“Life has a
gap in it, it just does….you don’t go crazy trying to fill it.”
“La vida tiene un hueco, ahí está, simplemente….no
hay que volverse locos tratando de llenarlo”
(Take this waltz, EE UU, 2012)
La frase está tomada de una película que vi
hace poco. Linda película. Sin pretensiones pero con sustancia. Me pareció una
manera sencillita de decir algo muy profundo, que a veces no terminamos de ver.
O más bien de aceptar. Hablo de aceptar, porque entenderlo sería tratar de llenar el hueco. Llenarlo de sentido, de
lógica. Cosa que a nosotros, dignos hijos de Sócrates, no nos cuesta demasiado.
Bueno, a decir verdad nos cuesta, pero no por eso dejamos de intentarlo.
Como a la protagonista de la película, por ejemplo.
Una linda chica, en sus treinta, viviendo en pareja con un buen tipo que la
adora. Todo va bien, hasta que casualmente, conoce a otro. No puede evitar
comparar, y comienza a sentir el aguijón de la insatisfacción. En eso todos, de
un modo u otro, nos sentimos identificados con ella. ¿Quién no? Pero ella se
replantea su relación, siente que algo le falta y da un paso más. Finalmente se
decide y deja a su marido por el otro. Este, un pintor excéntrico lleno de
promesas, parece cerrarle más. Lamentablemente, al poco tiempo, vuelve a sentir ese hueco, ese
vacío existencial. Intenta volver con su marido y se da cuenta que ya no puede,
que algo se rompió definitivamente. Es entonces cuando su amiga, alcohólica
ella, le suelta la frase que resume su
propia experiencia de vida: “Life has a
gap in it, it just does. You don’t go crazy trying to fill it.” Lo que me
hizo acordar de Thomas Merton.
Hace años leí un lindísimo texto suyo donde describe a los
“obsesos ciudadanos” que “soportan la
carga de sus obsesiones” y cuya “operación obsesiva”, basada en una falsa
ilusión de omnipotencia, es la de encontrarle
a todo un sentido, entender todo, controlar todo…
Tapar todos los huecos, diría la chica de la
película, o ahogarlos en alcohol.
Ahora, digo, si sabemos teóricamente de la
desproporción entre nuestro sentido, el de la lógica humana, chiquitita, y El Sentido….
¿Por qué no nos la bancamos en la práctica? ¿Por
qué no tenemos la humildad de aceptarlo?
No aceptar el hueco, no ver la desproporción
entre lo que nos pasa y lo que podemos llegar a entender, a controlar, ¡nos
puede costar tanto! Y de hecho nos cuesta. Nos cuesta la paz, la tranquilidad
de espíritu. Nos va convirtiendo, todos los días, en algo cada vez más parecido
a aquellos ciudadanos: controladores, obsesivos, alcohólicos, depresivos.
¡Ojo al piojo!… Merton lo dice clarito: “el
final del ciclo es la desesperación”
Paola
Ambrosoni
ásicamente, se trata de
una ilusión de omnipotencia….
Paola! Me he identificado con tu texto. Qué fácil resulta muchas veces llenar el hueco de otros, pero qué dificil se hace cuando el hueco es de uno mismo. En realidad, no creo que sea dificil, sino imposible. "Aceptar" creo que es lo más lindo en estos casos. Inclusive, los casos de los otros que podríamos explicar. "Aceptar" es un movimiento más amoroso que el "explicar", ¿no?
ResponderEliminarGracias!
En "Sobre el hombre" Olivier Clement dice, que el ser humano se experimenta a sí mismo como el "hueco de una plenitud desconocida". Me pareció una formulación genial, como la que citas vos Paola.
ResponderEliminar¿No es asombroso que nos demos cuenta con tanta fuerza del hecho de que "nos falta algo" aunque no sepamos qué es lo que nos falta?
Hola Paola, me gustó mucho lo que decís. A veces tenemos esta manía de querer entender pero hay que vivir un rato con ese hueco de la vida, pero qué difícil y qué lindo debe ser aceptarlo! Porque llenar los huecos como decís te puede llevar a la depresión, a la obsesión,etc. También me encantó la canción que pusiste, va justo con el texto, el tipo camina, camina, sube montañas, pero siempre termina y va a terminar con 'I still haven`t found what I'm looking for', el tema es 'qué estamos buscando, no?'
ResponderEliminarMuy bueno, Pao! Es verdad, no hay que volverse loco tratando de llenar el hueco, tal vez sea que tenemos miedo de, al convivir con eso, caernos un día por el agujero. Creo que hay gente que se tira de cabeza al fondo, los adrenalínicos y melancólicos están siempre en el borde, los cobardes hacen como que no existen y en el fondo lo más sensato es caminar entre los huecos viendo que son parte del paisaje!
ResponderEliminarTersita;me alegro que te haya gustado la canción! a mí también, pero la eligió Marisa,no yo. Igual coincido con vos, en que quedó perfecta.Además, la letra es increíble, porque al final , cuando repite que todavía no ha encontrado lo que está buscando, aclara "creo que El Reino llegará, oh sí,sabes que creo, .... pero yo todavía estoy corriendo" Es ahí,en el todavía, en el mientras tanto, cuando estamos corriendo,que nos entra el miedo de caernos en los huecos,no Anqui? Bueno, aclaremos que los huecos como tales, son "huecos",no son. Sólo evidencian lo que no vemos, lo que no logramos entender....
ResponderEliminarQuizá el mayor drama de nuestra herencia racionalista consiste en que perdemos de vista nuestra condición de creaturas. No aceptar la ininteligibilidad provisoria de los "huecos" a la larga creo que representa el no aceptarnos como humanos.
ResponderEliminarbuena la aclaración, Pao, de que los huecos no son. No lo había pensado. Debe ser que la oscuridad nos confunde un poco. Parece esa poesía de Holderlin que dice que hay que tomar el agua del pozo, para que brote la luz!
ResponderEliminarQué buen texto, Pao !! Me gustó mucho la forma sencilla y ágil en que presentás tus interrogantes y pensamientos. También me conmueven el “hueco” y las obsesivas ansias de llenarlo (de sentido), ansias que pueden llevar a todos esos caminos torcidos, a veces tortuosos. Qué tristeza que esa falsa ilusión de omnipotencia de nuestra herencia racionalista, haya enredado y dificultado aun más el difícil “arte de vivir”, “produciendo” almas ciegas, torpes y desdichadas, inconsecuentes con ese “obstinado”, pero genuino y bello deseo de plenitud, de sentido…
ResponderEliminarGracias Pao!! Me encanto!! Te mando un beso grande. Fernanda.
Qué bien expresado! Lo voy a recordar a esto del gap.
ResponderEliminarFeliz Navidad, Paola! Y: gracias!