Lydia Zubizarreta, Libre
Dame, Señor, huir de mis quimeras
Dame, Señor, querer lo que me mandes
Dame, Señor, querer lo que me mandes
Para así
querer lo que Tú quieras.
San Juan de la Cruz
En su libro, The painted veil, W. Somerset Maugham cuenta la historia de un
médico y su bonita esposa que viven en Shanghai. Son británicos y se mueven en el estrecho
círculo de personas de habla inglesa donde todo es superficialidad. Ella se llama Kitty y se enamora de un
norteamericano, también casado. Tienen
un apasionado romance. Su marido,
Walter, se entera y le plantea a Kitty su decisión de abandonar Shanghai y
dirigirse a un lugar, en el centro de China, donde una epidemia de cólera está
devastando a la población. Se siente
ofendido y defraudado y ve en este proyecto la posibilidad de realización en el
campo de su profesión de médico. Le da a
Kitty la opción de acompañarlo.
Espantada, ella se dirige a su amante, segura de sí misma y de su
relación con él. ¡Oh, engaño y
desengaño! Desentendiéndose de ella la
trata con frialdad. Sola, sin apoyo, sin
más ilusiones, ella decide emprender el viaje con su marido.
Esta historia fue aprovechada en dos
oportunidades para el cine. La primera
versión fue protagonizada nada menos que por Greta Garbo. La segunda versión, estrenada en el año 2006,
llegó a la Argentina con el título de “Del otro lado del mundo”. Antes de ver la película había tenido ocasión
de leer el libro ya que W. Somerset Maugham es uno de mis autores
preferidos. Él mismo fue médico lo que
le ha dado un conocimiento especial del ser humano como lo demuestran todos sus
escritos donde también da muestras de su visión espiritual de la vida.
Siguiendo con el relato, recuerdo el
largo viaje de Walter y Kitty hacia el corazón de China, cada uno sumido en su
mundo interior. Walter se prepara para
su nueva experiencia. Kitty dejó todo
atrás, está ante un vacío. Mira por la
ventana observando con desapego el paisaje vasto, desconocido, lejano, sumido
en la neblina. En un instante se levanta
la neblina y aparece una visión hermosa y luminosa que la emociona. Es señal de que no está encerrada en sí
misma.
Llegan a destino. El panorama es
desolador, muerte por todas partes. Vive
cerca de ellos un hombre de su misma edad, de habla inglesa, un poco
contrahecho, muy feo. Este hombre, a
pesar de su aspecto, no es desagradable.
Su mirada es pura e inteligente.
Se interesa verdaderamente por ella y surge poco a poco la amistad entre
ambos. Ella no está sola.
Walter se dedica por entero al
trabajo. Kitty se ofrece para ayudar a
las religiosas que atienden a los bebes y niños enfermos. Contra toda apariencia, con perseverancia y
voluntad, va dando pruebas de su valía.
Su vida ha dado un giro, Kitty se ha encontrado a sí misma. Walter, cuya actitud hacia ella no ha
cambiado, ni siquiera ha percibido el cambio, muere víctima del cólera.
Me fascinó esta Kitty que pudo dejar
de ser aquella mujer vana para volverse un ser humano pleno, con todo lo que
eso significa de generosidad, valentía, respeto y amor. Lo consideré muy posible, muy real, un modelo
muy deseable. ¡Poder salir del engaño de
una sociedad en la cual ella estaba inmersa por su nacimiento y su
cultura! ¡Recibir abiertamente lo que su
vida le presentaba! Todo esto significa
para mi tanta libertad, tanta amplitud del alma! Entendí que lo esencial para lograrlo había
sido ese desapego, ese dejarse llevar hacia delante sin nada que perder ni
expectativas de algo por ganar.
Lydia Zubizarreta
¡Me encantó recordar esa película con tu relato Lydia!
ResponderEliminarEsa historia es a la vez un proceso de expiación y de alumbramiento de sí misma de Kitty.
Y qué sutileza la tuya al presentarlo también como un proceso de ¨liberación", de liberación de la mentira. Aún en medio de tantas estrecheces y sufrimientos. Es una mirada muy profunda sobre el significado de la libertad.
Tu reflexión aparece como una respuesta a las "arañas" de Clemencia.
El epígrafe con que encabezás el texto ilumina el perfil místico de esa liberación.
Gracias, Marisa, sí, el epígrafe aporta la clave del texto. Hay mucho misticismo en la historia. Muchas gracias por tu apreciación.
EliminarMuy bueno Lydia. Esta idea de poder darle un tono distinto a la propia vida y en este caso hacerla más profunda. Así como el epígrafe que señala Marisa, tu acuarela también aporta a la reflexión, ¿es un Caiquén?
ResponderEliminarGracias, Angeles!!! Si: es un Cauquén! Qué bien que lo pinté reconocible!
EliminarMuy bueno Lydia, a mi me encantó la película, no leí el libro, y es tal cual como lo presentas ese cambio de Kitty, como que cuando se va pareciera que perdió todo, y eso la puso en el camino de tener todo por ganar. Y de hecho gana todo para los demás y para sí misma. Lo único por lo menos en la versión que yo vi, Walter sí ve ese cambio en ella!! Bueno, beso!!
ResponderEliminarPuede ser eso que decís de Walter, hace muchos años que leí el libro. Me encantó ese cambio de Kitty y me influenció en mi vida. Creo recordar que me dolía la indiferencia de él, que no la acompañaba en el cambio.
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