María Helena Aldao de Hünicken,
Interrogatorio
Retumba la
insolencia y el descaro de aquella envenenada humanidad, que pretende de sus
mortajas sagradas, las astillas del último madero en pie. Cristo ante un
humillante interrogatorio, carcajadas y dubitativas miradas tras su paciente
mirar. Se mantiene erguido y responde sucintamente. Quienes lo
rodean son hijos de un tiempo, y litigantes de profesión, se abrazan al madero,
pero cuando la concupiscencia los ha demolido en su aflicción. Cristo sigue
paciente y angustiado, porque ya no es tan sólo la milicia y la realeza, sino
la misma muchedumbre que hace unos días lo aclamaban en los Olivos. Y se
pregunta el interlocutor de los contrafácticos: ¿Si Cristo se hubiera escondido
en un zulo, se habría salvado, y además no hubiera llegado a las tibias manos
de Pilato? No será la restrictiva lógica, ni la sistematicidad hegeliana, la
que busque una pausible Síntesis. Como tampoco podrá embaucarnos la historia
unos cuantos años después, cuando se diga de un tal Benito Spinoza: “Spinoza no fue jamás un buen judío,
ni un buen cristiano”.* Justamente Cristo fue y
será un buen judío y el mayor hermano, que buscó en sus moralejas simples y
profundas el panteísmo del amor. ¡Un zulo para mi Cristo el interrogado!, sí,
es un deseo como lo indicara Mario Bunge cuando nos habla de los
contrafácticos. Pero no es lícitamente ese tipo de habitáculo el que
necesito, sino la metáfora de un madero ensalzado que me cobija de la estética
pictórica y real. Un refugio para los murmullos y los temores sacros y
secularizados, que aprisionan y no caben en aquel agujero, con un aroma a
santuario
Maximiliano
Hünicken Segura
*Montero,
Belisario J, La
Filosofía del
Doctor Plaza, Apud Conversaciones Sobre Filosofía y Arte, La
Académica , Buenos Aires, 1924
¡Cuánta ternura en esa búsqueda de un refugio para los murmullos y los temores! Ese saber doloroso del que recibe el amor de Jesús que buscó el lenguaje de un madero para llegar al corazón del hombre.
ResponderEliminarTu texto Max, me hizo pensar también en la alternativa que rechazara en su momento Sócrates y en cuál hubiera sido el destino de su pensamiento si la historia hubiera sido diferente...
¡Qué belleza el icono de tu abuela! ¡Una maravilla la expresividad de esos rostros y el trabajo de las telas!
Tu escrito en esta época en que esta cerca la Navidad, me hizo pensar en la Virgen de Vladimir con el niño en brazos que la acaricia, mientras los ojos de la madre expresan una profunda melancolía por la suerte que le espera.
MUCHAS GRACIAS MARISA, SI EPOCA DE REFLEXION POR LA LLEGADA DE NINÑO DIOS
ResponderEliminarUN BESO
MAX
Dolorosa y denigrante la situación vivida por Jesús, Síntesis magnífica de senti mientos y de situaciones.Un relato con una ternura manifiesta y un dolor profundo.No creo que el zulo hubiese cambiado la historia. Creo que él debía entregar la vida por nosotros y era algo ya, escrito. Llega su nacimiento y es bueno recordar que hubo alguien que dio todo por sus hermanos. Ejemplo a tomar por mas de una persona. El madero triste testigo....Cuanto dolor !!! Ilustrada, maravillosamente, por tu abuela. Gacias por tu escrito. Es profundo y deja huellas. Invita a la reflexión .
ResponderEliminarAmigo, primero felicitaciones por un texto tan bien elaborado y por permitirnos conocer el arte de tu abuela, maravilloso. Un texto que invita a la reflexión a dudar y a tener fe. Cómo siempre Max, escritos cargados de filosofía, estudio, investigación, muy, muy bien pensados. Un abrazo amigo.
ResponderEliminarGran texto, elaborado y no falto de verdad. Cristo el incomprendido, el que dio y sólo recibió dolor... a secas es este un texto duro, por ser cierto, porque es real.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo Max.
Alexander Vórtice
gracias A TODOS. A SERGIO Y ALEX ESPECIALMENTE. Y A ESA QUERIDA ANONIMA, REINA DE LOS NUMEROS.
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