Félix González Torres, “Untitled” (Golden), Cuentas de
plástico y varilla de metal, dimensiones variables, Guggenheim Museum, Nueva
York, 1995.
"La ciudad de los Césares está encantada en la cordillera de los Andes, a la orilla de un gran lago. El día de Viernes Santo se puede ver, desde lejos, cómo brillan las cúpulas de sus torres y los techos de sus casas, que son de oro y plata macizos..."
(Leyenda de la Patagonia)
Cómo me gustan las historias,
las ficciones y
las gestas
de hombres y
mujeres que se lanzan, aventuran y conquistan
Vivo de variaciones imaginarias,
de fábulas y de
quimeras
que muestran
mi mundo resplandeciendo en un
domingo de Pascua
Mi abuelo llegó de Inglaterra
después de la Gran Guerra y se vino a Aluminé buscando oro. No encontró casi nada.
Ahí conoció a mi abuela que estaba de paso por el lugar. Pero el oro alcanzó
para las alianzas.
Cómo
odio esos negocios donde dice "COMPRO ORO",
¿No saben
que hay cosas que no se compran, no se venden,
ni se ostentan?
Ángeles Smart
¡Qué buena reflexión, Ángeles! La historia de tu abuelo reinvindica un valor olvidado del oro que es casi lo mismo que se ve el Viernes Santo,desde lejos, en la ciudad de los Césares en la cordillera andina. Reinvindica ese valor sagrado y misterioso del ser humano en su gran aventura, en su conquista por el gran amor de su vida, por más que luego pueda fracasar. Pero en un momento, ese brillo del oro quiere representar el mayor acto de heroísmo que puede alguien aspirar, acaso, dar la vida por otro. Y aclaro, gota a gota...
ResponderEliminarP.S. Yo también odio esos carteles tan vulgares y banalizados que alguien que no sepa qué es el oro, puede pensar que es una especie de minuta como un superpancho con todas las salsas y papitas pay.
Ángeles, me hiciste acordar a la película Aguirre, la ira de Dios de Herzog y lo primero que pensé es en el saqueo que sufrió latinoamérica.
ResponderEliminarPero no me gusta ser tan literal.
Últimamente me ha llegado de varios lados el tema del "camino del héroe" (gente que estudia a Jung, a Campbell, la Odisea, etc, nuestro amigo Fede entre ellos). Creo que aparece un ansia de protagonismo en reacción al tipo de sociedad en que vivimos que hace que nuestras historias se hayan tornado demasiado previsibles. Una nostalgia faústica en el buen sentido del término. Esta es tu nueva variación imaginaria...
¡Tu abuelo encontró un tesoro más valioso que el oro! ¿O no?
Ángeles, coincido plenamente con Marisa: tu abuelo encontró el mayor oro que se puede encontrar!
ResponderEliminarHola Angeles, qué linda historia la de tu abuelo. Me divertió eso de que el oro alcanzó para las alianzas, siempre tu sentido del humor! Un beso y lo mejor para esta Navidad!
ResponderEliminargracias gente por los comentarios. Es verdad Makishi lo tuyo, muy gracioso lo del superpancho! Y es verdad Marisa, Ignacio que mi abuelo encontró finalmente oro! Ahora, Lydia, no fue sentido del humor, es verdad histórica! sólo le alcanzó el oro para eso!
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