Una
serpiente y una mariposa conversaban un día en la cuenca de un arroyo seco.
-Yo
vivo mejor, porque cuando mudo de piel, sigo siendo la misma. –dijo la
serpiente.
-Yo
vivo mejor, porque cuando salgo de mi capullo, soy totalmente diferente. –le
contestó la mariposa.
-¿No es
mejor permanecer, viendo el cambio desde un eje? ¿Cómo conocerse siendo siempre
otro? –le preguntó la serpiente.
-¿No es
mejor cambiar, viendo las cosas desde vidas diferentes? ¿Cómo conocer todo
siendo siempre el mismo? –le contestó la mariposa.
-¡Tú no
entiendes, porque no estás de mi lado! –gritaron ambas a la vez.
Mientras
así discutían, una crecida las tapó a ambas con agua y piedras.
-Ni es
mejor cambiar ni es mejor permanecer. Siempre somos diferentes y siempre somos
el mismo. Tú lo sabes, hermano. Y por eso, como yo, callas cuando hay que
callar y suenas cuando hay que sonar. –le dijo el río al viento.
Fede Caivano
Qué buen final, Fede! Y sí, todos lo sabemos, a veces hay que callar y a veces sonar, pero no siendo ni río ni viento, generalmente hablamos más de la cuenta y justo no nos salen palabras cuando son más necesarias. Danos una pista en tu próxima fábula!
ResponderEliminar¡Genial tu fábula Fede! Y me encantó la simbología de la moraleja final. Es una maravilla que el viento y el río también conversen.
ResponderEliminarForma y contenido. Todos los elementos se engarzan como un rompe cabeza. No hay una palabra que sobre. Es minimalista pero lleno de imágenes a la vez. Me pareció muy creativo.
Excelente Federico. Me gustó mucho. Siempre somos diferentes y siempre somos el mismo...como lo hizo Heráclito, hay que saber escuchar la sabiduría del río..
ResponderEliminarMuy buena Federico! La vida es cambio continuo y nosotros tambien. Gracias.
ResponderEliminarMuy bueno. Tanto opinar sobre la vida y, al final, la vida nos pasa por arriba. Que advenga.
ResponderEliminar¡Gracias por todos sus comentarios! Ángeles: probablemente para la V tenga otra "alegoría", aunque con otro estilo.
ResponderEliminarMuy lindo! sencillo y profundo. Y el comentario de Josep dá justo en la tecla. La vida nos pasa por arriba, nos arrastra, incluso en el momento en que tratábamos de entenderla.
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