Me suelen salir palabras viejas. Una de ellas es zas: “Iba caminando, pisé un charco y… ¡zas!, al suelo fui a dar.” Casi no se usan, pero se oían en
el doblaje mexicano. Tal habla se volvió para mí lengua sagrada; a tal punto
que nunca me acostumbré a los doblajes argentinos en esa suerte de lenguaje
neutro. Como suelo mezclar realidad y fantasía, pienso que vivo en ese mundo de
las viejas series y digo cosas que no me entienden. “Alcánzame unas fresas y
dos melocotones.” “Comeré un plátano.” “Pásame la mantequilla.” “Te daré una
golpiza.” “Busca ese teléfono en el directorio.” La lista podría continuar
pero… ¡zas!, caigo en la cuenta de que no está bien ser tan antiguo.
Tendrán que aplicarme un correctivo.
Raúl Lavalle
"¡Zas! dale que era Quico y ¡zas! yo jugaba con su pelota y ¡Zas!...." Cuantas cosas nos recuerda el Chavo. Y Bueno, querido Magister, está bueno como decía Lousia May Alcott ser una Chica Anticuada o en su caso un chico.
ResponderEliminarSaludos
MS
¡Cáspitas! ¡Caracoles! ¿Quien podría darte un correctivo Raúl? Si lo que nos apetece es que sigas siendo nuestro "Guardián de las palabras" y nos lleves una y otra vez a ese mundo de fantasía. ¡Albricias!
ResponderEliminarYo me siento casi una niña y sin embargo uso bastante el zaz, aunque suene antiguo me gusta (ja ja), asi que nada de correctivos. Gracias.
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