Giotto, Noli me tangere
Mendigos de presencias
de silencios
de miradas
de escucha
de caricias
de palabras
de pasos que acompañen
Sedientos
Podemos estar
y callar
Tenemos ojos
y oídos
y manos
y una boca para hablar
y dos piernas para acompañar
¿Y acaso no hay arroyos, ríos,
lagos y no llueve a cada rato?
Marisa Mosto
Me gustó mucho todo el poema. «Hay mayor felicidad en dar que en recibir», interpreto en el contrapunto, ¿no? Sin embargo, uno parece elegir, muchas veces, en seguir siendo mendigo y sediento. Lo que me pregunto es si uno ELIGE o hay una condición natural de INDIGENTE.
ResponderEliminar¡Gracias Héctor!
EliminarMi intención era mostrar lo paradójico de la situación. La posibilidad de una mutua correspondencia y el obstinado aislamiento.
Por eso las columnas enfrentadas y la imagen de Magdalena. No quise presentar ninguna "solución", simplemente el desconcierto.
Creo que es la primera poesía que leo de vos Marisa y me sorprendiste. (Bah!, pensándolo bien qué me puede sorprender viniendo de vos!) Muy simple y agradable... Y muy original lo de la disposición espacial enfrentada de las estrofas para "hacer zoom" sobre el contrapunto... Beso grande!
ResponderEliminar¡Se ve que no abriste el último archivo que te mande! Jaja.
EliminarDe todos modos yo no lo llamaría poesía. No creo que lo sea. Se parece más a uno de tus queridos cuadros sinópticos que a una poesía.
¡Gracias Claudio!
A mí me provocó algo así como: es verdad! ¿cómo no me di cuenta? pero se ve que la columna sedienta es un pozo sin fondo... nos atrae y nos quedamos pegada a ella!
ResponderEliminarSí, sí. Algo anda mal....
EliminarAlgo similar a lo que vos decis y en relación a este tema me pasó cuando lei "Eros y Civilización" de Marcuse. Allí dice que la tecnología que ya ha desarrollado el ser humano haría posible que todos en el mundo tuviéramos las necesidades básicas satisfechas y ademas pudiéramos trabajar menos.
¡Qué planteo, Marisa!¡Cala hondo!Entiendo que la estructura de su poesía nos hace formar parte de la primera persona plural en la segunda estrofa que nos (me) interpela: Eres capaz de sacrificar tu persona para dársela - aunque sea una partecita y un ratito - al mendicante que pide tu atención y no una limosna dineraria, con la cual nos sacamos de encima un cargo de conciencia por haber ayudado a paliar una necesidad "básica material" de un menesteroso. Pero aun en este caso, la limosna representa parte de mis medios de subsistencia que he ganado honestamente por haber dedicado previamente atención y esfuerzos en alguna tarea para ganarlos; algo de mí. Digamos, sería como una forma diferida e indirecta de donarme a ese prójimo, el mendicante.En definitiva, la dádiva material o dineraria termina siendo contabilizable y, en última instancia, puede ser compensada por acciones ulteriores o, sencillamente, adscrita a 'pérdidas irrecuperables' - y punto!. Pero, en el fondo, ello implica "dar de lo suyo"; pero no el "dar de sí" y de compartirse con el prójimo. Y me parece que el objetivo de su poesía sería inducirnos a eso, ¿no? Finalmente, el mendigar genuino por parte del que lo hace presupone humildad (rebajarse) frente al donante. Por lo visto, es más ingrato el pedir que el dar - que es gratificante. Invirtiendo los términos: ¿No es, por lo tanto, mayor la generosidad del mendicante que la del donante, al que el primero le brinda la posibilidad de ser magnánime y gratificado por su propia acción?
ResponderEliminarFinalmente, a la luz de "no hay mejor amigo que el que da su vida por sus semejantes" las dos estrofas confluyen en una sola: pedir y dar(se) incondicionalmente y... agradecer(se) mutuamente.
Gracias Estanislao por su reflexión.
EliminarSí, creo que sí, que en última instancia todos somos ricos e indigentes.
Muy lindo Marisa!
ResponderEliminarMe gusta mucho el espejo que desarrollás incluso en la forma de escribir este poema.
Me movió a pensar que somos mendigos y a la vez tenemos tantas cosas para dar y recibir.
Para pensar eso, no?
Que lindo lo que escribiste, es la forma simple pero tan profunda, que me llega al alma. Somos todos mendigos de tantas cosas, las que nos faltan y las que tenemos y no siempre damos.
ResponderEliminarGracias
Me encantó. Uno siempre se centra quizás en lo que le falta pero como contrapones en el poema a una caricia le corresponde una mano, a la necesidad de un silencio, la capacidad de callar,a las ausencias las presencias, y así con todo lo que dijiste. Como que está en nuestras manos acabar con la indigencia ajena y en los demás satisfacer las nuestras, y sin embargo tantas veces falta, o no nos animamos, o simplemente no pensamos en nuestra capacidad de llenar esos espacios y en facilidad con la que muchos de los nuestros serían llenados si dejáramos al otro entrar. Lo primero que pensé cuando lo leí fue en una película que vi el otro día, que dicho sea de paso no me pareció muy buena, pero que en una parte dice que siempre debemos decir Gracias, e inmediatamente después de agradecer hay que decir "más, por favor". Pedir, expresar esa necesidad también es importante. Porque es fácil quedarse con que nos faltan un montón de cosas, sensaciones, personas, sufriéndolas, pero hay que pedir, decir haría falta esto, reclamar, con amabilidad por supuesto, `pero expresar ese deseo o necesidad. No callarlo.
ResponderEliminar¡Gracias Ignacio, Marcela; Teresita por sus comentarios! En alguna medida han hecho ese "movimiento circular" o de "ida y vuelta" que pide y hace posible la vida.
ResponderEliminarA mi también me encantó la poesía de Marisa! La vi como algo bastante abstracto, aunque toca a la esencia del ser humano, tanto el sentir que uno "necesita", como el darse cuenta de que uno tiene tanto! Muy linda la ilustración de Giotto. Beso,
ResponderEliminarMe impresiona la capacidad de Marisa para decir algo tan profundo y certero, de manera tan simple, tan directa, tan sin vueltas. Me causa mucha admiración, porque intuyo que hay que tener las cosas muy claras y muy bien masticadas para lograr resumirlo tan bien, y estoy seguro de que esa claridad es patrimonio de la mirada de la que Marisa es capaz con tanta evidencia.
ResponderEliminarSi la "simplicidad" es uno de los atributos de Dios, siempre creí que por efecto de la participación las cosas deben ser en el fondo "simples también", aunque nuestra mirada tienda a complicarlas. Cuanto más se interna uno en estos temas, más descubre que las cosas son simples - lo digo yo, que carezco de la capacidad de internarme tan profundo, y aún así he podido intuir eso. Esa misma simplicidad es la que vos, Marisa, supiste plasmar y con la que me veo, una vez más, interpelado e invitado a seguir tu recorrido. Una vez más, lo que vos sabés transmitir es alimento para este sediento amigo tuyo. Y me cae la ficha, finalmente... como en esas conversaciones en las que un amigo te dice "la justa". Y para colmo de bienes, te la dice en forma de pregunta, obligándote a verlo con tus propios ojos.
Adhiero cien por ciento a tu comentario Martín, por eso próximamente lanzaremos el flamante club de fans de esta extraordinaria profesora y pensadora que es nuestra querida Marisa!
EliminarLa sabiduría, la belleza y la simpleza que encierran los textos de Marisa no son fruto de la casualidad ni de lo que una carrera universitaria te puede enseñar. Son años de estudio, lectura, escritura, pero mucho más que eso de contemplación y profunda observación de la realidad, mezclado todo con una espiritualidad profunda y de continuo crecimiento, porque el suyo es un 'humanismo' hecho 'carne' y hecho 'hechos'.
Ya se lo dije a ella: no es una profesora de filosofía más, es una filósofa que ha llegado a una síntesis original de pensar y sentir, con un fondo tomista-agustinista-komariano, pero en franca apertura y lúcido diálogo con el neomarxismo, la posmodernidad y todas las manifestaciones de la cultura actual (sabido es que es maestra en analizar o interpretar una película, un cuadro, una poesía).
Un abrazo!
¡Muchísimas gracias a los dos!
EliminarPero me hacen ruborizar, ¿no será mucho? Se ve que han tenido malas experiencias con profesores jaja N.R.S.V.P