Ilustró Mario Šilar
La palabra suena un tanto desagradable, o tal vez sean los prejuicios y anticipaciones de sentido. El caso es que, aunque sea un poco larga, es como si “sonara” a lo que “significa”. Como suele poner una persona que conozco, la cadencia se ve más clara de este modo: cor na da. Tengo una nebulosa de recuerdo, de cuando era pequeño, de algo que en la tele llamaban “sanfermines”, no sabía si ello era el nombre de la ciudad, de la provincia, o vaya uno a saber de qué. Junto con la referencia a ese “nombre” solían aparecer en la pantalla enormes aglutinamientos de personas, todas vestidas de modo idéntico: atuendo blanco, pañuelo y “cinturón” rojo (en aquel tiempo no sabía que aquello era una faja). Estas multitudes corrían por calles antiguas y empedradas, apenas podían moverse y, para más “inri”, unos enormes toros, morlacos que también le dicen por aquí, sueltos y corriendo detrás o “junto” a estas simpáticas personas.
No dejaba de parecerme uno de los ejercicios más elaborados de irracionalidad eso de pretender correr delante de un animal de más de 600 kilos, más rápido en carrera que el hombre e instintivamente ordenado a la embestida hacia arriba (de ahí que se usa el término “toro” para describir a los brokers que invierten a la alza en bolsa, a diferencia del “oso”, que con su zarpazo descendente, ilustra al inversor que juega a la baja) y a la cornada. Además, en su momento también leí algunas de las censuras y condenas medievales a ese espectáculo tan legendario como típicamente ibérico: las corridas de toros. La bula “De Salutis Gregis Dominici” (1567), de San Pío V, es aleccionadora… y toda una paradoja, ya que el eje de la fiesta es celebrar al Santo del capotillo, patrón de Amiens, Lesaca y copatrón de Navarra: el morenito San Fermín. Se puede pensar que a veces no sólo los hombres viven de sus inconsecuencias, también los pueblos. En todo caso, una investigación filosófica que aborde el sentido de la tauromaquia, en el contexto de una filosofía del arte y philosophia perennis es una tarea que resta por hacer. Confío para ello en Juan Pablo.
Hubo un tiempo en que cuando llegaban los sanfermines, y casi sin darme cuenta, intentaba escapar. En mi afán intelectualizante llegué incluso a reflexionar sobre la fiesta, lo hice bajo el ampuloso título de “Sanfermines: la seductora huida del anonimato”. Yo, señorito procedente de hiper-ciudad veía en ese afán por la prenda común el anhelo de los pueblerinos, demasiado conocidos unos de otros, por perderse en la marejada de turistas y forasteros que invadían su aldea. Como de costumbre: no fui capaz de entender nada.
Los años pasaron, conocí a gente especial –Mitxel, Ainhoa y tantos otros– y ya llevo varios sanfermines vividos “en primera persona” o “desde la perspectiva del agente” (como diría uno de mis autores favoritos). Ahora, el empedrado húmedo, los guiris invadiendo la ciudad, el txupinazo, el “aroma” del kalimotxo, el Riau-Riau, la curva Mercaderes, los txistularis y dantzaris, los gigantes y cabezudos, la Jota y el “pobre de mí”, forman parte de una fauna tan singular como cercana y conocida. Y, a mi pesar, más frecuente que el añorado strudel y la potiza. La vida y sus misterios.
Mario Šilar
¡Yo por las dudas no correría delante del toro de todos modos! jajaja
ResponderEliminar¡No hiciste viajar a España por un rato Mario!
¡Gracias!¡Y a jugar al alza!
(La C nos llevó desde la ruta 40 a la altura de Chaltén -a juzgar por la foto-, Bariloche y sus cenizas, París y Pamplona. Con muchas paradas intermedias, como la del 168)
Hay algo que no me queda claro... la "primera persona" a que te referís o la perspectiva del "agente" ¿qué significan realmente? ¿Corrés delante de los toros de 600 kg? Supongo que una sana idea de contemplación filosófica te curo de semejante locura...
ResponderEliminarMuy lindo texto!
Ángeles:
ResponderEliminarEn ética se suele distinguir entre un análisis "en 3a persona", como quien mira el escenario desde afuera y un análisis "en 1a persona", es decir, desde la perspectiva del que está actuando. Si uno mira en tercera persona un desastre natural en el que mueren personas o un crimen, externamente se puede decir: "se ven tres personas muertas"; pero en primera persona en uno de los casos el drama no es sólo la gente muerta sino que, fruto de la libertad, en uno de los escenario una de las pesonas decidió convertirse en un asesino. ¿Se ve el punto?
Gracias por leer!!!
¡Seguís sin contestar la pregunta Mario!
ResponderEliminar¿Corrés o no corrés delante del toro los 7 de julio?
Bueno... yo me dije: "no entiendo si me dijo que sí o que no..." casi te escribo Marisa para ver si era yo la que se había salteado esa clase de ética y por eso no ví el punto. Igual creo que elípticamente me quizo decir que haciendo uso de su libertad decidió actuar de suicida en este drama y sí, efectivamente el toro lo corre! Veremos si llega vivo a la "l" que nos tocaría después del próximo San Fermin!
ResponderEliminarAsi que Mario, derecho viejo, ¿si o no?
No se corre sólo el siete, son seis toros, durante siete días....
ResponderEliminarYo me voy a quedar con "la vida y sus misterios"... Igual, Mario, prometo que con el próximo strudel o potica me voy a acordar de estas aventuras tuyas!!
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