http://garzamorasanisidro.blogspot.com.ar/2011/08/sobre-la-garza-mora.html
Sólo puedo decir que esa laguna inmensa con aquel
cielo casi infinito me impresionó tanto como las aves que ahí volaban. Eran las últimas horas de una tarde calma,
con un cielo estático, tormentoso. Si se
miraba hacia el sur el color era plano e intenso, entre gris y azul. Hacia el norte las nubes de formas barrocas
dejaban pasar la luz clara, amarillenta.
Los sonidos, tenues, eran de cantos de pájaros, de alguna rama movida o
de una zambullida y los círculos en el agua.
En el Iberá la naturaleza vive como en los tiempos
primitivos. Nada hace sospechar la
presencia de nuestro siglo: máquinas y motores, multitudes y música
electrónica. Se siente la paz primordial.
La línea de flotación divide el mundo en dos. Los jacarés, lentos, parecen querer estar tanto
en el de arriba como en el de abajo.
En la orilla están los ciervos comiendo. Es el ciervo más grande de América. Se ven carpinchos por donde se mire. Algunos, nadando, van y vienen entre los
jacarés. A dos pasos de ahí el Chajá
llama a su compañero, quiere abandonar el nido para ir en busca de comida. Más allá dos Chajás, uno mirando a la
izquierda el otro a la derecha, en perfecta simetría, parecen un elemento de
art nouveau. En aquella rama dos aves,
un Martín Pescador y una Garza Mora, que a pesar de sus diferencias coinciden
en el punto de observación. Las Garcitas
Blancas vuelan sin parar, aprovechan la vastedad del espacio. Una Garza Blanca acaba de aterrizar y está
parada en una sola pata.
El momento es maravilloso. No es sólo la belleza. Es que se está dentro de la gran obra de la
creación y su diversidad.
Esa noche mientras recordaba el momento mágico me
sorprende el sonido de un aleteo sobre mi cabeza. Pienso en algún pájaro que se posó en el
techo y toma vuelo. Imagino las blancas
alas de una cigüeña o de una garza. Pero
no, el vuelo no se produce afuera, sino en la habitación cerrada. ¡Es un negro murciélago dando giros! Otra vez la creación y su diversidad. El razonamiento no alcanza: el miedo es más
fuerte. Salgo volando a pedir
ayuda. No podría haberme sentido más
ridícula, ni más fuera de lugar. ¿Es que
no hago parte de la cadena ecológica?
Lydia Zubizarreta