domingo, 8 de septiembre de 2013

Xenófobo (María Sol Rufiner)









Querido Xenófobo:

                                   He investigado tus notas y encuentro interesante el patrón de círculos que haces.  Es muy importante que los pacientes no se de cuenta de cuando los conforman ni del daño que hacen. Cuida que entiendan muy bien la caridad como ayuda al pobre pero que obvien la ayuda a su prójimo, induciéndolos a que lo vayan de a poco ignorando por completo. Pon, además, especial acento en que se vean a sí mismos como “El Grupo” y que crean que son abiertos, mientras pasan por alto a los demás miembros de la comunidad; especialmente a los nuevos y sobre todo a las que tienen algún talento especial.  Sobre estos últimos es importante que te advierta de que tengas cuidado, ya que son los más peligrosos, si logran infiltrarse a nuestro círculo cerrado, debido a que son los únicos diseñados especialmente por el Enemigo para destruir nuestro ardid y volver abierto nuestro perfecto círculo. Trata de que el grupo note más que nada sus peculiaridades, para que inconcientemente lo vaya relegando en la no mencionada pero tan conocida categoría de “bicho raro”, esto causará un inmediato rechazo tanto para el grupo como para el “bicho raro” y llevará a que nunca pueda llegar a entrar en él, ya que intentarlo le llevará un gran sufrimiento. Habla con su demonio tentador para que del otro lado soporte tu estrategia haciendo ver cuánto lo discriminan y lo dejan de lado; así o deje de intentar entrar en el círculo o abandone su talento especial que era lo que nos preocupaba en primer lugar. Si esto último acontece no debes preocuparte ya no representa una amenaza para nuestro plan y hasta quizás sea una buena adquisición para nuestro círculo.
Espero que estos consejos te sirvan para cada vez ir cerrando más el grupo y así finalmente al igual que nuestro Padre de las tinieblas, se vayan devorando a sí mismos y caigan sin darse cuenta en nuestro poder.

                                                                       Tu cada vez más afectuoso tío Orugario





María Sol Rufiner
            

2 comentarios:

  1. Me gustó esa idea Sol, acerca de la debilidad y la pobreza de un grupo homogéneo que paradójicamente sucumbe al engaño de creerse fuerte, indestructible si mantiene al distinto afuera. Cuando es justamente esa homogeneidad su peor "enemigo" que lo hace implosionar. Por miedo a contaminarse termina implosionando.
    Y tu inconfundible estilo para presentar los temas como una suerte de revelación mítica a la manera de los cuentos infantiles.

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    1. Mi estilo, pequeño tributo a mi querido Jack (C.S.Lewis) Hermano del alma, aun desde la eternidad.
      Este de los círculos cerrados es un peligro que vengo viendo y observando en diversos lugares. Ese tener miedo al de afuera e ir por eso perdiendo la caridad fraterna y ese calor de hogar que siempre caracterizó a la comunidad cristiana.
      Es algo que he vivido con frecuencia, "el ser nuevo", el llegar a un grupo y que te dejen de lado y hablar con las personas por separado y que jamás se hayan dado cuenta de lo que hicieron. Cosa que es a la vez triste porque cuando el grupo se vuelve cerrado se empiezan a devorar en sus mismas intrigas hasta que ya o no quedan ellos sin el grupo, o no queda el grupo. Sin darse cuenta que en realidad los grupos van y vienen como la vida, y que en ese mismo ir y venir está la inmensa riqueza que Dios nos lega en la vida. Si nos cerramos al prójimo perdemos en realidad todo.

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