Curiosamente el español tiene una coincidencia con un idioma muy dispar: el inglés. Y esa coincidencia es cómo suena la “ch”.
Alemanes y franceses la pronuncian como nuestra “ye”, aunque los teutones también como “j”. Los italianos, por su parte, resuelven el sonido chocante y chisporroteante de la “ch” en ciertas variantes de la “c” combinada con las vocales.
Y mientras los sajones la usan para pronunciar palabras como choice o Chadwick; nosotros usamos la “ch” para palabras más populares y criollas como chaparrón o cacharro o también para otras voces provenientes de la rica herencia folklórica, rural y aborígen de nuestras tierras. Pues bien, esta vez, quería hablar de una de estas palabras, que a falta de una… ¡tiene dos “ch”!
¡CHALCHALERO!
Chalchalero viene de chal-chal. Chal-chal es un arbusto muy común en el norte argentino con un fruto parecido al de la mora negra y como todo arbusto, tiene su pajarito que merodea sus ramas, picando aquí y allá sus drupas, manchándose con el morado jugo frutal. Así, el pajarito, folklóricamente fue llamado chalchalero. Mezcla de marrón, rojizo y blanco, de elegante porte y gran canto al amanecer. Parecido al zorzal de nuestros pagos.
¡Chalchalero! ¡Qué lindas estas historias de tierra adentro! En ellas se presenta la sabiduría popular, distinguida con la sencilla característica de la observación atenta y repleta de asombro. La filosofía realista de la gente común. También contiene el sabor de la vida simple presente en el vino y el encuentro con el hermano.
¡Chalchalero! ¡Si hasta una zamba te han dedicado! Y el conjunto folklórico más famoso te ha hecho famoso a vos, pajarito cantor. Qué lindo que nuestra música se afinque en las pequeñas cosas del campo y en la tradición oral que va desde las manos añosas y las voces gastadas a los vírgenes oídos juveniles.
¡Chalchalero! Qué lindo que el silbido del pájaro –como el silbido de la zamba- nos emocione y nos recuerde que nuestra vida está ahí, para ser vivida, sacándole a las cosas todo el jugo sabroso que tienen para darnos, como el chalchalero lo hace con el chal-chal que se queda manchado por ir al fondo de la fruta con su pico.
Diría casi que el chalchalero es un profeta de la “ch” porque creo que nuestra vida debe sonar fuerte, estridente y chispeante como la “ch” y como el cantar de este pajarito en medio de las serranías norteñas.
¡Chalchalero! Huele a asado y a chimi-churri para el choripan. Suena a guitarreada campera al crepitar de un fogón. Se siente como comunidad, como abrazo fraterno, como mirada en la que se resuelven todas las diferencias con un amistoso mate desinteresado.
¡Chalchalero! Seguí cantando pajarito humilde, seguí cantando.
Ignacio Leonetti
¡Gracias Ignacio! No sabía absolutamente nada de todo lo que contás de la historia del chalchalero. Lo único que conocía era el grupo folklórico... y de nombre. ¡Cuánta ignorancia!
ResponderEliminar¡Y con qué entusiasmo lo contás!
Aquí les pongo un link para conocer al homenajeado:
http://martazabaleta.blogspot.com/2008/09/gracias-la-vida-pjaros-argentinos-2.html
Todo un viaje al norte tu texto con su música y sus paisajes.
Ignacio me gustó mucho tu texto describiendo el folklore como expresión del amor por nuestra tierra y de una justa definición de ella: "la filosofía realista de la gente común."
ResponderEliminarAl igual que Marisa no tenía conocimiento de lo que era el Chalchalero, tan sólo al grupo..... GRACIAS!
Me gustó mucho por la gracia con que lo contó y jugaste, Ignacio, con la ch, además de instruirme sobre el chal chal y el pajarito chalchalero. Lydia
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