Fernan Léger, éger, Mujer y su hijo, 1922 (Ilust. Blog)
Somos energía compactada
en forma humana
Nos mueve una batería eléctrica
que no es recargable.
Tenemos reloj biológico
con despertador
sentimientos
y ¡alarma!
Un puñado de neuronas
ordena nuestros días
y ¡es tremendo
si se cae el sistema!
Proyectamos nuestra propia
película,
podemos cambiar el libreto
cuantas veces queramos,
sin ir al cine
sin video ni DVD.
Gozamos de autonomía
hasta que estalla el amor…
Y somos vulnerables
también al odio…
La etiqueta dice D. O. C
(denominación de origen controlado)
como en los buenos vinos.
Y aunque nuestro envase es
retornable,
¡no sabemos adónde!
INEXPLICABLE.
Mercedes Jacquelin
¡Muy bueno Mercedes! Me encantó lo del "envase retornable a no sabemos dónde".
ResponderEliminar¿Medio cachuzo lo recibirán también? De no ser así, estoy fregada.
Y todas las otras analogías que hacés. Genial. Muy divertido.
Me llama la atención que en los últimos tres textos aparece la tensión entre el pertenecer y despegarse del hombre al mundo de las máquinas de diferente modo.
Cuántas metáforas creativas Mercedes! Como en los poetas de fines de siglo XIX y principios del XX incorporás las novedades del siglo y las transfigurás en poesía! Lo que más me gusta es que tomás lo lindo y espontáneo de la vida humana y lo comparás con aquello también lindo que tiene la mecánica. A veces lo que más se escucha es una crítica a la técnica como que mata la vida, vos lo unís en una felíz simbiosis!!!
ResponderEliminarGenial!!! Me ancanto! A mi, que soy una negada total a las maquinas.Espero que a mi envase lo reciban, con las pocas neuronas que le quedan, jaja!
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