sábado, 13 de abril de 2013

Servil (José Valle Riestra)




 

  

Enzo quería estudiar algo que sirviera. Acababa de terminar el secundario y estaba en búsqueda de una carrera corta y eficiente que le de diera la mayor cantidad de dinero posible con la menor pérdida de energía incluida en el esfuerzo.

Buscó y buscó. Para guiarse encontró ayuda entre sus familiares que, pragmáticamente, le decían: “Nene, vos lo que tenés que hacer es meterte en una carreras de esas rápidas ¿viste? Para salir del paso y tener tu platita” o la voz de su tía, la más gordita, que con cariño y mucho aprecio le decía: “Aprendé algo que te de plata, pibe, plata”, sin contar lo que recordaba de su padre: “No estudies, trabaja, y si vas a estudiar que sea algo relacionado al trabajo”.

Empapado de esas dudas intermitentes, luchando contra sus grandes dudas, estaba Enzo hasta que vio un cartel de publicidad sobre carreras que le produjo una sensación de tranquilidad.

Estaba decidido. Enzo se iba a graduar como Funcionario Aplicado de Fotocopiado en la prestigiosa Universidad de los Trabajos Útiles del Hoy.

Y es así como fue, Enzo hizo en dos meses y medio la carrera de Fotocopiado –tiempo récord incluso para él- haciendo un postfuncionariamiento en Fotocopiado Avanzado y Fotocopiado Perfecto en los siguientes tres meses, para el semestre era ya un genio. 

Como la mayor parte de la carrera era práctica no tardó en encontrar  un  trabajo que le pagaran un buen sueldo como para mantenerse mucho más que bien.

Y es que Enzo, vivía para lo que estudió, pasaba en el trabajo horas de horas sacando fotocopias, sacándolas impecables, sin moverlas un milímetro, las fotocopias eran idénticas, la rapidez era impresionante, Enzo no paraba en toda su jornada laboral de doce horas, él no tenía competencia. Sus fotocopias eran únicas y eran útiles.

Ahora ya todos conocen la historia de Enzo pero en ese momento fue la noticia del momento de acá a Laos, inclusive un día le hicieron una entrevista y el gran fotocopista ¡la dio mientras trabajaba! ¡Increíble! Y quedó grabada la, ya famosa, frase: “Nunca basta, siempre más”.


                                                                * * *

 
Se levanta Kevin despavorido y sudoroso, al lado está Diana que se había quedado dormida a su lado y que con calma le pregunta:

-¿Estás bien?
-Soñé, que…que…soñé que…soñé que trabajaba-
-¡Ugh! ¡Pobre! Pero solo fue un sueño, no hay porqué preocuparse-
- Sí, pero era horrible, sacaba fotocopias hasta el día de mi muerte-
-Bueno, pensá algo con buenas vibras-
-Sí ¡imagínate! ¿Qué haría yo con 35 años si mi papá no me pagaría el departamento, el auto y la comida?

 

                                                                                    El Mestizo

José Valle Riestra

3 comentarios:

  1. Jaa!! Ya estaba pensando a dónde fue a parar Kevin? Nos lo tenías escondido. Muy irónica toda la situación. ¿Cómo está creciendo este Kevin? ¡Ya tiene 35 años! Ayer nomás tenía 18. ¡Qué grandes se están poniendo los chicos! Jaa!!

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    1. Viste? De vez en cuando se toma vacaciones!

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  2. Ahora cada vez que vaya a la UCA buscaré a Enzo en el subsuelo cercado por resmas de papel y a Kevin tomando un café al sol en la terracita en el momento del recreo, con anteojos negros rodeado de Dianas y haciendo girar el llavero del auto con el dedo índice derecho. ¡Me hiciste imaginar todas las situaciones!
    ¡Tu proyección profética es muy desalentadora! Jaja
    Deseo algo mejor para el lindo Kevin

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