“Una nueva noche fría” Callejeros
La habitación desordenada de Juan
fue testigo de la conversación que mantuvo con Luis, su mejor amigo. Esto ocurrió
una tarde nublada de marzo…
-Che Luis, ¿en verdad vos crees en lo que hablamos el otro día de que existe un ser, eso que vos llamás Dios, que cuida de nosotros y nos conoce? Porque sinceramente si es que existe no creo que le importe mucho nuestra vida, (silencio)… al menos la mía no.
-Dale Juan, qué te pasa, nada es tan malo que no tenga solución, me parece que lo que vos tenés es cansancio y estrés por el laburo de los últimos días.
-¿Qué cansancio, boludo? No te das cuenta que este mundo es una mierda, ése que llamas Dios y que se supone que nos creó, no pudo por lo menos darle la vida a otro. ¡Acaso él sabe lo que es soportar a mi vieja hinchándome todos los días que estudie derecho, que consiga otro laburo… y que vos tenés que ser así, que tu papá nos hizo esto, que no tenés que ser como él… No sé que quiero hacer con mi vida Luis, ¿te das cuenta?
-¿Tu vieja sigue quejándose por lo de tu viejo?
-Sí, siempre, nunca superó que papá nos haya abandonado y se haya ido con otra señora sin siquiera preocuparse en lo mínimo por nosotros. Yo trato de consolarla, pero, siempre que intento se pone peor, parece loca. ¿Eso te parece vida, Luis? Cada vez estoy más convencido que en este mundo tenemos sólo dos opciones: o engañar o ser engañados.
Un pálido silencio se apoderó de la habitación durante casi un minuto, hasta que fue el mismo Juan quien irrumpió de nuevo…
-Vos pensás que voy a creer en la tontera esa de que la vida es bella. Ésas son boludeces que te ponen en películas para que te hagas ilusiones de que es posible algo… mentira, esos flacos lo que les interesa es vender. La vida real es otra. En la vida real no hay colores, ni sabor, ni ideales de perfección. Tenés que ser más realista Luis.
-¿Realista? Sólo creo que debes mirar más a futuro y no hipotecar tu vida en el pasado. Además, como lo hablamos el otro día, sí, si creo que alguien nos está escuchando y conoce lo que somos. ¡Anímate un poco che que pareces un zombi!
-La vida para mí se está volviendo insípida, Luis, (silencio)… no le encuentro sabor a nada.
La habitación se tornó gris como el cielo de esa tarde. Hasta que de pronto se escuchó en el ambiente un grito suave: “¡Juan! Juan!, ya están las milanesas”. Era la mamá de Juan anunciando la cena.
-¡Bueno, che! Vamos que se nos van a enfriar.
En la habitación volvió el pálido silencio, en realidad siempre estuvo allí, presenciando aquel diálogo. Allí quedó también en el cajón de la mesa de noche, un Cristo crucificado y ensangrentado…
-Dale Juan, qué te pasa, nada es tan malo que no tenga solución, me parece que lo que vos tenés es cansancio y estrés por el laburo de los últimos días.
-¿Qué cansancio, boludo? No te das cuenta que este mundo es una mierda, ése que llamas Dios y que se supone que nos creó, no pudo por lo menos darle la vida a otro. ¡Acaso él sabe lo que es soportar a mi vieja hinchándome todos los días que estudie derecho, que consiga otro laburo… y que vos tenés que ser así, que tu papá nos hizo esto, que no tenés que ser como él… No sé que quiero hacer con mi vida Luis, ¿te das cuenta?
-¿Tu vieja sigue quejándose por lo de tu viejo?
-Sí, siempre, nunca superó que papá nos haya abandonado y se haya ido con otra señora sin siquiera preocuparse en lo mínimo por nosotros. Yo trato de consolarla, pero, siempre que intento se pone peor, parece loca. ¿Eso te parece vida, Luis? Cada vez estoy más convencido que en este mundo tenemos sólo dos opciones: o engañar o ser engañados.
Un pálido silencio se apoderó de la habitación durante casi un minuto, hasta que fue el mismo Juan quien irrumpió de nuevo…
-Vos pensás que voy a creer en la tontera esa de que la vida es bella. Ésas son boludeces que te ponen en películas para que te hagas ilusiones de que es posible algo… mentira, esos flacos lo que les interesa es vender. La vida real es otra. En la vida real no hay colores, ni sabor, ni ideales de perfección. Tenés que ser más realista Luis.
-¿Realista? Sólo creo que debes mirar más a futuro y no hipotecar tu vida en el pasado. Además, como lo hablamos el otro día, sí, si creo que alguien nos está escuchando y conoce lo que somos. ¡Anímate un poco che que pareces un zombi!
-La vida para mí se está volviendo insípida, Luis, (silencio)… no le encuentro sabor a nada.
La habitación se tornó gris como el cielo de esa tarde. Hasta que de pronto se escuchó en el ambiente un grito suave: “¡Juan! Juan!, ya están las milanesas”. Era la mamá de Juan anunciando la cena.
-¡Bueno, che! Vamos que se nos van a enfriar.
En la habitación volvió el pálido silencio, en realidad siempre estuvo allí, presenciando aquel diálogo. Allí quedó también en el cajón de la mesa de noche, un Cristo crucificado y ensangrentado…
FIN
José Manuel Flores Eudave
Muy triste todo José.
ResponderEliminar(Los salvaron las milanesas en companía.Por algo se empieza uno a enganchar con otro aspecto de la vida, ¿no?)
¡Gracias!
Sí, es triste. Quise caracterizar a Juan como ese personaje que puede ser cualquiera de nosotros atormentado por vivencias personales que nos hacen cerrarnos al mundo y a la presencia de los otros (por cierto, el tema del seminario, jeje). Vivencias que lamentablemente producen mucho sufrimiento y apatía ante la realidad... ! y si salimos a la calle y hablamos con la gente nos damos cuenta de cuanta hay que sufre por esto¡
EliminarCreo que la vida siempre es un Don, San Francisco de Sales se preguntaba: Qué diferencia tienen la gente que sufre en la miseria y yo... a lo que concluía que todo es Gracia, todo es un Don y todo Don es gratuito.
Un abrazo!
Me gustó mucho lo de mirar más hacia el futuro y no hipotecar la vida en el pasado.
ResponderEliminarA veces uno busca su origen en el pasado, en su fuente, y ahí sólo descubre tristeza, soledad, sinsentido. El milagro es saber que somos capaces de establecer un cambio, de crearnos -en cierta medida - a nosotros mismos.
Quizá - diría Aristóteles - sería cuestión de pensar más en la causa final que en la eficiente, o de tener la mente más en la esperanza - Bloch -, en un Dios que viene a salvarnos, que en la fuente, enturbiada de tristeza. ¿Las milanesas no son señal de que podemos hacer algo con el mundo, algo bello? ¿No somos capaces de crear un ambiente digno de nosotros, un Reino de los Cielos? ¡Dios nos acompañe y nos guíe!
Gracias, Manu. Te mando un abrazo.
Sí, creo que siempre podemos hacer algo que rompa con inercia establecida !que gran Don es ese¡
EliminarTambién creo que muchos no tendríamos la capacidad de ver más allá o de ver a futuro si no hay alguien que nos señale el camino y en el cual podamos apoyarnos. Por eso !que gran Don es conocer a Cristo¡.
Abrazo che!
Si Dios existe, ¿por qué el mal?
ResponderEliminarAhora bien, si Dios no existe, ¿de dónde las milanesas?
Jajaja.
EliminarHay una película, "La fiesta de Babet" que trata todo el tema de la experiencia sensible (el gusto) como parte de la humanidad plenamente vivida y como eslabón para entender el Bien y la Belleza del mundo (que podríamos llamar en este caso... las delicias del mundo).
Abrazo!
Jajaja, muy bueno eso. Yo agregaría el dulce de leche, el mate, los asados... Y como diría Marcelo Gobbi los sorrentinos capresse
ResponderEliminarMUY BUENO. MEXICAN. ME GUSTO MUCHO EL FINAL.
ResponderEliminarMAX HUNICKEN.
Me alegro Max!
EliminarAbrazo!
Salvando las distancias y que sus charlas derivan en otras consecuencias, este diálogo, en "el pálido silencio" de la habitación me recordó a las imperdibles charlas entre Stavroguin y Kirilov en "Los demonios" de Dostoievsky.
ResponderEliminarTristes son estas experiencias!
Mira vos! Justo estamos viendo esa obra en un seminario con Marisa, pero cuando la escribí no pensé en esos diálogos. Igual me estoy empezando a sentir influenciado por Dostoievsky (salvando las distancias, que son inmensas), es un groso, me está gustando mucho !que forma de describir las situaciones más profundas de los hombres¡
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