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(Ilust.blog)
Pasan los días
de los lagartos esperanzados.
Devórame el aliento y acuéstate a mi lado.
somos sequedad y herida, sensualidad
ineluctable
y sentencia de muerte que tarde o temprano
calcinará nuestros empeños de aire
comprimido.
La guerra se vocifera a lo lejos
ahora que el clímax patina
entre las falanges frías
de los dedos.
Aspiramos pasión de siglos no vividos,
concretamos en cada “tic” ardoroso
el giro inmolado de los cuerpos desnudos
a causa de un amor mayor.
La ciudad es un sarcófago de asfalto,
miradas podridas y ejes de madera caduca.
Nuestra intención a corto plazo
es la de darle sentido y fogosidad
al último espasmo
Alexander Vórtice
MUY BUENO ALEX, ESTA PARTE ME LLEGO:
ResponderEliminarAspiramos pasión de siglos no vividos,
concretamos en cada “tic” ardoroso
el giro inmolado de los cuerpos desnudos
a causa de un amor mayor.
La ciudad es un sarcófago de asfalto,
miradas podridas y ejes de madera caduca.
Nuestra intención a corto plazo
es la de darle sentido y fogosidad
al último espasmo
Y LA ELECCION DE LA IMAGEN MARAVILLOSA
M. H
Muchas gracias, amigo Max. Un placer para mí poder aportar este poema a este blog. Un abrazo para todos y muy buena elección de imagen.
ResponderEliminarA. Vórtice
Maravilloso!
ResponderEliminarTus versos Alexander, tienen algo del espíritu de Baudelaire. Aunque el tuyo es un desasosiego que busca ser compartido.
ResponderEliminarEsa esperanza del lagarto sigue siendo un diamante.
¡Qué bueno que les gustó la imagen!
Muchas gracias por tus palabras, amiga Marisa M.
ResponderEliminarBusco compartir este desasosiego, sí, pues en él vivo
mirando los demás desasosiegos.
Saludos