http://www.dnaindia.com/world/1837481/report-mahatma-gandhi-s-blood-to-be-auctioned-in-london-on-tuesday
De entre las varias acepciones de esta palabra la que más
está difundida es la relacionada con acciones forzadas, bajo coacción,
impuestas por otros… para someter, explotar e incluso eliminar vidas. Es lo
diametralmente opuesto al transcurrir natural – fruto de la libre voluntad de
las personas y del respeto del prójimo como ser libre, actuando según su
conciencia. Los procesos naturales conducen hacia lo que uno debe ser – por
naturaleza, valga la redundancia – de manera armoniosa y en tiempo debido.
Según el relato bíblico, la
violencia ya se había instalado en la primer familia y se concretó, luego, en
el primer crimen y fratricidio de la humanidad, al matar Caín a su hermano Abel
- por celos y envidia. Cuenta, además, la Biblia que luego toda la descendencia
de Caín - los cainitas – cobró fama de violenta y terminó siendo fuente
de numerosísimas desgracias y tragedias en ese mundo originario. Según parece,
la violencia trascendió en tiempo a la estirpe cainita y se naturalizó en la
historia de la humanidad – tanto, que esta última suele ser contada según el
hilo conductor de guerras, conquistas, avasallamientos, esclavitudes,
exterminios… hasta nuestros días en que, incluso, la estamos endiosando bajo
muy distintas formas e ideologías.
Ante todo, se pretende quitarle vigencia a lo natural y fundamental en el ser humano que es el ansia por
Aceptada aquélla, todas las demás formas de
violencia cobran justificación y su coexistencia es sólo cuestión de
situaciones de hecho, de negociaciones o acuerdos, o de luchas entre fuertes y
más fuertes para repartirse la ”plaza”. Así, está la violencia institucional,
de facciones, de grupos de poder – grandes o pequeños, políticos, económicos,
culturales, partidarios, etc.; y también de individuos, cómo uno – en su
pequeño mundo. Lamentablemente, todos somos propensos al pecado. Cada vez que
le sucumbimos, de alguna manera, ejercemos violencia, puesto que ésta consiste
en contravenir y pervertir el orden natural. Si nos sentimos inermes para
luchar contra aquellas grandes (y patentes) formas de violencia y destrucción,
quizás sí nos sintamos en condiciones de combatir nuestras propias y personales
formas de violencia mediante el uso del antídoto más apropiado: el amor al
prójimo. Y el mundo mejorará al menos un poquito – aunque sea en nuestro propio
entorno, no más. Vale la pena intentarlo, ¿no?
Me parece oportuno concluir con una
referencia al “Antiviolencia” por antonomasia, Mahatma Gandhi, según lo citado
en facebook por cierta Elisabeth Reynosa, así:
“Le preguntaron a Mahatma Gandhi cuales
eran los factores que destruyen al ser humano. Tranquilo y sereno respondió así:
"La Política sin principios, el
Placer sin compromiso, la Riqueza sin trabajo, la Sabiduría sin carácter, los
Negocios sin moral, la Ciencia sin humanidad y la Oración sin caridad.”
¡La violencia! - Es para pensarlo… ¿no?
Estanislao Zuzek
"Ojo por ojo y el mundo se quedará ciego" decía Gandhi también.
ResponderEliminarMuy interesante su reflexión Estanislao.
Tan interesante como utópica, en el buen sentido de la palabra. Utopía como "el hacia dónde" que puede iluminar el presente y a la vez hace ruborizar a nuestra debilidad por la distancia que nos queda por recorrer.
MUY BUENO!!!!
ResponderEliminarORACION SIN CARIDAD. NO SOLO GOLPEARSE EL PECHO Y ENARBOLAR BANDERAS.
MAX H.
Muy lindo Estanislao! también utópica en el sentido de eu-topos y no sólo de u-topos. El "buen lugar" hacia donde queremos llegar. Si no tuviéramos estos ejemplos (Gandhi, la madre teresa) más difícil aún sería abogar por la no-violencia, por suerte son argumentos irrefutables en su simplicidad y evidencia!
ResponderEliminarA los tres, muchas gracias por los comentarios!
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