martes, 5 de junio de 2012

Kairós (Marisa Mosto)

Invierno Porteño. De: Cuatro Estaciones (Astor Piazzola)
Intérpretes: Daniel Baremboin (Piano) Rodolfo Mederos (Bandoneón)




-“Los griegos usaban dos términos para hablar del tiempo”, nos decía un querido profesor. “Chronos y Kairós”. Yo lo escuchaba… y ese término…, kairós, parecía contener como un punto de luz, una promesa de revelación.


-“El chronos es el tiempo mensurable”, continuaba. “El tiempo de los ciclos naturales: invierno, primavera, verano, otoño. El tiempo de los días de la semana, de los momentos del día. El chronos es un tiempo cíclico, recurrente, cuantitativo. El tiempo que hace posible y a la vez devora la vida.” (¿Recuerdan esa espantosa imagen de Goya?) “El kairós es una captación diferente del tiempo. Un corte transversal, cualitativo.” 


Me puse a investigar. El kairós se vincula con las capacidades de percepción del espíritu y del ejercicio de la libertad. La capacidad de «darse cuenta», intervenir en la secuencia de chronos e introducir una novedad en el tiempo. El kairós, enseñaba Aristóteles a Nicómaco, es el «bien del tiempo». El tiempo oportuno para…

“Hay un momento para todo,” coincide Cohélet, hijo de David, rey en Jerusalén, con Aristóteles, “un tiempo para cada cosa bajo el sol: un tiempo para nacer y un tiempo para morir, un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado… un tiempo para demoler y un tiempo para edificar; un tiempo para llorar y un tiempo para reír, un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar; un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas, un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse; … un tiempo para callar y un tiempo para hablar…”

Palpar el «bien del tiempo». El momento oportuno. La habilidad para reconocer lo que será fecundo en cada circunstancia, no errar el momento. Es un gesto clave para la economía vital y es un signo de delicadeza en la acogida personal del pulso de lo real.

Pero a mí me conmueve más otro aspecto del kairós. Aquel que se vincula con la experiencia de una plenitud de vida en el tiempo. “¡Maestro qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas…Una para ti, otra para Moisés y otra para Elías” le dice Pedro a Jesús en ese momento que la historia recuerda como la transfiguración en el monte Tabor. Pedro no necesitaba una carpa. No necesitaba nada más. 


“¡Detente instante, eres tan bello!” Fueron las palabras con que Fausto entregó su alma…

Ese kairós es el que he perseguido siempre, esa grieta por donde puedan colarse los torrentes de fuego que encienden la vida. Una frecuencia que haga vibrar las cuerdas del alma hasta lo intolerable. Como nos cuenta que le ocurrió Kirillov, en Demonios : “Lo más terrible de todo es que sea una cosa tan inmensamente clara y se sienta tal alegría. Si durase más de cinco segundos, el alma no la aguantaría y tendría que desaparecer. En esos cinco segundos he vivido yo una vida y por ellos daría mi vida toda, porque lo valen. Para resistir diez segundos sería menester cambiar de forma física.”
¿Cómo será eso? ¿Dónde se halla esa puerta mágica? ¿Existe?

Creo que el error es pensarlos por separado. Chronos contiene la luz de Kairos. Bien puede haber chronos sin kairós (siempre han tenido gusto a poco para mí los jueves y sus finesdesemana, el año y sus vacaciones de verano) pero no puede haber kairós sin chronos. Eso me susurró hoy Piazzola mientras escuchaba su “Invierno porteño”. Me lo señaló y desapareció. Escurridizo


Marisa Mosto

12 comentarios:

  1. Me encantó: "El kairós se vincula con las capacidades de percepción del espíritu y del ejercicio de la libertad." El espíritu 'sopla' por dónde quiere y eso lo liga indisolublemente con la libertad. Soy tan libre que puedo decidir: 'Me tomo el tiempo de..." y con ello ralentizo o detengo el mero transcurrir del tiempo, por lo menos para mí en dada circunstancia. ¿No yace en eso un germen de incompatibilidad con el devenir inexorable de la historia y el ser genérico de Hegel?

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  2. Bellísima la canción... Piazzola es maestro en captar el sentir melancólico de los porteños... Uno la escucha y aparecen en la mente las calles y los rincones de la Buenos Aires gris del invierno con su gente típica...

    Ahora... qué misterio la noción de kairós! Para mí, no hay dudas que el tiempo tiene dos dimensiones: una cuantitativa y homogénea (que es del que se valen las ciencias fácticas) y otra cualitativa y heterogénea (que es el de que se vale historia). Dilthey y Bergson lo remarcaron claramente para defenderse del positivismo reinante.

    Pero, qué entidad merece el kairós del que hablás (si es que existe)? Hay que reducirlo al ámbito psicológico? Tiene un sentido estético? Se da a nivel filosófico? Hay un kairós místico? Es una cuestión que me genera preguntas para hacerte:

    Remite a una vivencia emocional tan intensa que parece que el tiempo se detiene en un instante?

    Es una vivencia psicológica subjetiva y nada más que eso, inexplicable e incomunicable?

    Se puede experimentar ante una obra de arte?

    A nivel filosófico, el Erignis heideggeriano no te huele a kairós?

    Podemos también incluir aquí al éxtasis que experimentan los místicos?

    Designa la paradójica irrupción de la enternidad en el tiempo, como interpretraba Kierkegaard a la aparición de Cristo en el mundo y a la posterior presencia del Espíritu Santo?

    Ufff, me puse pesado... Besos!

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    1. Claudio: La experiencia de una plenitud del tiempo creo, depende de un encuentro. El encuentro con el arte, con la música principalmente, es paradigmático. ¿No somos literalmente “invadidos”, “habitados” por la melodía? Y esa “habitación de la música en nosotros” ¿no nos induce a una percepción diferente del ritmo vital? Es como si de repente una cara distinta de la existencia se abriera ante nosotros gracias a la presencia del «otro» en nosotros. Del otro como música, como palabra, como imagen o paisaje, o como ser amado. El kairós es una chispa de vida nueva que surge de un encuentro entre los seres que comparten indigencias y riquezas.

      De algún modo sospecho que en mis pequeñísimos kairós vividos se esconde todavía una promesa. Creo que aun habiendo amado mucho, sin embargo he amado menos de lo que intuyo soy capaz de amar. O siempre encuentro un lugarcito más para albergar a un nuevo invitado, a algún otro que despierte una vida nueva en mí o a quien yo sea capaz de despertar a una vida nueva. ¿Llegará el tiempo de que estemos todos en casa?

      Con respecto a la mística. En fin, creo que todo esto es mística en algún sentido. La riqueza que encarnan e irradian los seres, el aura que emanan, son palabras, voces de Aquel en quien vivimos, nos movemos y somos. Algunos como San Juan de la Cruz, han tenido el privilegio de conocerlo personalmente. Basta leer sus poesías para tener alguna idea del significado de ese encuentro.

      No te sé decir lo de Heidegger. Pero para mí todo se resuelve en algún modo mediato o inmediato de encuentro entre personas. En ese sentido me siento muy distante de su pensamiento.

      Estanislao: creo que esta respuesta mía a Claudio manifiesta también la incompatibilidad entre lo que interpreto por kairós y la inevitable disolución del ser finito en la dialéctica hegeliana. ¡Gracias por la observación!

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    2. Marisa: Admiro esa claridad y profundidad en tus pensamientos. Sin duda, el encuentro interpersonal es "la" experiencia humana por antonomasia y, a la vez, el mayor desafío para la crisis espiritual que afrontamos en nuestros tiempos. Agradezco tu esmerada respuesta.

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  3. Marisa, ¡qué bueno lo que escribiste!!!!!!
    Un beso.

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  4. Las acciones se dan en el tiempo además del espacio. Por eso la prudencia consiste también en esperar y aprovechar ese "tiempo oportuno". Ahora, todo muy lindo en la teoría, ¡pero qué jodido en la práctica! Y nadie te explica por qué es tan difícil...
    Me encantó el texto. ¡La música de Piazzola la acompaña perfecto!

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  5. Marisa y Astor, dos personas que admiro y son ejemplo e inspiración. A modo de anécdota, uno de mis mayores momentos de Kairós musical fue haber interpretado alguna vez este maravilloso Invierno junto a mi hermano. El texto y el audio me volvieron a transportar a ese momento de hace años, pero que por plenitud jamás pasará.
    Gracias, Marisa, una vez más!!!

    En cuanto a las preguntas de Claudio, tengo ganas de responder que sí a la mayoría de ellas... Pero quedo a la espera de la que sabe.

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    1. ¡Qué linda coincidencia contás, Martín! ¡Qué misterio la música! ¿Qué nos dice la música? Según Steiner la música es el lenguaje más alto al que accedemos para nombrar la fuente del ser. Para nombrarla a la vez que nos atraviesa con su presencia. Quizás esa haya sido también la intuición de los Pitagóricos. ¿No?

      ¡Vos sos un hacedor de kairós con tu música, vos sos el que sabe! ¡Y qué disparate ponerme en el mismo renglón con Astor!

      Gracias también Fede y Lydia por sus comentarios.

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  6. Me encantó la reflexión, pero como dice Fede, que difícil que es llevarlo a la práctica! Si bien por un lado está el kairós que sucede independientemente de nosotros, no me acuerdo que profesor hablaba del momento en que florece una flor o en que la oruga se convierte en mariposa (no depende de un chronos específico sino que es un kairós, un momento justo, oportuno), sino que está nuestra manera de ser oportunos, como dice Cohelet en lo que citaste, me pregunto cuándo es el momento justo para callar, cuándo hablar, etc. A veces se nos pasa el momento justo en que uno debería hacer algo y ya después, aunque sea factible hacer o decir lo mismo que uno quería, no es lo mismo, el tren pasa... el kairós se nos escapa

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  7. Hermosa reflexión Marisa! Creo que el instante justo está representado por el anhelo de eternidad. Cuando saboreamos aquel instante "que no queremos que se nos escape", estamos pidiendo el "único instante de la inmoble eternidad", como gustan decirlo los teólogos.
    Saludos!

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  8. Bravo, Marisa. Si hay algo que explica y hasta justifica el tiempo es la música. Gobbi

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  9. Kairos!! ah... ese choque con lo desconocido... que enlazado a la tycke introduce al Hombre en su existencia vital!!
    muy bueno tu articulo

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