http://www.psicofxp.com/forums/manualidades.198/560069-moldes-de-munecas-de-trapo.html (Ilust Blog)
Tiempo de mar y de vacaciones. Había caído la tarde y, ya en la
casa, jugábamos con Ariadna, mi hija de cinco años. Cómo disfrutaba
acomodando una y otra vez sus muñecos de trapo. De repente una de las mascotas
–no recuerdo si conejo o perro- se descosió apenas en uno de los ángulos. Ella
la levantó con estupor. El relleno granulado se derramaba a la vez que el
muñeco se desinflaba quedando exánime.
Ariadna miró la tela aplastada de su bebé, se miró la panza y
levantó los ojos buscándome. Una ráfaga de desconcierto y miedo ensombreció su
cara. El abismo se abrió también para mí. ¿Estaremos hechos de vacío, de humo?
¿Hay algo detrás de las máscaras, de las pieles, de las palabras? ¿Un rumor,
una luz, un rastro de vida?
Aquella tarde sentí con extraña intensidad la impotencia de mi
abrazo de madre. Palpé la distancia que puede abrirse entre las personas,
también entre uno y uno mismo.
Quizá Ariadna tan niña empezaba a asomarse a la conciencia de su
finitud. Paradójicamente, casi en el mismo momento, pude ver en sus ojos
un deseo, una confianza de tener consistencia propia.
Volvió a mirarme y me entregó el muñeco para curarlo. Finalmente
se resignó a que se le vieran las costuras. A la noche revisamos los juguetes
uno a uno y contamos los cuentos de siempre.
Mimi B.
Mimi,me gusto mucho,muchas gracias
ResponderEliminar¡Qué bien lo contás Mimi!
ResponderEliminarPude sentir la desazón de ese momento y su ser puente a todos esos abismos que parecían poder abrirse tras las máscaras, las palabras, las personas, uno mismo. La absoluta incerteza que atraviesa nuestras pequeñas certezas.
Y ese curar "lo que se puede curar" como salida me dio mucha ternura. ¿Qué otra cosa podríamos hacer?
Me encantó, "el abismo se abrió también para mí". A veces las verdades más hondas nos llegan a modo de epifanía, nos quiebran en dos, en los detalles más simples y cotidianos. Me gustó mucho cómo lo contás, madre e hija creciendo a la par. Hermoso texto.
ResponderEliminar"Palpé la distancia que puede abrirse entre las personas, también entre uno y uno mismo."
ResponderEliminarMe gustó mucho Mimi!
Quizás crecer también sea ese distanciarse, ir aprendiendo cómo las cosas se rompen...
Pero también que se puede curar, aunque se vean las costuras.
Lindísimo! Sigo emocionada.... (pero no creo que el abrazo de madre sea para nada impotente, al contrario)!!
ResponderEliminarQué buen relato, Mimí! Y eso de no ser más que "vacío" me aterró un poco!
ResponderEliminarQue bueno Mimi! me emocionó.Gracias
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