"Que el álamo tenga hoy hojas
doradas...." Lydia
Zubizarreta
¿Dónde está el hombre que sepa estimar el tiempo, y apreciar el día?
Séneca
Cartas a
Lucilio -1
Si el tiempo no
son los minutos que se miden, ¿cómo se lo puede pensar?
Sé que está tan
unido a mi vida como el tallo a esta rosa, como esta nube a la atmósfera.
El tiempo es un
consuelo y también una amenaza. Una
alegría y una nostalgia.
Mi tiempo es
solo mío y lo defiendo de intrusos.
Cuando comparto contigo mi tiempo es un don que te hago. Mi tiempo y el tuyo se unen, se potencian, se
concretan, y logran lo que antes no se podía ni prever.
El otro tiempo,
aquél que no comparto y se queda conmigo, es tan sutil, tan débil. ¡Llega a mí con tanta delicadeza! Mi consciencia se alegra al recibirlo. Se reciben mutuamente bajo la misma consigna:
libertad. En cuanto algo más surge se
retira discreto. No puede, en general,
compartir. Sin embargo sé que está
siempre cerca. Algunas noches ha
convertido mi vigilia en descanso. Me
invadió, también, en momentos fuertes, dramáticos, fuerte él también,
fortaleciéndome con su presencia.
Tengo un gran
respeto por el tiempo. Hace que un niño
se vaya convirtiendo en hombre. Que el
manzano pase de la flor a la fruta. Que
el álamo tenga hoy hojas doradas. Amo el
cambio que nos trae realización y renovación.
A veces, cuando
el lago está quieto, sin viento, cuando parece que el tiempo se para, me invade
esa melancolía de querer un presente que dure, que esté, que no pase. Siento vértigo, sé que no lo
soportaría. Necesito que este tiempo no sea
infinito. Necesito que su toque sea
leve, efímero.
El tiempo
pertenece a la música. Nota por
nota. También a la poesía. Sílaba por sílaba. También al pensamiento. No diría lo mismo del sentimiento.
Es maestro de
paciencia y de esperanza. De humildad y
de fe.
Es una cuestión
tan cotidiana que no percibimos claramente su importancia.
Citando a
Séneca: “Nuestro error es no ver la muerte sino delante, cuando en gran parte
la tenemos detrás.”
Lydia Zubizarreta
Qué linda meditación Lydia. Hoy el tiempo es tan agresivo y urgente que tus palabras parecerían estar hablando más del "no tiempo", como de la suspensión, y no de esa realidad que nos envuelve en unos torbellinos agotadores. Pero no me costó imaginar que debés tener el privilegio de vivir un tiempo más verdadero que el de la mayoría. La mención del álamo con sus hojas doradas "hoy" me encantó! duran tan poco esas hojas otoñales que es tan lindo pescarlas!
ResponderEliminarQue lindo lo que escribiste Lydia! me encantó! transmite paz y esperanza. A mi tambien me gusta el tiempo disfrutado con lo que traiga de regalo.
ResponderEliminarGracias.
¡Qué sacudón ese final Lydia!
ResponderEliminarMe dio escalofrío pensar en todo lo que ya no volverá y todo lo que ya no podrá llegar a ser porque no fue.
Pero tu álamo dorado hoy, me hace pensar en la belleza de lo efímero que debe su belleza también a su carácter efímero. Y es por la conciencia de ese carácter creo por lo que el tiempo pasa a ser un tesoro tan celosamente cuidado por vos. Y al parecer es mutuo. Por momentos el tiempo que describís parece ser una persona o ¿vos misma?
Qué maravillosos comentarios! Muchas gracias a Angeles, Marcela y Marisa!
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