miércoles, 20 de noviembre de 2013

Zonificación (Marcelo Gobbi)

http://www.aporrea.org/regionales/n232363.html (Ilust. Blog)




En una magnífica alegoría del desarraigo, Facundo Cabral solía contar que en su pueblo había una única calle a la que un intendente progresista hizo de una sola mano. Por eso, decía, todos aquellos que se habían ido nunca pudieron volver sin cometer una infracción de tránsito; para entrar debían pagar una multa.
Acaso esa historia fuera producto de la imaginación de nuestro amigo cantor, pero en mi pueblo tuvimos de verdad, hace como treinta años, un episodio de desatino municipal bastante parecido.
Un gobernante consideró que a ninguna ciudad moderna podía faltarle una calle peatonal. La idea en sí era algo curiosa (en los pueblos muy poca gente tiene el hábito de caminar); su ejecución lo fue todavía más. El estadista mandó construir un paseo de longitud bastante modesta: apenas una cuadra. Lo llamativo es que eligió una que estaba edificada de un solo lado porque del otro había una plaza, que ya ofrecía suficiente espacio para andar, precisamente, de a pie.
El lugar tampoco parecía muy atractivo para que los vecinos hicieran tours de compras: en esa cuadra unilateral sólo había una relojería y la oficina del PAMI.
El paseo fue iluminado tan exageradamente que el reflejo se veía desde cualquier parte del pueblo e incluso desde la ruta. Como a todo se le encuentra alguna utilidad, el adefesio no dejó de tenerla. En medio de la Pampa Húmeda, bien lejos del mar, tuvimos nuestro faro, capaz de indicar al forastero adónde quedaba la plaza. Cumplió también con la tarea de atraer una buena cantidad de mosquitos en verano, que encontraron al lugar más atractivo para concentrarse que los patios y los dormitorios. Estas criaturas, al parecer, resisten bastante bien el encandilamiento.
La obra hizo un aporte memorable a la paradoja: nuestra cuadra más céntrica fue también la más desolada.
El portento lumínico y la ausencia de seres humanos estimularon el ingenio pueblerino. Llamábamos al lugar lunita tucumana, porque alumbra y nada más.
La vida imita al arte. Pero es infinitamente más impredecible.

Marcelo Gobbi


3 comentarios:

  1. Genial lo de la "lunita tucumana". Parece un cuento de García Marquez. Quizás Aureliano Buen Día se de un paseo por la zona buscando el PAMI, o a Remedios, La Bella, le venga bien algún reloj...
    ¡Y qué cálido recuerdo de Facundo Cabral!
    Gracias Marcelo por tus aportes al taller, siempre lograste sacarnos una sonrisa con tu inteligentes ironías tan bien narradas.

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  2. Marisa et al: gracias por la amable equivocación de dejarme asomar a este grupo. Honrado en serio. No he participado mucho pero he leído todo y con gran deleite. Ahora los dejo porque me dice Melquíades que han llegado los gitanos y van a mostrar en la calle peatonal un nuevo invento llamado "hielo". Mi papá me llevará a conocerlo. Besos. José Arcadio Buendía.

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  3. Muy bueno y tan nuestras estas cosas, que uno rie para no llorar. Gracias

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