sábado, 18 de agosto de 2012

Lleno de sí (Clemencia Campos)

http://noticiator.com/el-pez-globo-se-infla-para-poder-sobrevivir/






En algún momento, hay un alguien, un yo.
Encerrado en quién sabe dónde. Quizá en sí mismo, por vergüenza o capricho de no ensoparse con la lluvia de otro. Quizá se encierra en el laberinto de sus oídos, o se ahoga enredado en su lengua, y queda callado y silencioso. Y da vueltas y más vueltas, en las infinitas órbitas de sus ojos, en sus propios colores.
Se cansa de sí mismo, en algún tiempo.
Se adentra a su bostezo que es un pozo eterno y negro…
Y se duerme, y sin despertador amanece, temprano para su propio tiempo. Amanece en su rincón de espejos.
Se despereza, y sin que nadie se diera cuenta. Se despereza de adentro hacia adentro en la entropía de sus lamentos.
De tan introvertido, tanta vergüenza respira que no se anima ni tan siquiera a estirar sus brazos somnolientos para afuera.
Hoy aprendió a hacerlo para adentro, con vergüenza y sin intento de abrirse a lo externo.


 Clemencia Campos

5 comentarios:

  1. Me gustó eso de "no ensoparse con la lluvia de otro" y el otro "amanece temprano para su propio tiempo".
    Tiempo y espacio bajo control y a seguir "rebotando". Como una mónada leibniziana.
    Buenisimas todas las imagenes, Clemencia.
    Me da pena la paradoja en que se ha convertido la vida de tu hombre globo.

    ResponderEliminar
  2. Clemencia, excelente texto. Me encantó cómo supiste usar las palabras para expresar algo tan íntimo... ¿será, a pesar de todo, una manera de superar esa entropía? Felicitaciones.

    ResponderEliminar
  3. Dicen que en japón a veces se paga literalmente con la vida el querer disfrutar de la rica carne del pez globo. Para comerlo lo tiene que cocinar alguien tan experto que sea capaz de abrirlo sin que se esparsa el veneno que guarda en algún lado. Hasta que no lo comés no sabés si lo cortaron bien. Algunos viven y otros se ahogan al rato... Algo así es la historia.
    Habría que preguntarle a este hombre globo si no le hicieron el cuento (y que se creyó) que tiene un veneno adentro y si se abre a los demás los puede matar. Medio exagerado el ejemplo pero podría llegar a ser una metáfora de esos miedos que sólo nos damos cuenta que son infundados cuando los miramos frente a frente en toda su irracionalidad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me encantó este análisis de mi hombre globo. Me gusta cuando yo pienso algo, lo escribo, y alguien más lo lee y piensa otra cosa. Son todos aportes. Podría ser que la apertura al mundo y a los otros muchas veces cuesta la vida. Por eso, mi hombre globo quizá prefiera quedarse en sí mismo e inclusive bostezar para adentro,sin abrir la boca. Se infló el pobre...esperemos que nunca explote!

      Eliminar
  4. Me encanto Clemen! muy buenas todas la imágenes, te vas imaginando al muñequito como con los brazos metidos para adentro, como cuando te pones mal las mangas del saco. Me gustó lo de que se cansa de si mismo, y en vez de salir afuera, se adentra en su bostezo. Rarísimo, no? Uno pensaría que se cansó y dijo basta! doy vuelta las mangas. Y lo de "amanece en su rincón de espejos", me lo imaginé mirando siempre lo mismo, a él, un poco el mito de narciso también, no? Que bueno sería que algún espejo no lo refleje así se pregunta que catzo sucede y salga para algún lado a buscar a alguien que le responda.

    ResponderEliminar