Raúl Soldi, Cúpula teatro Colón, (ilust. Blog)
El hecho artístico está lleno de misterio
por donde se lo mire. O se lo escuche. O se lo contemple de alguna manera.
Quizás de eso se trate justamente, de contemplar el misterio. Cada uno de los
momentos del hecho artístico se nos antoja rodeado de una particular luz,
impenetrable en su luminosidad, mágica en su plenitud de sentido.
Uno de esos momentos es el de la génesis
de la obra: ¿por qué surge? ¿por qué alguien se pone a pintar, o componer, o
escribir? ¿por qué pinta, compone, escribe precisamente eso y no otra cosa?
¿por qué lo hace a veces y otras veces no? ¿no puede? ¿no le sale?
Todavía más misterioso nos resulta el
asunto cuando, desde nuestra maravillada sed de comprensión, les pasamos la
palabra a aquellos que se dedican a estos menesteres; ellos mismos, los
creadores, nos revelan que no es posible explicarlo, que la inspiración es algo
indescifrable, arrebatador, inforzable, indeterminable... una gracia, por qué no. Claro que uno puede
prepararse, practicar, ensayar, planificar... pero nada de eso alcanza para
causar la inspiración, que viene cuando quiere y frente a la cual nos toca ser
oyentes.
Semejante curiosidad no puede menos que
dejarnos perplejos a los que gustamos de teoretizar sobre estas cuestiones de
vez en cuando.
En la antigüedad, como es sabido, se ha
relacionado la inspiración artística con la intervención de las divinidades.
Platón, por ejemplo, sostiene que “aquel
que sin la locura de las Musas llegue a las puertas de la poesía convencido de
que por los recursos del arte habrá de ser un poeta eminente, será uno
imperfecto.” Haciéndose eco del maestro y agregando lo suyo (para variar),
Aristóteles dice añade que “la poesía es
propia de quien tiene una naturaleza bien dispuesta o de un loco. De estos, los
unos se adaptan al molde fácilmente; los otros pueden salir de sí mismos.”
¿Dos filósofos, pilares de la racionalidad occidental, diciendo que hay que
estar un poco loco para poder crear? ¿En qué quedamos? ¿Tenemos que salir de
sí? ¿Dejar que entren en nosotros?
Más tarde, los románticos prefirieron
hablar del sueño, de la necesidad de
un estado de somnolencia, para que brote esa iluminación inspiradora. En la época moderna, y con el aporte de la
psicología, se pasó a hablar de contenidos
inconscientes que salen a la luz desde sus oscuras profundidades, como
explicación de la inspiración creadora.
Tesis diferentes, por cierto. Algunas más
cercanas a la mística, otras no. Pero, si bien distintas, explicaciones tal vez
no tan lejanas entre sí. Algo común subyace a todas ellas: la ausencia de dominio,
la entrega a algo que supera nuestra potestad “racional”, la apertura a algo
que está, ya sea por encima, por debajo o por dentro del sujeto, algo que el
sujeto experimenta como íntimamente propio – pues lo mueve en su interior
profundo y lo moviliza desde el centro – y a la vez extrañamente ajeno – pues
está más allá de su voluntad consciente.
¿Y qué se ha de hacer ante algo así?
¿Obedecer? Sí señor, obedecer a aquello que nos supera y que es a la vez
intimísimamente nuestro. No por afán de esclavizarse, sino por el contrario,
por necesidad de liberación. El creador se siente liberado cuando obedece y se
sentiría prisionero si no pudiera hacerlo.
Vaya enseñanza ésta, que trasciende el
ámbito de lo artístico y nos permite intuir, al menos a tientas, una verdad tan
esencial para la vida toda: la liberación está en la obediencia. Algo sobre lo
cual no tenemos dominio viene hacia nosotros y la expresión llena de sentido
florece solamente sobre el fértil suelo de nuestra escucha atenta. Dejando que
entren en nosotros y a la vez saliendo nosotros al encuentro con lo otro,
germina lo nuevo, en una expresión de poder que trasciende el concepto
asfixiante de la dominación.
Al parecer, la auténtica libertad se haya
sólo en ese dialogal obedecer a aquello que nos supera, pero que es a la vez lo
verdaderamente nuestro.
Martín Susnik
Excelente MARTIN, no creo que te acuerdes de mi. vos ya habias terminado la carrera. Mas en una semana de la filosodia, para ser exactos la del año 2002, usted se lucio con el personaje de ROMANO GUARDINI, sus compañeros y por que no decir adversarios en cuanto a posiciones filosoficas eran nada mas ni nada menos que HEGEL, Y GIANNI VATTIMO, Basttista y Ricardo Delbosco. que plantel. (:-)-
ResponderEliminaresta parte es maravillosa.
Vaya enseñanza ésta, que trasciende el ámbito de lo artístico y nos permite intuir, al menos a tientas, una verdad tan esencial para la vida toda: la liberación está en la obediencia. Algo sobre lo cual no tenemos dominio viene hacia nosotros y la expresión llena de sentido florece solamente sobre el fértil suelo de nuestra escucha atenta. Dejando que entren en nosotros y a la vez saliendo nosotros al encuentro con lo otro, germina lo nuevo, en una expresión de poder que trasciende el concepto asfixiante de la dominación.
MAX HUNICKEN.
TE FELICITO. en esa semana vi ante mi, la necesidad y la inspiracion para superarme como amante de la filosofia y de cultura toda.
¡Gracias Max, por tus felicitaciones y por tan grato recuerdo! Estuvo muy divertido esa vez con esa "charla", con esos dos amigazos tan talentosos y con el lindo clima que se pudo armar gracias a la gente que vino esa tarde. Me impresiona que te acuerdes tanto, te confieso.
EliminarGracias y éxitos con esa inspiración. En lo personal, suelo tener presente lo que dicen que dijo Picasso: la inspiración viene cuando quiere, pero lo mejor es que te agarre trabajando. Y puedo confirmarlo, a medida que uno labura y se va metiendo en algo, se pone más dócil para que lo visite la musa que corresponde. ¡Saludos!
Marin, me encanta tu planteo tan original. Me imapctó en particular, lo que ya Max Hunicken remarcó y que, para mayor precisión, transcribo parcialmente: "Algo sobre lo cual no tenemos dominio viene hacia nosotros y la expresión llena de sentido florece solamente sobre el fértil suelo de nuestra escucha atenta. Dejando que entren en nosotros y a la vez saliendo nosotros al encuentro con lo otro, germina lo nuevo,..." El significado del verbo inspirare en latín es "soplar hacia adentro, al interior" y está en uno aceptarlo o rechazarlo libremente, ¿no? Por otra parte, ello implica la preexistencia del Soplo - Espíritu entrante; sí con mayúscula. Théos. Y de ahí el entusiasmo creador... de lo nuevo.
ResponderEliminarIluminador comentario, querido Stane, que agradezco mucho. La preexistencia del Soplo, en efecto, es lo que a mi criterio hace posible toda inspiración. Me encanta esta conexión entre "inspiración" (soplar hacia adentro) y "entusiasmo" (estar lleno de Dios). Hvala!
EliminarMuy aleccionador lo que remarcas ESTANISLAO, cuando expresas el significado del verbo inspirarse en latin.
ResponderEliminarmuchas gracias.
MAX HUNICKEN
Siempre tan claro y profundo Martín.
ResponderEliminarMe quedé pensando que quizás se podrían interpretar muchas cosas de la vida como algo que nos es dado y tenemos que hacer circular. Que ni nos pertenece ni controlamos sino que pasa a través nuestro.
¡Gracias, Marisa! Siempre recuerdo una pregunta que nos hizo J.P.R. en metafísica y que está en el meollo del asunto. Nos preguntó, hablando sobre el acto de ser en S.T.: ¿el acto de ser es mío, o me lo da Dios? Y muchos quedamos en silencio... Cuando yo repito la experiencia en mis clases, los alumnos vuelven a quedar en la misma duda... hasta que la cabeza hace clik: ES MÍO PORQUE ME LO DA DIOS. Todo lo que pasa, lo que tenemos y lo que somos, es al fin y al cabo recibido. Y la captación de eso hace posible el despertar de la vocación de hacer que otros sean receptores también, de lo poco que podemos darles. Suena lindo y no es sencillo, claro. A veces (muchas veces) no nos sale... pero cuando sale, es maravilloso.
EliminarA qué dirección de email hay que enviar lo escrito?
ResponderEliminarSi entendí bien, en abril se escribiría sobre una palabra que comience con A ? en mayo con B ???
¡Hola! Si tenés ganas mandanos por este medio tu dirección de mail y nosotros nos comunicamos con vos. En realidad en mayo estamos con la J. Este taller empezó hace casi un año. Saludos
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