Mis M (Marcela Lopez)

 
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Mis siete hijos son los mayores regalos de Dios.
Intenté siempre ser para ellos una buena "maestra", a pesar de mis carencias y mis límites.

Pero hoy, con un buen trecho del camino andado, mirando hacia atrás, me doy cuenta que desde el principio las cosas fueron al revés, de ellos y con ellos aprendí de todo un poco, de lo práctico por ejemplo a ser mamá, profesora, sicóloga, enfermera y etc.  etc., (también bruja, tirana y mucho más, jajaja ), y están las cosas que no se ven, porque van directo al alma, las verdaderas enseñanzas.

Creo que en este aspecto, para todos los que de una u otra manera nos dedicamos, de corazón, a educar y a ayudar a crecer  en cualquier ámbito de la vida, la mayor satisfacción y el mayor orgullo nos invade cuando nos damos cuenta que, el alumno logra superar al maestro.

Y a mí me pasa ésto con mis hijos, han crecido, van madurando, tienen muchas virtudes y también defectos, pero van haciendo su camino , dejando sus huellas y cada uno desde su originalidad, se convirtió en mi "maestro" de "materias" esenciales en las que sobresale.

Siempre me sorprende la genialidad de la pedagogía de Dios, las cosas que hace para educarnos... (nadie mejor que ÉL, sabe con los bueyes que ara y qué hacer para lograrlo).

Por eso, que es tanto, les agradezco a cada una de mis M,  las "lecciones"  dadas con generosidad:

A Milagros: por su sensibilidad, fidelidad y amor.

A Marcos: por su fortaleza, templanza y amor.

A Mateo: por su sensatez, realismo y amor.

A Matías: por su coraje, humor y amor.

A María: por su alegría, sentido de justicia y amor.

A Maximiliano: por su optimismo, paz y amor.

A Manuela: por su tenacidad, compañía y amor.

                                                                                                                                           Marcela Lopez