viernes, 11 de mayo de 2012

Jaula en vela (Clemencia Campos)




En la penumbra de la noche, en un cuarto oscuro y silencioso, una vela desfila con olores que sintetizan la batalla en la que nadie perdió, en la que ganamos los dos.
Una vela, que desfila sigilosamente sobre un escenario y con zapatos de algodón para que nadie la escuche, dibuja en la superficie de la noche una tierna llama.
Poco a poco, a su tiempo, comienzo a vislumbrar un bosquejo. Un bosquejo que sería un gran cuadro. Fui vislumbrando un rostro. Un rostro que era invadido por unos verdes ojos, una boca de labios finos, una puntiaguda nariz, miles de pestañas que ensombrecían tu mirada y unas cejas en triangulito mirando para abajo que me enternecían, y mi corazón se iba así deslizando por el tobogán de la tristeza.
Poco a poco, a su tiempo, al tiempo de la luz, un gesto se fue esculpiendo. Una obra de arte.
¿Siempre estuviste triste? Te miraba, pero aún no sabía verte.
Sólo hacía falta la claridad de la luz. Hacía falta que una vela se encienda y decida bailar al son de las estrellas para que yo te viera.
Y con suavidad, con mis manos de pinceles te fui descubriendo. Descubrí las lágrimas que yacían en los surcos de tus ojos, en tus ojeras, canales de angustias y con mis manos te fui secando, dejando la superficie de tu rostro limpia.
Mi patena era variada. Pensé forzosamente cuál sería el mejor gesto de felicidad que podría dibujar en tu rostro. Pensé y pensé la mejor sonrisa, aquella que hiciera juego con tus ojos, tu boca y aquella puntiaguda nariz que parecía un poroto.
Y como gran artista que soy, lo logré.
Sonreí y sin quererlo me pinté a mi misma una sonrisa; y como un bebé, vos sonreíste copiosamente al verme sonreír. Sin duda, fue el mejor gesto de felicidad.
Fui feliz…
                               …al verte sonreír.





Clemencia Campos

6 comentarios:

  1. Me gustó mucho Clemencia, tu dar a luz una sonrisa y el juego de espejos que descarga. Hay gran ternura en tu relato. Y siempre con tu estilo de contrastes. Jaula en vela, pareciera una respuesta al Jaula de Mechi. Un encuentro festivo a la luz de la vela.
    ¿Y cómo es eso del poroto puntiagudo?

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    1. jaja gracias Marisa! La nariz de poroto es como redondita en la punta y me la imagino roja encima. Como una nariz de payaso. No se..es una nariz especial. Cuando veas una, te vas a dar cuenta sola. No tiene más descripción que esa. Pero es una nariz feliz y como de niño.

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  2. Eso de "Te miraba, pero aún no sabía verte" y, luego, "Fui feliz… al verte sonreír" me impactó. Lo primero por lo profundo y lo segundo, por lo sencillo. ¡Gracias!

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  3. Lindísimo Clemencia, me llegó al corazón la ternura que sale del relato y me hizo recordar el poder de una sonrisa. Gracias!
    Marcela L.

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  4. Muy bueno. Es fantástico como uno siempre que pinta se pinta a uno mismo.

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  5. Empezás como en puntas de pie y vas avanzando en un juego "velado" de luces y sombras. Me gustó mucho, Clemencia!

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