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En silencio cumple su misión esencial de
vestir o de desvestir a quien lo lleva.
En silencio resuelve la comodidad de la ropa,
sí y solo sí, cumple con ciertas condiciones de aptitud material.
Gracias a él, se florea el orgulloso botón,
muy pagado de sí mismo. Quizá sin saber que sin su hermano siamés, el ojal, él
nada sería. Sabemos que el botón cosido y puesto ahí -“de vista”- manifiesta
claramente una artificialidad que le arrebata toda belleza.
El ser del ojal, compuesto del vacío mismo de
toda posibilidad, es testimonio de la más estricta humildad.
Servir ¡y hasta ser fundamental! desde la
sencillez de la propia pobreza.
¡Linda invitación nos hace el ojal!
Ignacio Leonetti
ja! que honor para el ojal que alguien le dedique tan profunda reflexión! los botones se deben estar retorciendo de envidia, muy buena!
ResponderEliminar"En silencio cumple su misión esencial de vestir o de desvestir a quien lo lleva" me encantó esa frase! cuántas veces el quedarnos sin palabras nos hace sentir desnudos, vulnerables, culpables... y cuantas otras el callar nos da poder, nos enaltece y nos hace de escudo defensor ante aquellos que quieren hacernos perder el control, la paciencia, el temple.
ResponderEliminarUn profesor mio siempre contaba que Carlo Mazzantini decía que él era el "segundo" de Sciacca. Sciacca era de perfil alto (como tu botón) y Mazzantini de perfil bajo (como tu ojal). Lo bueno era que ser el segundo o de perfil bajo le daba mucha libertad. Siempre me gustó esa historia, por eso de la libertad. Estar atrás, no ser tan visible es muy liberador.
ResponderEliminar¡Me encantó tu analogía!
Gracias a todos! Pensé en retratar la grandeza a la que siempre estamos llamados en la pequeñez del silencio y la humildad.
EliminarMe encantó la metáfora chiquita y profunda!! qué linda!
ResponderEliminarMuy buen rescate del ojal, del océano del olvido y la ingratitud. ¡Qué sería de nuestros días sin los ojales! Esenciales y silentes servidores.
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