Niño con sombrero de ala ancha Rembrandt (blojeans.blogspot.com.ar)
Cuentan las
crónicas que cuando Tomás Moro subió al patíbulo para la decapitación
sentenciada por el caprichoso rey Enrique, el santo mártir se dirigió al
verdugo ofreciéndole su sombrero con estas palabras:
“Tome, se lo regalo, de ahora en adelante no lo necesitaré más.”
Humor hasta
las últimas consecuencias.
Verdadera
Sabiduría Divina: la “debilidad de Dios que confunde a los fuertes de este
mundo” en palabras de San Pablo.
Hasta las
cosas más insólitas pueden conducirnos a manifestar la alegría profunda de lo
verdadero. Tenemos que ser valientes.
Ignacio Leonetti
MUY BUENO EL TEXTO.
ResponderEliminarLA ELECCION DEL DIBUJO EXCELENTE
MAX HUNICKEN
¡Muy buena palabra puente Ignacio!
ResponderEliminarDespierta curiosidad desde el título. Tambien el dibujo y su autor como dice Max calza muy bien con el nivel de entrega que señala el texto. La entrega de Tomás Moro a la verdad de su fe y la de Rembrandt al arte. Como si esas dos grandes personalidades se estuvieran sacando el sombrero e inclinándose hicieran una graciosa reverencia a la vida delante de nosotros guiñándonos los ojos. Dan ganas de unirse a su club.
Me encantó!
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