viernes, 14 de octubre de 2011

Chasquido (Nicolás Balero Reche)

Claude Monet, Distintos efectos de la luz sobre la Catedral de Roune, 1982-1984 (Ilust. blog)



¿Cuánto dura el sonido que emiten los dedos mayor y pulgar al apretarse tanto que necesitan resbalarse para continuar su camino? Obviamente, si primero logramos aquél ruido seco, cosa que es don de unos pocos. Pero entonces, ¿cuánto dura? Tal vez pueda llegar a medir exactamente el tiempo en milésimas de segundo que tardo desde que junto los dedos y hago fuerza opuesta, hasta que se esfuma el ruido; pero qué pasa si yo cada vez que hago el chasquido digo, “ahora”, “ahora” como intentado atrapar el ahora dentro de los límites de un chasquido. Si el chasquido es la representación del ahora en el sentido de que un simple ruido casi inmensurable divide lo que ya quedó atrás y a lo cual nunca podré volver, de lo que todavía no llegó y estoy a tiempo de cambiar; ¿puede medirse? No. Tan sólo puedo decir que existe UN chasquido, como puedo decir que existe UN ahora pero no tiene duración temporal, aunque a veces le doy una connotación circunstancial y entonces mi “ahora” pasa a tener medida: mi ahora es estar escribiendo, o estar viajando en colectivo volviendo a casa, o estar viviendo este día que ya está terminando, o más acotado, este chasquido que acabo de hacer  que fue mi ahora recién, porque ya no lo es (cada vez que digo ahora, sueno los dedos produciendo el chasquido: la señora que está sentada al lado mío me preguntó de qué canción estaba tratando de sacar el ritmo; a lo que le respondí, “No señora, estoy filosofando” e inmediatamente se cambió de asiento con cara de susto).
Entonces el chasquido también puedo medirlo temporalmente en el sentido circunstancial, por ejemplo de la duración del sonido, pero en cierto punto siempre será UN chasquido. Pero si decimos que no puedo medirlo ¿existe el ahora? Sí, ahora; pero ya no. Claro, ahora hay otro ahora; y ahora otro; y ahora otro. ¿O es el mismo? Este chasquido es distinto del que hice recién. ¿Duró lo mismo? Sí, un chasquido. ¿Cómo no va a existir el chasquido que estoy haciendo? Sin embargo la mente me hace dudar, cómo va a existir algo que no tiene duración, ¿el ahora existe en sí o es simplemente una noción lógica para separar lo pasado de lo futuro?
Y sin embargo, ¿cómo no va a existir?, o sea, ¿cuántas cosas pasan en un chasquido? ¡Así como así, un chasquido se lleva infinitas cosas consigo! Una muerte, una idea, una certeza,  una concepción, una elección, un sentimiento. Y claro, ¿cuánto dura el momento exacto de la muerte? Es decir, ¿cuánto dura el chasquido exacto, el ahora, el momento justo entre no saber y pasar a saber? Puede haber enfermedad antes de la muerte, pensamiento y deliberación antes de una idea, antes de una decisión; pero a pesar de que puede verse como un proceso, el momento exacto de cambio, aquél chasquido, ¿quién puede medirlo? Es lo mismo que decir que mi ahora es este viaje en colectivo: puedo decir que un sentimiento se fue gestando, pero cuál es el momento exacto en que deja de ser un “estar en proceso de gestación” a “estar en mí este sentimiento”.
Y sin embargo estas cosas surgieron en algún momento temporal porque somos seres temporales, pero volvemos a lo mismo ¿cuánto duró ese momento? No lo puedo medir. Otra vez la paradoja: está en el tiempo pero no está cargado de tiempo. Tal vez sea porque en cierto punto no tienen tiempo estas cosas que se lleva un chasquido, por eso rondan lo divino. Una certeza por ejemplo, es a-temporal y eso implica que no está atada a los límites de finitud que pone el tiempo al hombre. El ahora, el momento de certeza, el chasquido es como un punto en una recta, sirve simplemente de división, pero en el fondo son infinitos puntos los que forman la recta,  así el hombre está abierto a tener infinitas certezas que no dependen de nuestro yo temporal, sino que van más allá del tiempo. Esos chasquidos causantes de infinitas decisiones, certezas, verdades, sentimientos nos hacen ver (en un chasquido valga la redundancia) lo divino e infinito de nuestro ser mientras estamos inmersos en este vida temporal.
Entonces si la certeza, la elección, el sentir no está atado a los límites del tiempo, la persona está en potencia de recibir infinitas, por ejemplo certezas, a-temporales ¿cómo la muerte temporal va a coartar esta potencia infinita? ¿Cómo lo imperfecto va a coartar algo perfecto? Como si borrar del pizarrón parte de la recta dibujada cambiara la cantidad de puntos que la forman lógicamente.
Un chasquido nos hace vivir cierta percepción de la inmortalidad, de nuestra parte divina. En un chasquido tocamos el alma.


Nicolás Balero Reche

4 comentarios:

  1. Ufff.... Sé que quiero comentar, pero no sé qué... Dijiste demasiado. La verdad que me encantó Nico!
    Creás muchas imágenes que explican a la perfección lo que, creo, intentás decir. Me quedo con muchas frases, pero sobre todo con la última "en un chasquido tocamos el alma".
    Muchas gracias!
    Besos

    ResponderEliminar
  2. ¡Me encantó muchísimo el planteo! Desde el punto de vista físico-experimental, podemos medir la duración que tuvo el chasquido que ya no existe o, más bien, la duración en "su ahora" ya fenecido. Ahora bien, un dato experimental así, ¿para qué sirve? - Agrego un concepto de E. Komar respecto del presente: es meramente el fluir del futuro hacia el pasado...

    ResponderEliminar
  3. Me tomo la libertad de completar un poquito la idea Estanislao con palabras de Komar "El devenir no es mero devenir puro, mera sucesión de momentos de cambio, sino un desplegarse de algo que en sí permanece. (...) el devenir es el cambio y la permanencia, el quedar y el pasar, jamás se dá uno sin el otro." El tiempo humano, p. 128

    Por otro lado. ¿El tiempo no es una "idea", algo que existe sólo en la mente? Eso aprendí de otro gran profesor mío, Ernique Bolzán. El tiempo es el número del movimiento. Lo real son los seres finitos en devenir. Los seres que "duran", la duración (de "durities") de los seres.
    Y volviendo a Komar: "...la conciencia temporal nos llena de humildad, es conciencia de finitud, somos limitados (...) La temporalidad jamás permite una "posesión total, perfecta y simultánea" como decía Boecio, (...) es decir una posesión que es propia de un ser extratemporal (...) Pero nosotros siempre queremos llegar a eso, es decir, siempre tendemos a la eternidad..." (Ibid., 151)

    ¡Muy agustiniano tu texto Nico!
    La mano del que siempre Es sosteniendo el instante de los seres en la duración.

    ResponderEliminar
  4. Iba a comentar casi lo mismo que Sofi... Ufff... Muy buen texto, muy buen análisis. Me gustó mucho. Yo me quedo con la idea esta de intentar capturar el ahora en un chasquido, intentar captar el instante y a la vez esa sensación de impotencia, de ver que por más que intentemos no lo podemos atrapar ni medir. Habrá que aceptar que somos seres que fluyen en una infinita sucesión de ahoras.

    ResponderEliminar