Manos a la obra, con las manos en la masa
Arrancó la M. Y para presentarla echamos mano a un texto que teníamos guardado con mucho cariño en nuestra cajita de los recuerdos. Fue escrito hace muchos años por una querida profesora de latín de la UCA, Sara Alonso Dopico, alias MAGISTRA. Magistra escribió este discurso "a tres voces" a propósito de una fiesta de despedida de los alumnos del último año de la carrera de Filosofía.
Podría titularse MANOS.
¡Nuestro recuerdo para esa gran profesora que nos hacía reír en sus clases de latín, incluso los sábados de 8 a 10 de la mañana!¿No es poco, no? Considerando que además aprendíamos tanto con ella que en unos meses ya nos encontrabamos traduciendo como por milagro.
"1ro.
Estimadísimos profesores, con orgullo bien ganado venimos a explicar nuestra
celebérrima Gran-tesis-Gran que nos permitirá pasar a la posteridad.
2do. Durante 10
años investigamos siguiendo las normas que ustedes nos han dado. Sí, este
trabajo se lo debemos y dedicamos a ustedes.
3ro. Primera
norma: el escrito debe ser coherente y adecuarse a la realidad. Segunda norma
de origen magistral: los antiguos No eran deficientes mentales: razonaban muy
bien. En la traducción y solo en ella puede haber disparates. Tercera norma: no
apartarse de la ló-gi-ca y sus re-glas.
2do. El tema de
nuestro estudio ha sido un pequeño
pueblo de la Atlántida, a orillas del Argenti Rivus cuya civilización aún no ha
sido suficientemente estudiada.
1rro. Esto es
comprensible porque sólo se han encontrado trozos de sus papeles pero ninguna
obra concreta. Pero con esos trozos hemos reconstruido los pensamientos y las
costumbres de esta extraña sociedad (con
desprecio) si así se la puede llamar.
3ro. Con asombro
hemos encontrado que el centro de toda su vida es ¡¡¡¡la mano!!!! Así los argentini
consideraban que el universo se refleja en las palmas de sus manos y dedicaron
siglos y siglos a estudiar sus rayas,
signos y expresividad.
2do. (Doctoral) A tal punto que todo saber lo comparaban con
sus manos y de un sabio –a criterio de ellos- decían: “conoce esa cuestión como
la palma de su mano”.
1ro. Estas palabras equivalían a decir que tenía summa cum laude (rápido). Pero no sólo en orden al conocimiento se valoraba la mano;
también se la consideraba el centro del amor, de la amistad, de la generosidad
y sus contrarios: la ira, la avaricia, la mentira. Era el origen de las
pasiones. Los movimientos de la mano tenían valoración ética, no la mano misma.
3ro. Primero la
mano como sede del amor. Hemos encontrado una frase es-cla-re-ce-do-ra. “El
enamorado pidió la mano de su hija y sonriendo el padre se la diiiióóóó.
1ro. Analicemos:
1) esta ceremonia era previa al casamiento 2) sin duda era un rito sagrado y tenido en alto valor y el padre no
vacilaba en DAR ¡oigan bien! DAR la mano de su propia hija; (acota) el novio, sin duda, debía
conservar esa mano toda la vida o mientras durara el matrimonio.
2do. 3) Esta
ceremonia se realizaba de manera incruenta o por fanatismo religioso porque la
joven se privaba de su mano con gusto y aún ¡sonriendo! Conclusión: Era,
indudablemente, una sociedad estancada en una época muy primitiva.
3ro. La pregunta
es ¿si no se casaba había que devolver la mano? ¿O el novio podía guardar la
mano y tener dos o tres manos de distintas novias? Este punto aún queda en la
oscuridad. Será tema para otra investigación.
2do. “Dar la mano” no sólo se hacía en la ceremonia
matrimonial. Una persona le podía pedir a un amigo “que «le
eche» o «le de» una mano” cuando tenía necesidad.
1ro. Además
cuando dos personas se encontraban se “daban la mano”, es decir, hacían
intercambio según lo expresa la frase de una rara canción llamada “tangus”:
“mano a mano hemos quedado”.
3ro. Es lícito
deducir que los argentini no mostraban interés en tener las dos manos iguales.
Una podía ser grande y la otra pequeña; una de un color, y la otra, de otro.
1ro. Que era
fácil perder la mano se comprueba por carteles que se ponían en las vías con la
consigna “Conserve su mano”.
3ro. Pero lo insólito
es que otros carteles indicaban “Cambio de mano” ¿Tenían manos de repuesto que
llevaban en una bolsa, se quitaban y cambiaban? Aún no tenemos respuesta.
2da. Que tenían
varias manos está probado porque al vender los productos se aclaraba si eran de
primera, segunda o tercera mano de acuerdo con la que se usaba para
elaborarlos.
1ro. Hemos
hablado de connotaciones éticas de las manos. No residen en ellas mismas sino
en los gestos que se hacían. Así “tener mano abierta” significaba generosidad y
cerrada, avaricia.
3ro. Se habla de
“buena y mala mano” de una manera extraña: tener buena o mala mano para una
parrillada, por ejemplo. ¡¡¡¡La comida adquiría un contenido ético otorgado por
las manos!!!!
2do. Para juzgar
a alguien se decía “tiene la mano limpia o sucia”. Lo peor: ¡meter la mano en la lata! Se consideraba un
acto profano. El metal era considerado ¡¡¡demoníaco!!!
3ro. La mano
tenía papel preponderante en la educación pues ésta podía ser “con mano blanda
o mano dura”. Sin duda en el último caso los maestros las cubrían con cemento
antes de enseñar. Y en el caso de blanda, con alguna crema suavizante. Queda
claro que el medio para educar era la mano y no la palabra.
2do. La mano podía tener distinto tamaño según cómo
se usara; ante un mendigo se podía “alargar la mano” para ayudarlo. Y Lo
contrario era achicarla.
1ro. Se manifestaba la ira por “alzar o levantar la
mano” pero si un policía detenía un ladrón decía “Arriba las manos”. ¡Qué
contradicción! Quizás el castigo era que se enojara con él mismo por portarse
mal…. (meditando) …rara educación.
2do. Había
distintas clases de manos. Los albañiles tenían una mano de arena y otra de
cal. Los carpinteros una mano de cola y otra de barniz. Los pintores tenían
más: dos o tres manos de pintura o de esmalte y las lavanderas “una mano de
jabón”. Es decir, la mano era del mismo elemento que usaban.
3ro. La desesperación se expresaba llevándose las
manos a la cabeza. Y cuando se peleaban
“se iban de manos”. Como el verbo ir
indica movimiento, significa que tenían que caminar apoyados en las
manos ¡Incomprensible!
1ro. Tenían un
juego en que intercalaban figuras. Al comenzar a darlas una persona decía “yo
doy esta mano” Y para finalizar el juego “esta es la última mano”. ¡¡¡Apostaba
su propia mano!!!
2do. No siempre la mano era la extremidad del
antebrazo pues se indicaba que alguien era pobre diciendo “tiene una mano
adelante y otra atrás”
3ro. ¿Qué se
deduce de todo esto? Los argentini eran bárbaros; no sabían expresarse con
palabras; su lenguaje era por medio de las manos a las que daban un valor
extraordinario o ínfimo.
1ro. Pertenecían a un estadio anterior a la edad de
piedra o de metal. Sí, señores ¡Hemos descubierto la edad MANUAL!
2do. ¡La Edad de la Mano como centro
intelectual, ético y social!
3ro. Este
descubrimiento abre nuevas perspectivas históricas y gracias a nuestro ingenio,
¡entraremos en la inmortalidad!
1ro. ¡Sólo nos falta el summa cum laude que ustedes nos otorgarán! Porque creemos que
ustedes reconocerán en nosotros la obra maestra de su labor docente.
Todos: ¡Somos sus clones! ¡Los profesores del futuro!"
Magistra Magistrarum! Cuánto aprendí de esta gran maestra: su tenacidad, ese espíritu tan estoico latino y su amor por la lengua latina hizo que al día de hoy, la tenga presente. Tal ha sido mi aventura con esta lengua que durante tres años, enseñé latín, jaa! Y el texto de las manos, me parece que fue de 1999, en la casa de los Barber Soler en Bella Vista con los postres de la mamá de Guillo que deslumbraban, jaa!
ResponderEliminarClaro, imaginate, si desde los 9 años me mueve en este ambiente, ¿cómo no iba a ser un suculento filósofo? Jajaja.
EliminarY coincido con lo de los postres. Estoy intentando aprender algunos... Algún día armo una "postreada".
¡Gracias Héctor por el dato!
ResponderEliminarNo sabía que lo habían leido ese día. Yo lo escuché en una fiesta de fin de año en la facultad pero no me acuerdo cuándo. Si me acuerdo que fue una relectura.
El que nos pasó el texto fue Martín Susnik. ¡Gracias por eso Martín!
Me encantó. Por desopilante, ingenioso y por ilustrar la riqueza de un idioma en sus giros cotidianos. Gracias!
ResponderEliminarMe encantó!! Muy divertido e ingenioso.
ResponderEliminar¡Genia! Qué hermoso recuerdo tengo de "Sara Alonso Dopico", tal su nombre documentado, aunque para nosotros siempre será Magistra, nada más y nada menos.
ResponderEliminarConfirmo el dato de Héctor, fue en lo de Barber Soler. Tuve el honor de ser uno de los "locutores", junto a Marcela Inda y, creo, Francisco Bastitta. Aplausos para la Magistra inolvidable.
Sí, y Magistra, desde atrás, escuchando y verificando que todo sea leído a la perfección. Se podía ver inclusive sus labios moverse un poco mientras, ustedes lo leían, jaa! Y todo eso lo acompañaba, fumándose sus puchos esos blancos extra largos que no sé si eran Viceroy, ja! Inolvidable!
Eliminar¡Muy buena onda! Qué honor haber sido anfitrión de semejante despliegue de comedia académica, ¡y eso encima sin siquiera darme cuenta!
Eliminar"Prodesse et Delectare". Y vaya si lo logró. ¡Lo que nos hemos divertido en sus clases!
ResponderEliminarEnseñó mucho más que el Latín.-