Tango Milonguero, Diego Manuel
Vibra la sangre, abejón
de encaprichado ritmo.
Un encendido diálogo
prende en tu mano
la música honda que
a mi cuna,
luz traía.
Tibia rechina la queja
que no es queja
macho y hembra caminan
piel a piel,
repentinos.
Vibra la sangre, abejón
de encaprichado ritmo.
Porque el alma baila
y en tus ojos germina
un zarandeo
y al fin
un fundirse infinito.
Guadalupe Wimpheimer
¡Muy bueno, Guadalupe! En pocas palabras, has captado la expresión del tango como pasión, arte y actitud.
ResponderEliminarQué lindo texto! Me parece fabulosa la metáfora del "abejón de encaprichado ritmo" para plasmar el espíritu del tango.
ResponderEliminarGracias Guadalupe!
¡Muy bueno Wimpi! Comparto lo que dicen Ignacio y Héctor.
ResponderEliminarPasión, arte, actitud del tango y la metáfora del abejón que repetís dos veces. Te imagino recitándolo con voz arrabalera, poniendo el acento en esa imagen, el abejón que hace vibrar la sangre. Todo eso me trajo a la cabeza algo así como la "dimensión" teatral de tango. Un juego de seducción, una lucha fingida, la eterna búsqueda del varón por la mujer y de la mujer por el varón, hecha música, sentencia y baile.
EXCELENTE. MUY BUENO> TE FELICITO GUADA.
ResponderEliminarTE FALTA RECITARLO, JAJAJA
MAX HUNICKEN
Muy bueno y muy tanguero, Wimpy.
ResponderEliminarLo que sí, te devuelvo un comentario que me hiciste una vez sobre mis poesías, sobre eso de terminarlas con "palabras grandes"; descoloca un poco por cómo viene antes; pero eso quizá es cuestión de gustos.
De todas maneras insisto: ¡genial y envidiable!