, de que tu pantalón hacía cosquillas. No te olvides de la magia que encierra cada día. Ningún día es cómo otro, has un ejercicio por preguntarte en que es distinto este de aquel. Juega desafíos contigo mismo, proponte descubrir aquellos detalles mágicos que a todos se les escapan. Verás que hay cada cosa rara por el mundo, aprende a mirar, ejercita tus sentidos, aprende a captar lo único de cada situación. (...)

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    1. ¡Qué lindo Wimpi que hayas traído la voz de Joaquín al taller!
      ¡Gracias! Nunca había leido nada suyo más alla de los trabajos prácticos (ja) que por cierto eran excelentes.

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    2. Genial el relato de Joaco, y muy en línea con el de Fede.
      ¡Gracias, Wimpy!

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    3. Creo que lo leí en su momento, pero no me acordaba. Gracias. Realmente Joaco tenía una visión del mundo que me hubiera gustado mucho ver más desarrollada. Tal vez algún día entienda que está mejor ahora que si siguiera vivo.

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    4. Qué lindo el texto! Lo de escuchar los propios pasos nunca lo había pensando.. habrá que probar!

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  9. Muy bueno Fede!

    Estuve leyendo un texto de Komar, "El silencio en el mundo"
    está en linea con todas tus reflexiones.

    Lo de Joaco, sencillo y profundo, cómo él. Por cierto hoy es su cumpleaños.

    Abrazo grande!
    José Manuel

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