domingo, 8 de septiembre de 2013

Xenofobia-Xenofilia (María Paola Delbosco)

Google Crome imégenes. Tribu Omo




Fobia y filia vienen después, la cuestión central es ser xenos: el de afuera, el extranjero, el extraño, el que no sabe las canciones que saben todos, el que no comprende los refranes, el que no recuerda los cuentitos infantiles. Xenos, potencialmente interesante -todo lo diverso nos llama la atención-, pero también potencialmente hostil: hace cosas raras, reacciona distinto, no se sabe qué piensa, qué siente, puede ser origen del mal. Porque el xenos pone en evidencia la parcialidad de nuestras costumbres y de nuestras certezas, así que es un peligro para  las  instituciones  que, sin que nos demos cuenta, rigen nuestra vida.  Su diversidad es entonces un patente desafío a la estabilidad, porque legitima hacer las cosas de otra manera; frente a esto lo más instintivo es ponerse  a salvo en la irreflexiva e ilusoria convicción de la superioridad de lo propio. Así el xenos es percibido como una amenaza de lo inferior, y por eso Xenos y enemigo, huésped y hostil, en varios idiomas tienen una misma raíz. Lo que pasa, en cambio, es simplemente que el xenos, por su sola presencia, nos arrebata la confortable centralidad: nuestro mundo no es el mundo, no hay centro, o por lo menos el centro hay que buscarlo junto con él. Y quizás ese centro esté ahí mismo, a la vista, en su vista: sus ojos miran, interrogan y ofrecen. Nos obligan a dejar el nosotros, seguro y fortificado, para animarnos a un valiente  yo-tú, la relación más humana, el fundamento mismo del ser persona. En ese encuentro queda al descubierto que estamos hechos para responder a la mirada del otro; de la calidad de la  respuesta, de su amplitud y generosidad, de su pacífica disponibilidad depende tanto nuestra propia identidad como el sentido que le damos al mundo entero. Esto lo hemos aprendido de Otro xenos, el Absolutamente Otro, que nos ha enseñado que para el que con su mirada hace existir al otro, en una palabra, para el que ama no hay excluidos.  

Paola Delbosco




4 comentarios:

  1. Me llegó mucho: "Nos obligan a dejar el nosotros, seguro y fortificado, para animarnos a un valiente yo-tú, la relación más humana, el fundamento mismo del ser persona." !Gracias!

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  2. El final me hizo pensar Paola que Dios al crear "permite que el otro sea en sí mismo, justamente otro", sale de sí y abre el juego. Podría ser un nombre del poder divino; "el que es capaz de ponerse en frente a un otro".
    El gesto humano de dar espacio al otro reproduce a escala ese movimiento generoso y confiado.
    ¡Muy linda la imagen que elegiste!

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  3. Justo, cuando pensaba en la letra de este mes, pensaba en esta relación Xenofobia y Xenofilia, pensaba en escribir una suerte de Mitopoeia, pero en vez de Filomito a Misóto de Xenofilo a Xenofobo, sin embargo mientras escribía salieron las cartas del "Diablo a su Sobrino", Inkling diferente.
    Me gusto también la imagen y pensaba que despues de todo venimos de Seno de Dios y hacia el Xeno de Dios vamos. Buen juego de palabras.

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  4. EXQUISITO PAOLA.

    ESTA PARTE ES EXCELENTE: Y quizás ese centro esté ahí mismo, a la vista, en su vista: sus ojos miran, interrogan y ofrecen. Nos obligan a dejar el nosotros, seguro y fortificado, para animarnos a un valiente yo-tú, la relación más humana, el fundamento mismo del ser persona. En ese encuentro queda al descubierto que estamos hechos para responder a la mirada del otro; de la calidad de la respuesta, de su amplitud y generosidad, de su pacífica disponibilidad depende tanto nuestra propia identidad como el sentido que le damos al mundo entero. Esto lo hemos aprendido de Otro xenos, el Absolutamente Otro, que nos ha enseñado que para el que con su mirada hace existir al otro, en una palabra, para el que ama no hay excluidos.

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