En un improvisado recreo los docentes compartían
opiniones. Qué los pibes tienen otra lógica, que entramos en la era
tecnológica, que pin, que pan. Los comentarios tenían un aire de
predicador: dogmáticos y escatológicos. Sin ser un alumno sentado en sus
pupitres ni un vejete asustado ante un accidental “Desea guardar los cambios
efectuados en el Documento 1” creo que puedo dar mi opinión. En rigor,
tecnología hubo siempre, más o menos rudimentaria. Puede que hoy, su función
facilitadora, se aplica para operaciones estrictamente humanas y por momentos
despersonaliza. Pero la tecnología está asida al destino del hombre y no puede
dejar de ser humana. Si el hombre se escuda u oculta detrás de ella, habla más
del hombre que de la tecnología.
La tensión entre una generación que nace tecnologizada
es algo que se da hoy y se dará mañana, es la incomprensión eterna de un padre
ante un hijo que vive otra cultura. También es verdad que esa zanja que divide
una generación de otra cada vez es más estrecha, y hoy son los hermanos mayores
los que no comprenden a sus menores. Pero hay aprendizajes que pueden superar
la diferencia de lógicas y modos de aprender: los afectos. Es lo primero que un
alumno puede aprender y leer en los gestos de un profesor: que quiere su
trabajo y tiene fe en sus alumnos.
La entrada en la era digital de muchas realidades
es un hecho que se dará como decían Séneca nolente trahunt (y a los que
no los arrastra). Sin fatalismo y con prudencia, como quien acepta un desafío,
hay que introducirse en la era digital. Recordando que seguirá siendo necesario
leer varias páginas sin dibujitos para entender y escribir en un blog así. No
sé, me parece.
Santiago Caride
¡Bienvenido Santiago! ¡Qué bueno tenerte con esta reflexión tan concisa y sensata!
ResponderEliminarA mi me ha facilitado muchísimo la tarea la tecnología. Pero es cierto que tiene sus peligros de esclavizar y "limitar horizontes". Quizás mi generación es una bien intermedia porque conoció "la vida sin computadora" y se supo adaptar a los cambios sin divinizarlos o relativizando su protagonismo.
A mi me maravilla la capacidad de "abrir puertas" de la tecnología.
Pero lo que más comparto de tu texto es ese lenguaje de los afectos que reclamas para la docencia. Creo que es el más fecundo en eso de abrir puertas porque uno allí se pude convertir en verdadero puente entre dos amores: el alumno y el mundo que ha explorado y participar además de la fiesta de ese encuentro.
Santiago bienvenido!! me gusto lo que pones, yo soy de la generacion que crecimos sin tecnologia y tuvimos que aprender a lo golpes por lo menos lo basico.Sigo pensando que adentro de los aparatos infernales hay enanitos que hacen el trabajo, JAJA, pero coincido plenamente que el que se dedica a enseñar,y le pasa lo que a mi,debe aceptar el desafio y ser (con tecnologia o sin ella) para sus alumnos maestros de la vida y ejemplo y eso se logra con vocacion y con amor.
ResponderEliminarGracias
¡Va cayendo gente al baile! Bienvenido, Santi, qué bueno verte (leerte) por acá.
ResponderEliminarLo que traés es una cuestión muy cierta y muy importante. Me pasó de tener las mismas discusiones en la Sala de Profesores (ahora que ya doy clases). Lo interesante es que yo, generacionalmente, estoy mucho más cerca de mis alumnos que de los demás profesores, entonces se dan discusiones muy ricas.
Desde lo práctico, creo que hoy los chicos trabajan mejor rodeados de tecnología. Por ejemplo: hacen la tarea en la computadora, mientras escuchan una canción, chatean con un compañero, en el medio revisaron y respondieron un mail, etc. etc., y sin que el trabajo final sea de menor calidad (en general). Dialogando con mi hermano menor (4 años ya es una generación) también conversamos de esto: los chicos, si no están así estimulados, se aburren; trabajan mejor haciendo varias cosas que una sola. Si solo escuchan al profesor, se pierden, dejan de prestar atención. Cuando en el medio mandan un mensaje, trabajan con la computadora, buscan información en el celular, etc., se mantienen estimulados y despiertos, incluso para escuchar al profesor. Además: hoy, por ejemplo, uno de los chicos leía el "Discurso del Método" de Descartes en su celular, y lo había conseguido gratis. ¡Eso hay que aprovecharlo!
Ahora bien, como educadores no solo tenemos que acompañar a los pibes en su mundo, sino también poder enseñarles lo que su mundo no les enseña; en esto, creo que también tenemos que mostrarles las "virtudes" que podían tener las generaciones anteriores, y que no se dan en ellos; en eso trabajarán los profesores viejos.
Y coincido con lo de Marisa que destaca tu último punto, y con esto de convertirse en puentes. Creo que saber aprovechar las tecnologías puede tener que ver con hacer un puente por el que ellos puedan cruzar, qué sé yo.
¡Nuevamente bienvenido, y gracias por traer el tema!
Yo también amo a Séneca y lo cito en mi "Tiempo".
ResponderEliminarMuy directa tu forma de expresarte, me gustó.