Diego
Rivera, Niños pidiendo posada.
PALABRAS EN LA NOCHE:
Creo que tenía 13 años. Increíblemente
ya tenía conciencia de uno de los conflictos más difíciles que atravesaba mi
vida y aún hoy la sigue complicando. Entré a la Catedral de San Isidro la noche
de Vigilia Pascual buscando sin saber qué, tal vez sólo poder hablar de lo que
nunca se habla. Hoy después de casi 30 años, en los tiempos difíciles, sigo
recordando y citándome para mí misma aquellas palabras que iluminaron no sólo
mi joven confusión, sino toda mi vida adulta.
LUCES EN EL
CAMINO:
Desde ese día
supe qué es la sensatez, el sentido común, el compromiso con el otro y la
experiencia de lo humano. Sin grandilocuencias y sin abstracciones; con un sagrado respeto por el sentido de toda
vida y el misterio de la libertad. A lo largo de estos años volví a
encontrarme, en momentos espaciados por la distancia, con el sacerdote devenido
obispo, siempre pastor, comprensivo y de una inmensa sabiduría.
PALABRAS EN LA
NOCHE:
Estas ya no
comunican y no se percibe ningún destello. Demasiadas palabras que sólo
denuncian, acusan, señalan. Alguien que siguió, acechó, espió, husmeó,
registró. Seguramente una de las cucarachas del planeta de Ferrari. Lo que
pertenece a la intimidad y a la conciencia personal está en boca de todos,
publicado y comentado. Cierto mundo y cierta gente definitivamente ya no me
gustan. La oscuridad es más negra que la noche.
Sin
embargo la luz me sigue llegando, como siempre, desde el mismo rostro amigo,
aquél que desde mis 13 años me cuenta de la comprensión, del perdón, de la
esperanza.
.
Ángeles Smart
Bariloche,
julio del 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario