(Ilust. Vero Gatti)
“Todo espíritu profundo necesita una máscara: aún más, en torno a todo
espíritu profundo va creciendo una máscara, gracias a la interpretación
constantemente falsa, es decir, superficial, de toda palabra, de todo paso, de toda señal de vida que él da”
(F. Nietzsche, Más allá del bien y del
mal, 40)
Disculpe, Federico, pero debo
discutirle una palabra: ¿necesita?
¿Acaso podemos decir que un espíritu profundo “necesite” una máscara?
Este fragmento me hizo pensar en
nuestra circunstancia hoy en día. Creo que es cierto que en torno al
intelectual o a la persona que busca una profundidad mayor, se va formando una
máscara.
Pero, ¿qué entendemos por
máscara? Es algo puesto sobre lo que es
verdaderamente, para que parezca un
ser diferente. Es algo que ridiculiza algunas veces. Otras tantas, esconde.
Siempre, impide ver.
En un mundo donde la velocidad y
el cambio dominan, el espíritu profundo lleva un ritmo incomprendido, nadie
puede creer que pregunte, que cuestione y se cuestione. Y la pregunta molesta,
porque frente a la superficialidad exige una vuelta interior y, a su vez, una
trascendentalidad para hallar una respuesta. Entonces, ¿necesita máscara? Más
bien parece ser algo que le es colocado.
Sin embargo, muchas veces es él
mismo quien se pone esa máscara. Es una máscara de temor no sólo frente al
mundo, al que le incomoda su presencia, sino frente a sí mismo.
Hoy en día, en el que el hombre
domina el “mundo de las cosas”, se sorprende de su interioridad. Cuando un
espíritu profundo comienza a explorar estos terrenos íntimos, pero a su vez
tantas veces desconocidos, puede sentir miedo y por ello empezar él mismo a
formar esa máscara para enfrentar al mundo.
¿Necesita una máscara? Justamente
lo contrario, “necesita” quitar la máscara. Detrás del prósopon, hay persona. El espíritu profundo precisa descubrir su
interioridad y, desenmascarado, ir hacia lo que lo trasciende. Ir no a un mundo
superficial, sino a una realidad que se ve invadida por una superficialidad que
no le es esencial. La necesidad del espíritu profundo es redescubrir también lo
profundidad de la realidad, y eso podrá hacerlo si sale al encuentro de lo otro
y del otro con su rostro verdadero, pues es el rostro (y en esto remito a la
idea de Lévinas), el que exige una respuesta.
Mechi Palavecino
Me parece que en el mundo de la imagen, de la velocidad, de las relaciones líquidas, donde todo cambia cada día y a cada hora, esa máscara del espíritu profundo se torna un poco necesaria. Casi como una adaptación para sobrevivir. Dolina hablaba en uno de sus cuentos de las imposturas y hablaba de los que son como monedas de oro bañadas en plata. Me imagino así a esos espíritus profundos con necesidad de máscaras. Sobre todo cuando Fede -estamos entre amigos- dice "en torno a todo espíritu profundo va creciendo una máscara, gracias a la interpretación constantemente falsa, es decir, superficial, de toda palabra, de todo paso, de toda señal de vida que él da". Creo que la máscara es casi inevitable cuando un espíritu profundo vive en una sociedad de lo llano.
ResponderEliminarPerdón, me fui por las ramas, muy buen texto!!
Hay algo que no me cierra, Mechi y María.
ResponderEliminarYo creo que la mirada profunda fortalece. Y la búsqueda de profundidad e intimidad es adversa a la máscara.
Hay algo de desdén "por la plebe" en esa afirmación de la necesidad de la máscara que es típicamente nietzscheano. Y la mirada Nietzsche refleja abismos que nadie gusta contemplar sin filtro: "No hay más que un solo mundo y éste es falso, cruel, seductor y sin sentido. Un mundo semejante es el mundo verdadero. Nosotros tenemos necesidad de la mentira para alcanzar la victoria sobre esta "verdad" o sea para vivir (...) El hecho de que la mentira sea necesaria para vivir form parte de este terrible y enigmático caracter de la existencia." (Voluntad de poder aforismo 848)
Puestas así las cosas se entiende que la vida se plantee en términos de antagonismo.
Muy lindo texto. Da para pensar mucho. Mi postura al respecto es más cercana a la fenomenología tal vez; creo que hay que reconocer la bondad o el valor de esa máscara en cuanto tal. Dejo esta cita de Ortega que siempre me gustó y creo viene al caso:
ResponderEliminar“Desconocer que cada cosa tiene su propia condición y no la que nosotros queremos exigirle es, a mi juicio, el verdadero pecado capital, que yo llamo pecado cordial, por tomar su oriundez de la falta de amor. Nada hay tan ilícito como empequeñecer el mundo por medio de nuestras manías y cegueras, disminuir la realidad, suprimir imaginariamente pedazos de lo que es. Esto acontece cuando se pide a lo profundo que se presente de la misma manera que lo superficial. No; hay cosas que presentan de sí mismas lo estrictamente necesario para que nos percatemos de que ellas están dentro ocultas.”
Entiendo a lo que apuntas Fede, pero me parece que la mascara tiene un aspecto de ocultamiento y otro de falsificación.
EliminarY por otro lado creo que Mechi se refiere también a la máscara en relación al sujeto. A un sujeto que se proteje de la superficialidad e incomprensión de los otros.
Esto es lo que entendí, quizás estoy entendiendo mal.
Me encantó la cita Fede. Igual me parece que se refiere más a nuestra tendencia a querer encasillar y definir cosas profundas como si fueran más simples de lo que son, y no a máscaras autoimpuestas por cada sujeto para esconderse de su mirada. Serían unas máscaras más naturales e inevitables las que describe Ortega, no es que las tengamos sino que el otro nos mira como si la tuviéramos, por que es más fácil...
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