(Foto tomada por el autor)
“Nuestro
sistema político no compite con instituciones que tienen vigencia en otros
lugares. Nosotros no copiamos a nuestros vecinos, sino que tratamos de ser un
ejemplo… Nuestras leyes ofrecen una justicia equitativa a todos los hombres por
igual... La libertad que gozamos abarca también la vida corriente; no recelamos
los unos de los otros, y no nos entrometemos en los actos de nuestro vecino…
Pero esta libertad no significa que quedemos al margen de las leyes. A todos se
nos ha enseñado a respetar a los magistrados y a las leyes y a no olvidar nunca
que debemos proteger a los débiles.”
Discurso fúnebre de Pericles, citado por K. Popper en
“La sociedad abierta y sus enemigos”
Estábamos en la playa. Es aquel
ratito después de la última ida al mar, en la que los músculos ya no dan para
otro set de volley, en la que ser derrotado una y otra vez en las cartas ya es
insostenible, en la que el mate está frío y lavado, y de la bolsa de los
churros sólo queda azúcar.
Una buena parte de gente bajonera
ya se va. No saben de lo que se pierden. Los que somos más precavidos llevamos
en la mochila algún abrigo cómodo, ‘arenable’, y esperamos a que el hambre de
la cena nos eche.
Por supuesto, quedan algunos todavía.
Las chicas cerca de nosotros comentan los descuentos que consiguieron para esta
noche; a ver cuándo les sacamos charla y arreglamos para salir. También tenemos
al lado a los muchachos que se trajeron el grabador a pilas, y el eterno
ts-tss-tss-tss-ts-tss... Anda dando sus últimas vueltas del día un hombre negro
y musculoso, y ofrece joyas plateadas. Una nena con sus mamás va y vuelve del
agua con su baldecito celeste. Veo regresar a los del carrito con la bandera
Wiphala, que venden unas artesanías bárbaras. Hoy nuevamente me agarraron sin
plata; tal vez mañana les compre esa pulsera con los colores de Etiopía, que
hace un montón vengo buscando.
Me encanta esta hora del día.
Podría decirte qué me marcaba el reloj del celular, pero prefiero
describírtelo: el sol ya no pega verticalmente, sino que se pone paralelo a la
tierra, amable, y en su generosidad nos da una diversidad de colores
espectacular.
Lucas Dema
Me gusta la imagen de la última frase; eso de que sol lucet omnibus.
ResponderEliminar¡Qué bien describis esa hora en la playa! Este año fuimos con mi familia a las playas del Pacifico en Centro América. Allí el sol se ponía en el horizonte a las 18.30 más o menos ("más o menos" como me acuerdo yo, porque el sol era puntualisimo) y ese espectáculo diario siempre nos dejaba a todos con la boca abierta. Cada uno se disponía a presenciarlo con una solemnidad casi sagrada. Un regalo del cielo (nunca ha sonado más literalmente misteriosa esa expresión) a todos los hombres.
ResponderEliminar¡Qué bueno el Cristo de Rio!
La letra de la canción no la pude seguir... disculpen mi inglés.
gracias a ambos! Fede, si podés corregí el link del video que les mande por mail. Obvio que esta versión me encanta, pero demasiado bolichera para un escrito jaja, un abrazo!
ResponderEliminarSí... como dice Marisa, para subir un video te pone la barra de búsqueda de Youtube, con lo cual tenés que buscar las palabras clave aun si tenés la dirección del video específico que querés. Es raro que no se hayan dado cuenta de lo molesto que es hacer así... Me pareció que ésta era la misma versión que nos pasaste, pero escuchando un poco mejor creo haberla cambiado ahora por la que querías. Porque además desde el blog no aparece el video específico que nos pasaste =S Internet reparte dones y miserias como le parece...
Eliminarsí, sí, la otra empieza prácticamente igual...la de ahora está perfecta, gracias!
EliminarA veces pasa, Lucas que el buscador del blog no te da la opción que vos querés. ¡Divinidades cibernéticas! Será que al él le gusta la versión más bolichera, jajaja
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