Escena
de la película, Cuento de Otoño, de Erich Rohmer, (Ilust. blog)
Imagen pensada o soñada, amada o temida.
Quizá se pueda temer lo que se ama.
Quizá se pueda, primero temer y al conocer, amar.
O también desde las penumbras,
desde la soledad,
imaginar una presencia desconocida,
y por eso anhelada.
Y acaso en las sombras y la soledad,
amar alguna presencia.
Que no está pero se espera,
se desea.
Inquietante pues no se la conoce,
aún.
Y qué haré cuando la vea cerca,
al sentir que avanza, puede que indiferente.
Cómo mi presencia recibirá a esa presencia,
quizá no indiferente.
Qué harán ambas presencias
con sus intimidades.
Con sus yo y sus ayeres.
¿Habrá sed de compañías?
¿Pasados de angustias?
¿Recuerdos de luces amadas?
¿Dolores que aún duelen?
Sí.
Siempre,
ya que así son las vidas.
Si se aprecian sabidurías y prudencias,
lo sabio y lo prudente sería abrir las cortinas,
las puertas y las ventanas.
Honrar al jardín del futuro
y, simplemente,
encontrarse.
En
casa, en compañía del silencio y de la duda, 3 al 6 de abril 2012
Jorge Oscar Marticorena
MUY BUENO.
ResponderEliminarMAXI HUNICKEN
Decía George Steiner que los seres humanos somos "mónadas atormentadas por el deseo de comunión". Como si no fuéramos libres frente a ese deseo que nos atraviesa. Somos nosotros pero funciona al margen de nuestra voluntad.
ResponderEliminarMe pareció muy sabio lo tuyo, Jorge. Aceptar la dificultad y las limitaciones como parte del terreno en que ese deseo se puede llevar a cabo.
Qué comprensión la de Steiner! Si se dice sí, todo se hace posible y sigue abierto el camino. El no te deja en el encierro y la oscuridad.
EliminarGracias por el comentario Marisa
ME ENCANTO! MUY BUENO!
ResponderEliminar¡Me gustó mucho! ¡Anuncia un interesante y estimulante encuentro!
ResponderEliminar