El 4 de octubre de 2009, a eso de las siete
menos cuarto de la mañana, recogí el diario.
Una nota me informaba que el día anterior
había fallecido el señor Parrotta, el canillita del barrio cuyo nombre sólo ese
día supe.
Decía
además la nota: En homenaje a sus cincuenta años de trabajo honrado, su familia
realizará el reparto con normalidad.
Ese día, en el laburo, las cosas me salieron
mucho mejor.
Marcelo Gobbi
El Sr. Parrotta, murió y nació en tu vida el mismo día.
ResponderEliminarA mí también ahora que me lo contás me dan ganas de dejar alguna huella en algún lado antes de irme.
Muy bueno Marcelo. Una estrella para iluminar nuestro oficio de trabajadores y un ejemplo para una comuidad con los valores cruzados. Amor al oficio, honradez y responsabilidad: no es tan dificil!
ResponderEliminarQué capacidad para decir tanto con tanta simpleza (en el mejor de los sentidos), profundidad y belleza. Yo también me contagio y me "regenero" con estos renglones, Marcelo. Me vendría bien leerlos a la mañana, antes de salir a laburar, en esos días en que uno no anda con tantas ganas... ¡Se agradece!
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