Eduardo Mac Entyre, 572x578
(Ilustró Marisa Mosto)
Grita, desde lo más profundo de su propio calabozo, ahí donde nadie puede oírlo, verlo, tocarlo, sentirlo. En su soledad, ve cómo se van los colores, esos que tantos sentimientos expresaron, tantas palabras plasmaron y tantos momentos congelaron. Su rojo, el color de su alma. Definido, con furia y potencia, siempre en busca del todo, sin mirar atrás, sin pensar, solo actuar. El azul, guía y eje de todas las acciones racionales, ejemplo de centro en el camino a la paz, esa que tanto necesita, pero tan pocas veces pudo tocar. Violeta, contrapunto entre los dos anteriores, las dudas, los miedos; el generador de preguntas primarias en la falta de capacidad a la hora de elegir. Todo se vuelve gris de a poco, tragando cada rayo de luz que se cruza en su camino y volviéndolo monótono, sin vida.
Cada color representa un momento de su vida, un minuto en su día, un segundo en su razón, esas idas y vueltas donde las creencias se mezclan y convergen en ríos sin evolución, en claro camino recto al peor de los lugares.
Nacen en lo más profundo del concepto, donde las letras se unen, donde todo inicia. El sabe a cada paso como retenerlos, los ama y disfruta, no los puede dejar ir. Son parte del todo, ese “todo” que arma su realidad. Esa que tanto disfruta a cada segundo, en cada latido, suspiro a suspiro. El segundo de reflexión donde la visual cobra valor, cada rincón encuentra su sentido, las sombras se diferencian de la luz y la complementan, el aire se congela, deteniendo el tiempo. En ese instante todo se vuelve claro, en cada átomo de esas visuales hay un color. El es color; es parte de todo y todo es parte de el.
Ariel, me maravilla que en algún punto tu texto tiene "sintonía" con "clorofila". Es como si un huracán hubiera atravesado el mundo enredando los colores, empujándolos a nuevas constelaciones vitales que tienen más que ver con la percepción del instante fugaz que con la identidad que permanece. O más bien son los intantes que han ido forjando la identidad.
ResponderEliminarMe parece que este grupo además de ser filosófico es filocromático... cuántas cosas interesantes con el tema de los colores. Supongo, Ariel, que así como hay distintos colores en la sucesión de nuestra vida podríamos atravesarla buscando sostén en ellos; algo así como una cromoterapia. También me hace recordar que Trubetskoi habló de una "Filosofía en colores" en sus análisis sobre la iconografía rusa.
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