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Entre tus piernas
he visto al Señor.
El Dios de la
vida habita en tu piel.
Tus dedos ágiles
tocan su música
y huelo su
perfume en tus cabellos.
Mi aliento se
confunde con el tuyo;
un solo soplo nos
mantiene vivos.
El fuego nos
atraviesa, nos inunda:
es el Espíritu,
el brillo de tus ojos.
Tu voz canta al
Dios de la música,
y tus labios son
la ventana al Cielo.
En el horizonte
de mis abismos veo al Señor:
Él no deja de
decirme tu Nombre.
Bailás al ritmo
de los nueve coros,
y sobre tu carne
reposa mi alma.
¡Vení a mí, vení
cerca, amor mío!
¡Está en nosotros
el Dios de la vida!
En la oscuridad busqué a mi Señor.
Su Luz brillaba en lo recóndito de mi alma.
Él me prometió la inmortalidad,
y me extendió tu mano para salvarme.
Guillo Barber Soler
¡Muy bueno Guillo! El amor humano como lugar de manifestación privilegiado del Dios Amor. Como dice Alonso Schökel en su Comentario al Cantar de los Cantares: "Dios es Amor (1Jn, 4, 8.16). No se ha dicho cosa más alta de Dios. Ni del amor" Y la nupcialidad aparece a menudo como imagen y Símbolo del Reino. Un Reino que se "siente" intensamente.
ResponderEliminarMe gusto mucho tu salmo.
Creo que hay que recuperar ese costado sagrado del amor que esta siendo tan abaratado.
EXCELENTE GUILLO!!!!
ResponderEliminarEsta parte me gusto mucho:
Mi aliento se confunde con el tuyo;
un solo soplo nos mantiene vivos.
El fuego nos atraviesa, nos inunda:
es el Espíritu, el brillo de tus ojos
MAX HUNICKEN
Guillermo:Muy bueno, me encantó.Gracias
ResponderEliminarEstá muy bueno y lleno de vitalidad.
ResponderEliminarMuy bella poesía! Gracias!
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